El ciclo menstrual-ovulatorio: Habitar la ciclicidad de nuestro cuerpo desde el autoconocimiento

Desde El Eco de Tandil, a través de “Hábitat y Conciencia” vamos a compartir algunas publicaciones para aprender sobre los ciclos, fertilidad, dolores, hormonas, gestión en consonancia con nuestro ambiente, lecturas y mucho más, de la mano de Guillermina Constantino, especialista en especialista en Ginecología Natural.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailA lo largo de nuestra vida en nuestros cuerpos van sucediendo transformaciones. Cuando las niñas comienzan a transitar la pubertad (que suele comenzar entre los 8 y los 13 años de edad), sus cuerpos y mentes cambian de muchas maneras.
Las hormonas de sus cuerpos estimulan nuevos desarrollos físicos; por ejemplo, el crecimiento y el desarrollo de sus mamas. Aproximadamente después de dos o dos años y medio de que esto sucede, aparece el primer ciclo menstrual-ovulatorio, también conocido como primera menstruación.
Para la gran mayoría de las mujeres ser un cuerpo que sangra trae aparejado una gran carga estigmatizante.
Es muy importante conocer nuestro cuerpo y los procesos que ocurren en él. Mirarnos, tocarnos y dejar de sentir vergüenza, conectar con nuestros ciclos nos hará entendernos y desandar incomodidades que provienen de discursos culturales impuestos sobre nosotras y nuestros cuerpos.
Conectarnos con nuestra sangre menstrual nos hará visualizar el proceso de vida y transformación constantes. Reconocer nuestros ciclos, las diferentes fases, las emociones que se manifiestan y los signos físicos nos proporcionara un mayor respeto por nosotras mismas, más autonomía y soberanía para tomar decisiones, tanto sobre nuestro cuerpo como también sobre nuestra vida, nuestros proyectos y sueños.
Los ciclos naturales
El ciclo menstrual-ovulatorio puede explicarse a partir de cuatro fases: menstrual, preovulatoria, ovulatoria y premenstrual. Todo este proceso está regulado por cuatro hormonas: las hormonas hipofisiarias LH y FCH, y las hormonas ováricas el estrógeno y la progesterona.
Estas, además de participar en nuestro ciclo son las encargadas de mandar señales dentro del cuerpo para regular las funciones, por lo tanto son importantísimas para la salud. Si alguna no funciona correctamente podríamos tener algún desequilibrio.
Nuestros ciclos varían entre 21 y 35 días, aunque generalmente se toma como ejemplo uno de 28 días.
Cuando hablamos de ciclo menstrual-ovulatorio estamos teniendo en cuenta los ciclos naturales en los que no se utiliza ningún tipo de anticoncepción hormonal.
Los anticonceptivos hormonales desactivan el funcionamiento natural de nuestras hormonas y producen un ciclo anovulatorio (no ovulas) en donde el sangrado es una hemorragia por deprivación causada por los fármacos que estimulan el revestimiento uterino, pero inhiben los ovarios, por lo tanto es un sangrado inducido por fármacos, no es un proceso natural de nuestro cuerpo.
Fases, energías y recomendaciones
La primer fase es la menstruación, comienza con el día 1 de sangrado al 5 aproximadamente o hasta que termine de descender.
El sangrado ocurre debido a que el ovulo no fue fecundado y esto ha provocado que la capa más interna del útero se desprenda.
En estos días se generan movimientos energéticos intensos desde nuestro útero para desprenderse de su capa anterior. En esta etapa actúan dos hormonas, la hormona folículo estimulante (FCH) y el estrógeno.
Es un momento de introspección, de visión y de renovación. Se recomienda beber mucha agua, bajar el consumo de sal, azúcar y harinas refinadas. Consumir alimentos ricos en hierro, como legumbres y cereales integrales.
Priorizar el descanso por lo menos los tres primeros días, hacer alguna meditación y ejercicio físico con poca exigencia, respetando tus propios ritmos.
Continúa la fase preovulatoria, que es la que transcurre desde que termina la menstruación hasta la ovulación. Va desde el día 6 hasta el 12 aproximadamente. El sistema comienza a segregar mucho estrógeno debido a la maduración del folículo dentro del ovario, que se prepara para salir. Es una fase que se caracteriza por la creatividad, actividad física e intelectual. Es una etapa activa para emerger debido a que contamos con energías potentes para lograr proyectos actuales y nuevos.
Se recomienda consumir alimentos ricos en proteínas y calcio, frutas cítricas con cascara incluida (si son orgánicas o agroecológicas siempre es mejor). Podemos realizar cualquier actividad física ya que contamos con mucha energía.
Luego llega la etapa ovulatoria, que es tan importante como nuestra menstruación. Va desde el día 13 al 16 estmativamente. Es el evento en el cual se libera el óvulo del ovario y viaja por la trompa uterina y si no es fecundado, muere en la trompa.
Aquí nuestro nivel de estrógenos llega a su pico máximo y es entonces que se activa la hormona luteinizante, la cual sube rápidamente y manda señal al ovario para soltar el ovulo.
En esta etapa nos recargamos de energías expresivas hacia el exterior, nos sentimos bellas y llenas de ideas creativas para parir. Es un momento óptimo para equilibrar la expresión y la contención con quienes te rodean.
Mover el cuerpo de manera suave pero intensa, expresando toda la abundancia y fertilidad de este periodo. Es muy positivo bailar para movilizar nuestro útero.
Nuestro ciclo finaliza con la fase premenstrual, que va desde el día 17 al primer día de la menstruación aproximadamente.
En esta etapa el ovulo sale del ovario y dentro queda una “cáscara” que antes lo protegía, que se transforma en el cuerpo lúteo y a medida que va desintegrándose aumenta la progesterona, que es la hormona dominante de esta fase y hace que el útero se mantenga cerrado y cálido posibilitando el embarazo.
Si no hay fecundación, la progesterona baja y el útero entiende que puede relajarse, abrirse y desprender lo que tiene dentro y así volver a menstruar.
Esta es una etapa de mucha creatividad, cambios, intensidad y descarga de energías. Se recomienda eliminar de nuestra dieta frituras, gaseosas y lácteos, para desintoxicar el organismo. Incorporar más frutas y verduras frescas.
Con respecto al ejercicio lo ideal es seguir siendo constante con la actividad física en todo el ciclo, pero no exigirse para no causar desajustes. Es una buena fase para hacer actividades como yoga o artes marciales, para descargar las energías intensas y encontrar el equilibrio.