Por Daniel Xodo

(Frase que caracterizó al Absolutismo Ilustrado)

Poco antes de la Revolución Francesa, –y también durante algunos años en su inicio– hubo reinados en Europa que modificaron en cierta forma los regímenes despóticos que los precedieron.

Los conceptos que se resumían en la famosa frase de Luis XIV “El estado soy yo”, fueron alcanzados por las ideas filosóficas de lo que se conoció como “La Ilustración”, que no suponían un cambio en las relaciones de poder, pero que promovían el bienestar del pueblo y daban a los monarcas la responsabilidad de velar por sus condiciones de vida.

Descartes, Kant, Voltaire, Montesquieu y Rousseau, entre otros, señalaban la necesidad de cambios para lograr progresos materiales y morales que llevaran la sociedad a una vida feliz, sacándola de las condiciones paupérrimas en que vivía la mayoría de las personas.

Catalina II de Rusia, Carlos III de España, Federico II de Prusia, José II de Austria e incluso, el posteriormente guillotinado Luis XVI fueron reyes que representaron lo que posteriormente se llamó el Absolutismo Ilustrado. No resignaban su poder, pero en alguna medida ampliaban la participación de la burguesía en relación a la nobleza tradicional. Y se erigían en promotores de los cambios necesarios para el progreso que no podían someter a la voluntad popular porque no los entendería.

Algunos tenían inquietudes intelectuales infrecuentes en los reyes. Federico II escribía, componía música, tocaba la flauta traversa, le daba sus escritos a Voltaire para que los corrigiera; Catalina II escribía cuentos, ensayos, historia; José II encargó obras a Mozart y Beethoven y fue conocido como “el Rey de la Música”; en cambio Carlos III prefería dedicarse a la caza, lo que hacía diariamente luego de tratar los asuntos de Estado, pero todos ellos promovieron las ciencias, la cultura y la educación.

La reacción de los madrileños contra las necesarias reformas edilicias y sanitarias de Carlos III ante una ciudad sucia y maloliente quizá justificarían la frase que se le atribuye "mis vasallos son como los niños, que lloran cuando se les lava y peina", y también el origen del título “Tout pour le peuple, rien par le peuple” (“Todo para el pueblo, nada por el pueblo”) que ha sido castellanizada como “Todo para el pueblo, pero sin el pueblo . . .”.

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“Todo para el pueblo, pero sin el pueblo...”