A 23 años de la muerte de Walter Olmos: la trágica historia del sucesor de Rodrigo
Un repaso por la meteórica carrera de "La Locomotora" de Catamarca y la trágica madrugada que puso fin a su vida.

Hace 23 años, la madrugada del 8 de septiembre de 2002, el mundo de la música tropical se detuvo con una noticia trágica: la muerte de Walter Olmos, el joven catamarqueño que había sido bautizado como "la locomotora". Aquel chico que lustraba zapatos en la plaza central de su provincia para ayudar a su numerosa familia, había llegado al éxito a una velocidad vertiginosa, pero su ímpetu se transformó en vértigo y un final lleno de interrogantes.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailSu carrera, que había despegado tras la trágica muerte de Rodrigo Bueno, fue una mezcla de talento desbordante y presiones de la industria. Su disco "A pura sangre" alcanzó el Disco de Platino en pocas semanas y lo llevó al legendario Luna Park, un sueño cumplido. Sin embargo, su madre, Noemí del Valle Nieto, reveló años después que Walter sentía un gran peso sobre sus hombros. "Me decía que no paraba de trabajar, que estaba cansado y que podía pasarle algo parecido a lo de Rodrigo", confesó.
La última noche: un juego mortal
El sábado 7 de septiembre de 2002, Olmos llegó a un residencial en Buenos Aires. El ambiente era de risas y bromas, hasta que el cantante apareció con una pistola Bersa calibre 22 que le había regalado un amigo. Bromeando, apuntó el arma a sus músicos y luego a su propia sien, convencido de que estaba "trabada". Pero con el cargador puesto, el juego se volvió mortal. El disparo sonó a las 00:10 del 8 de septiembre, acabando con su vida.
La justicia cerró la causa como un "accidente fatal", pero su padre, Bartolomé, siempre aseguró que había una "mano negra" y señaló a "la mafia de la bailanta" como responsable. La trágica muerte de Olmos, al igual que la de Rodrigo, expuso la cara más oscura de la industria musical de la época, marcada por rivalidades y el consumo de drogas.
El adiós de un ídolo y un legado inconcluso
El velatorio de Walter Olmos fue multitudinario y caótico, con miles de fanáticos cantando sus canciones y despidiendo a su ídolo. Entre la multitud, su madre, devastada, repetía: "Él me decía que tenía miedo de no llegar a viejo".
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