Por Daniel Xodo

La frase nos recuerda la fugacidad de los logros y glorias de la vida humana sin considerar cuán elevados o amplios puedan ser.

Incluso es frecuente encontrarla inscrita en alguna obra de arte renacentista o barroca de carácter escatológico.

El origen puede remontarse a una obra clásica del pensamiento católico la Imitación de Cristo de Tomás de Kempis (1380-1471), en la que aparece la frase "O quam cito transit gloria mundi" -Imitación de Cristo 1, 3, 6-, "Oh, cuán rápido pasa la gloria del mundo").

Pero la realidad que materializó plenamente la frase podemos encontrarla en la vida del Papa Alejandro V, elegido en Pisa en 1409, dado que fue usada por primera vez (según se cree) en su coronación formal.

Como consecuencia de la residencia de los papas en Aviñon, la Iglesia Católica sufría las vicisitudes del Cisma de Occidente (1378-1417) y coexistían dos papas que a su vez tenían fidelidad de distintas coronas, sus países y respectivos cardenales.

Benedicto XIII (de origen español), elegido en Aviñon que era parte de los estados pontificios, contaba con el apoyo de Aragón, Castilla, Sicilia y Escocia, pero Francia y naciones de su órbita se le oponían, en parte por su origen y en parte por su carácter, decisiones impopulares y no sumisión a la corona francesa.

Gregorio XII había sido electo en Roma, pero con la condición expresa y ratificada de que abdicaría si lo hacía Benedicto XIII para hacer lugar a la unificación de las jerarquías eclesiásticas.

“Hay dos capitanes en el barco, quienes están combatiendo y contradiciéndose entre sí”, se diría en el Concilio de París en 1406.

Tanto Benedicto XIII como Gregorio XII enuncian su vocación de abdicar y permitir así la normalización de la situación, pero ninguno toma decisiones conducentes a lograrlo.

Ante esta situación, se reúnen los cardenales en Pisa y considerando que ambos papas eran cismáticos y privilegiaban sus propios intereses, eligen a Alejandro V.

Aún hoy hay controversia respecto a la legitimidad de la elección dado que, entre otras objeciones, revocaban la anterior de Gregorio XII.

La Iglesia tiene ahora tres papas, Benedicto XIII, Gregorio XII y Alejandro V. Pero el pontificado de Alejandro dura sólo diez meses –uno de los más breves de la historia-, durante los cuales intentó infructuosamente ser reconocido como el único y verdadero Papa.

Los acontecimientos hacían realidad la frase “Sic transit gloria mundi” que, según los registros de la época, fue empleada en su coronación.

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Así pasa la gloria del mundo: “Sic transit gloria mundi”