Del sótano al streaming global: el gran momento de Ariel Staltari
El actor que fue Walter en Okupas y Samuel en Agotados vive uno de los momentos más intensos de su carrera. Con 40 personajes en escena y una pluma clave detrás de la serie más ambiciosa de la Argentina, habla de precarización, arte y el oficio de actuar.

Ariel Staltari no olvida sus orígenes ni pierde el humor ácido que lo caracteriza. Aunque hoy brilla como protagonista en Agotados, en plena calle Corrientes, y como coguionista de El Eternauta, la megaproducción de Netflix que reinterpreta un clásico de la ciencia ficción argentina, el actor se define con una frase que eligió como mantra: “Un actor es un eterno desocupado que a veces trabaja”. La dijo Federico Luppi, y él la repite como parte de su filosofía.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailStaltari fue Walter en Okupas, uno de los íconos del realismo crudo de los 2000. Veinticinco años después, encarna a Samuel, un actor frustrado que sobrevive atendiendo teléfonos en el sótano de un exclusivo restaurante en Agotados, una comedia frenética donde interpreta más de 35 personajes con cambios de voz, cuerpo y emociones en milésimas de segundo. “El espectador la pasa bien, pero también siente el vértigo, la angustia y la falta de aire de Samuel. La obra habla de la opresión laboral, de los abusos de poder y de una precarización que es muy real.”
Con dirección y adaptación de Pablo Fábregas, Agotados es una versión argentinizada de un texto nacido en Broadway. Con humor ácido y ritmo vertiginoso, la obra retrata la vida de los que están abajo —literal y metafóricamente—, sosteniendo los caprichos de una clase que cena entre platos exóticos combinados con “tierra comestible”.
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Entre insultos de clientes, presiones del chef y reclamos familiares por teléfono, Staltari cambia de piel una y otra vez. El sótano se convierte en un ring emocional. “Es volver al juego de la infancia —cuenta— cuando uno se inventaba los personajes, se decía a sí mismo las líneas. Es una obra que exige mucho, pero que me conecta con lo más esencial del oficio”.
De Samuel a El Eternauta
El presente profesional de Staltari tiene otra cara: la del guionista. Su vínculo con Bruno Stagnaro —director de Okupas, Un gallo para esculapio y ahora El Eternauta— fue clave. De acompañante de ruta, pasó a ser coautor de uno de los proyectos más ambiciosos de la televisión argentina. “Siento que soy un paracaidista que cayó en el proyecto más importante producido en Argentina para una plataforma global. Pero me hago cargo del terreno que fui pisando hasta llegar acá. Fue casi sin darme cuenta.”
El desafío, dice, fue enorme: adaptar con respeto y vigencia una obra de culto, perseguida durante décadas por productores y cineastas. “La gente le tiene un cariño enorme. Sentimos que el espíritu original está intacto y que logramos algo que va a marcar una época”.
Entre el éxito y la angustia
Aunque el presente lo encuentra protagonizando en teatro comercial y escribiendo para un gigante del streaming, Staltari no ignora la crisis del sector artístico. “Hoy disfruto, pero también me angustia lo que pasa. Hubo años de furor de la ficción donde yo no trabajaba y era más Samuel que nunca. No olvido eso. Por eso deseo que El Eternauta abra puertas para muchos compañeros que hoy están sin laburo”.
Con los pies en la tierra y el oficio en la sangre, Ariel Staltari sigue jugando a ser otros, con la convicción de que ese juego —a veces cruel, a veces mágico— sigue siendo necesario para contar el mundo.