La nueva conquista espacial y los secretos del cosmos
El licenciado Diego Bagú, astrónomo y un gran difusor de la astronomía, conocido por su didáctica forma de comunicar, nos ofreció una fascinante mirada al presente y futuro de la exploración espacial, destacando cómo los avances tecnológicos están redefiniendo nuestra comprensión del cosmos y preparando al ser humano para convertirse en una especie interplanetaria.
Bagú, quien se confiesa continuamente sorprendido por los descubrimientos astronómicos, enfatizó que la astronomía es "la ciencia más moderna y más antigua al mismo tiempo", ya que desde tiempos inmemoriales ha sido clave para el desarrollo de la civilización, y hoy en día requiere de la más alta tecnología para estudiar el universo. Un dato impactante que reveló es que, a pesar de los avances, el 95% del universo es desconocido, un hecho que genera "vértigo y adrenalina" entre los científicos.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailUno de los hallazgos más recientes que está capturando la atención de la comunidad científica es el descubrimiento de objetos interestelares, cuerpos celestes que no forman parte de nuestro sistema solar y que provienen de otros lugares de la galaxia. El más reciente de ellos, llamado 3I/Atlas, es una "especie de roca, un cometa, de 20 km de diámetro" que se dirige hacia nuestro "barrio", el sistema solar. Aunque pasará lejos de la Tierra, entre las órbitas de Marte y Júpiter, su paso en septiembre y octubre permitirá una observación más detallada. Bagú lamentó que, por ahora, es muy difícil preparar una misión para tomar una muestra de estos objetos, a pesar de que "obtener un pedacito de eso sería uno de los tesoros más grandes de la humanidad". Estos descubrimientos son posibles gracias a la tecnología avanzada, mejores telescopios e instrumentos, y el impacto crucial de la inteligencia artificial (IA) en el análisis de información.
El astrónomo también se refirió a la "nueva era espacial", marcada por una "nueva carrera espacial entre Estados Unidos y China" para regresar a la Luna. Esta vez, el objetivo no es solo alcanzar un hito geopolítico, como lo fue el programa Apolo, sino establecer colonias permanentes y, eventualmente, llegar a Marte. La presencia del sector privado está impulsando avances sin precedentes, logrando cosas que incluso las agencias espaciales estatales no habían podido. Según Bagú, veremos al ser humano caminar en la Luna en "tres o cuatro años", y en "15 o 20 años" se estará pensando en un viaje a Marte. Esto significará que la humanidad se convertirá en una "especie literalmente interplanetaria", viviendo en la Tierra, la Luna y quizás en Marte simultáneamente.
Respecto a la Luna, Bagú adelantó que la misión Artemis 3 de Estados Unidos será la primera de descenso lunar. Las estancias en la Luna serán de "pocos días" inicialmente, pero la idea es establecer módulos y domos para una permanencia mucho más prolongada, ya que se buscará ir para no regresar "en términos de presencia humana". Un factor clave para estas colonias es la presencia de hielo de agua en el Polo Sur lunar, una región a la que tanto Estados Unidos como China planean dirigirse. El agua es fundamental no solo para el consumo de los astronautas y el cultivo de alimentos, sino también para generar oxígeno e incluso combustible para los cohetes.
Sobre la adaptación humana a otros cuerpos celestes, Bagú explicó que, si bien el cuerpo puede "aguantar" la menor gravedad lunar (una sexta parte de la terrestre), los astronautas deberán realizar ejercicios constantes para mitigar los efectos negativos, como la pérdida de masa muscular y la aceleración de la osteoporosis, especialmente en mujeres. A largo plazo, la adaptación requerirá "siglos" y se podría ver la evolución del cuerpo humano con el nacimiento del primer ser humano en la Luna o Marte, quien, según el astrónomo, sería un "marciano" si naciera en el planeta rojo. Incluso, Bagú planteó la teoría de la panspermia, que sugiere que la vida en la Tierra podría tener un "origen marciano" debido al intercambio de material entre planetas en los inicios del sistema solar. Por ello, la búsqueda de microorganismos en Marte es uno de los mayores desafíos, ya que encontrar ADN similar a la vida terrestre sería "el descubrimiento más grande de la historia de la humanidad".
Finalmente, el astrónomo abordó la compleja cuestión de la delimitación de territorios en la Luna. A pesar de tratados internacionales como el de “Uso Pacífico del Espacio”, Bagú es realista: "quien llegue primero va a ser quien imponga las leyes", ya sea Estados Unidos o China, pues una potencia mundial no le "va a andar preguntando a Naciones Unidas". Esto, según él, promete un espectáculo geopolítico sobre cómo "se van a distribuir esos lugares" y los recursos.
Para concluir, Bagú hizo una fuerte crítica a la "postverdad", un fenómeno que considera "peligroso" y que "hace perder los marcos de referencia". Subrayó que, si bien "todos tenemos la libertad de opinar", "no todas las opiniones tienen el mismo valor". Criticó duramente a aquellos que, sin fundamento, cuestionan verdades científicas establecidas, como la forma de la Tierra o la importancia de las vacunas, comparándolos con alguien que discute con un cardiocirujano sobre cómo operar un corazón. Para el astrónomo, el peligro radica en reemplazar el método científico con dogmas, lo que impide un debate constructivo y la llegada a conclusiones basadas en el conocimiento.