Patricio Giménez se transforma en Augusto: un libro, una búsqueda espiritual y un nuevo comienzo
El hermano de Susana Giménez deja atrás al personaje mediático y se redescubre como autor de “Antes de ser feliz”, una obra íntima, espiritual y sanadora.

En el silencio de Laguna Garzón, en medio del campo uruguayo y alejado del ruido del espectáculo, Patricio Giménez Aubert encontró algo que llevaba mucho tiempo buscando: una conexión con su esencia. De esa etapa de introspección —vivida durante la pandemia— nació Antes de ser feliz, el libro que acaba de publicar bajo el nombre de Augusto, su primer nombre de pila y también el de su padre.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Es una parte de mí que casi nadie conoce”, explica. Ese cambio no es un detalle menor ni una estrategia literaria, es parte del proceso profundo de transformación que lo atraviesa. Augusto emerge como símbolo de su renacimiento, un hombre que recuerda con crudeza su infancia marcada por la pérdida, pero que también se permitió sanar a través de la escritura, la introspección y el contacto con filosofías orientales.
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El camino del dolor a la transformación
En su relato, Patricio —o Augusto— rememora la muerte de su padre cuando tenía solo 11 años, la enfermedad de su madre, y el peso de una niñez enfrentada al dolor sin respuestas. “Me preguntaba si Dios era bueno”, confiesa en el libro. La pérdida, el desconcierto y el sufrimiento lo empujaron a una búsqueda espiritual que se mantiene viva.
Ese camino incluyó lecturas, viajes interiores y silencio. Mucho silencio. Una de sus principales maestras fue su perra, Rumba, a quien define como “una guía silenciosa”. Durante la cuarentena, ambos compartieron soledad, campo y contemplación. Así nació la voz que hoy se traduce en páginas.
De cantante a guía de viajes espirituales
Lejos del glamour de Miami o los sets de Televisa en México, Augusto ahora diseña viajes transformadores para 2026 que incluirán destinos como India, Egipto, Machu Picchu y el Camino de Santiago. No se trata de turismo, aclara, sino de “compartir experiencias que despierten algo más profundo”.
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También habla del amor, pero no del que se canta en boleros. “Es una presencia que acompaña sin tapar, alguien que estoy conociendo en esta etapa”, dice. Sin urgencia, sin máscaras.
“Antes de ser feliz” no es solo un libro. Es una declaración de intenciones, una invitación a mirar hacia adentro.