Por Daniel Xodo

(Tomás Mejía, militar mejicano, 1820-1847)

Hay circunstancias en la historia que han generado frases, de orden moral, político, sociológico, económico o simplemente hechas desde una perspectiva histórica, que son aleccionadoras o al menos interesantes de conocer. Sin embargo, las hay también hilarantes –a pesar del momento dramático- que han quedado en la memoria reflejando caracteres o actitudes notables ante la vida.

Las aspiraciones independentistas y la evolución hacia la república en México, tuvieron en el siglo XIX, luchas entre bandos liberales y conservadores, agigantadas por la intervención de Francia, EE.UU., España e Inglaterra, que apoyaban a unos u otros según sus ambiciones, las deudas por cobrar o los intereses geopolíticos y económicos. Esto inserto en un ambiente de total disparidad de ideas de los mejicanos sobre la organización deseable. ¿República, monarquía, imperio ?

Luego de décadas en las que se transita por un régimen imperial y otros como república, la deuda impaga es el motivo de intervención de España, Inglaterra y Francia. Esta última invade y toma la capital, obligando al gobierno de B. Juárez a refugiarse en el norte. Francia induce la elección de Maximiliano de Habsburgo como emperador.

La derrota progresiva de los franceses hace que salgan de México, pero Maximiliano se niega a dejarlo y resiste. Los historiadores coinciden en que, a pesar de su estilo de vida propio de tiempos mejores, intentó un gobierno progresista , conciliar intereses y resolver conflictos estabilizando la nación.

Junto a él luchó Tomás Mejia. De origen indio y humilde, que habíase ganado su rango de general peleando -en distintos bandos- casi toda su vida y guardaba gran afecto por Maximiliano I.

Derrotados en Querétaro, fueron condenados a muerte. Maximiliano mantuvo en el trance una gran presencia de ánimo y hasta regaló unas monedas de oro a los soldados que lo fusilarían. A Tomás le dieron la posibilidad de huir, pero fiel al emperador prefirió morir con él.

Cuentan que en los momentos previos a la ejecución escuchan un clarín y Maximiliano le pregunta si es el anuncio del fusilamiento, a lo cual Tomás le responde: “No lo sé, Majestad, es la primera vez que me fusilan”.

Indudablemente, tomaron su situación con dignidad admirable.

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“No lo sé Majestad, es la primera vez que me fusilan”