Murió Daniel Divinsky, el editor que transformó la cultura argentina y llevó a Mafalda al mundo
Tenía una enfermedad renal que lo acompañó desde la infancia. Fue el alma de Ediciones de la Flor, editor de Quino, Fontanarrosa y una figura clave en la historia del libro en América Latina.

A los 83 años, falleció Daniel Divinsky, uno de los grandes editores argentinos del siglo XX. Su muerte, ocurrida tras el agravamiento de una enfermedad renal crónica, deja un vacío difícil de llenar en la cultura del país. Fue mucho más que el editor que publicó a Quino, Fontanarrosa, Liniers, Caloi y Maitena. Fue un intelectual comprometido, un promotor del humor gráfico, un perseguidor de libros únicos y un constructor de una editorial de culto: Ediciones de la Flor.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailAunque su nombre siempre estará ligado a Mafalda, su legado excede a ese ícono. Divinsky fue también abogado, periodista, activista, exiliado y gestor cultural. Publicó más de 600 títulos, supo leer el pulso de la sociedad argentina y rompió moldes sin perder la sensibilidad editorial ni el humor.
De lector precoz a editor por vocación
La vida de Divinsky estuvo marcada desde muy temprano por la lectura. Una enfermedad renal lo obligó a permanecer en cama a los cinco años, y sus tías maestras aprovecharon para enseñarle a leer. Se convirtió en un estudiante precoz: ingresó en la Facultad de Derecho a los 15 años y se recibió a los 20 con diploma de honor, aunque siempre admitió que la abogacía le resultaba ajena. Lo suyo eran las letras.
Su primer contacto con la edición fue en la universidad, pero la verdadera historia comenzó en 1966, cuando, junto a Oscar Finkelberg y Jorge Álvarez, fundó Ediciones de la Flor. El nombre surgió de una ocurrencia de Pirí Lugones, quien también fue clave en el estilo innovador del sello.
Mafalda, Operación Masacre y una editorial con identidad
Mafalda, de Quino, fue publicada por primera vez como libro en 1970 y se convirtió en un fenómeno inmediato. Las tiradas iniciales llegaban a los 200.000 ejemplares. Ese mismo año, la editorial también publicó Operación Masacre, de Rodolfo Walsh, consolidando así su perfil político y cultural.
A lo largo de su historia, Ediciones de la Flor combinó humor gráfico, literatura crítica, ensayos y narrativa argentina, apostando por autores consagrados y emergentes. Entre sus títulos más notables se encuentran obras de Rep, Sendra, Maitena, Caloi, Ray Bradbury, Pablo de Santis, John Berger y Luis Rafael Sánchez.
Censura, cárcel y exilio
En 1977, durante la dictadura militar, Divinsky fue detenido durante cuatro meses por haber publicado un libro infantil alemán cuya tapa mostraba un puño en alto. El gesto fue interpretado como subversivo. Tras su liberación, se exilió en Venezuela con su familia, desde donde siguió manejando la editorial y trabajó en la Biblioteca Ayacucho y medios venezolanos.
Volvió al país con la democracia y no dejó de intervenir en la vida cultural argentina. Fue interventor de Radio Belgrano, director de la revista Plural, y activo en la Cámara Argentina del Libro, donde ocupó la vicepresidencia.
Un catálogo diverso, una mirada personal
El criterio editorial de Divinsky siempre fue intuitivo. Elegía lo que le gustaba y confiaba en que otros compartirían su interés. Gracias a su dominio de idiomas, accedía a rarezas extranjeras y firmaba contratos en persona, como el que selló con Vinicius de Moraes en Río de Janeiro.
Con el tiempo, compartió la dirección del sello con María “Kuki” Miler, su compañera y coeditora. Juntos expandieron el catálogo y consolidaron a Ediciones de la Flor como referente del humor gráfico y la literatura argentina.
Premios, distinciones y una despedida íntima
Divinsky fue reconocido con el Premio Clarín, el Konex, el Orfila Reynal, y múltiples homenajes del Congreso y la Feria del Libro. Participó en el Congreso Internacional de la Lengua Española, y fue homenajeado junto a Kuki Miler por su labor editorial.
A pedido de su familia, no habrá velorio público. Sus restos serán cremados en una ceremonia íntima, y sus cenizas descansarán en el Río de la Plata, como él deseaba.
Un editor que dejó huella
Daniel Divinsky supo ver lo que otros no veían. Apostó por el humor, el riesgo, la belleza y la palabra. Transformó la forma de leer y editar en Argentina, y dejó un legado que perdurará mucho más allá de sus libros. Como dijo alguna vez:
“La mayor satisfacción como editor es reconocer a un autor antes que el resto, y ayudar a que su voz llegue lejos.”