Encontró una pasión, pagó derecho de piso, rompió con los estereotipos y es un éxito haciendo lo que ama
Claudia Gramuglia se dedica a la reparación, refacción y construcción hogares, con todos los detalles que eso pueda abarcar. En un rubro que calificó como “machista”, aseguró que pagó su derecho de piso agarrando una pala. Reveló que algunos clientes se sorprenden al ver que llega una mujer, aunque consideró que hoy la cabeza de la gente ha cambiado mucho. La pandemia, aumentó la demanda de trabajo.
Claudia Gramuglia da soluciones, y así de amplio como suena es su abanico de desempeño. Luego de ir rompiendo poco a poco con los estereotipos y mandatos impuestos por la sociedad, donde pareciera que solo los hombres pueden ocuparse de “reparaciones” en hogares, se empezó a dedicar seriamente a eso que tanto le gusta.
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Fue la imperante curiosidad que la acompaña desde chiquita lo que ha hecho que pueda ocuparse desde cambiar el cuerito de una canilla, o diseñar una pileta, hasta reciclar muebles e incluso construir una casa, con todo lo que eso conlleva.
“Siempre me gustó hacer todo tipo de cosas”, confesó, así se le fueron agrandando las ideas hasta crear su propia empresa, que también fue escalando en sus dimensiones. Si bien aseguró que son actividades a las que se dedica desde siempre, arreglando una perilla de luz, cambiando el foco o reparando una persiana, puntualmente la cosa tomó forma real hace unos ocho años.
“Tiempo atrás la mujer no tenía mucha idea de cómo solucionar este tipo de cosas”, dijo y contó que cada vez que le tocó mudarse de casa, el primer paso hacia la instalación era acondicionar el nuevo espacio en todos los sentidos.
Así en realidad fue como llegó su “primera gran obra”, ya que si bien hacía pequeñas reparaciones para ayudar en casas de algunas amistades “de buena onda”, una vez una amiga le contó que le habían “hecho un desastre” y le pidió que se ocupara siempre y cuando le pusiera un precio.
Ese fue el primer presupuesto que realizó para una obra grande, se trataba de pintar una casa completa y llevó un ayudante. Lo que consideró un gran desafío alcanzó las expectativas.
El desafío de desarmar y reparar
“Tiene que ver esto con la necesidad, reinventarse y buscarle la vuelta”, dijo quien en realidad es profesora de educación física, pero encontró en otra cosa la pasión. “Me di cuenta que a esto lo amo, no me importa el momento en que lo tenga que hacer y afortunadamente está creciendo y tengo trabajo”, expresó.
Reflexionando sobre el origen de esa inquieta curiosidad que la llevó a encontrar el rumbo que hoy sigue, destacó el espíritu “laburador” de su papá, a la vez de recordar cómo su mamá cada vez que algo se le rompía personalmente buscaba repararlo.
“Tengo en la mente cuando ella estaba desarmando una plancha para arreglar el cable y si ella lo podía hacer, yo después con curiosidad, también he ido haciendo cosas”, compartió y confesó que siempre se la pasó desarmando tratando de que vuelvan a su estado original.
Con el tiempo fue encontrando la manera de conjugar la curiosidad con el don autodidacta y las capacitaciones en diferentes aristas, así fue que empezó a cursar la carrera para Maestro Mayor de Obras, aunque no la terminó.
Tal como dijo, hoy la demanda que tiene va más hacia lo que refiere a ampliaciones y remodelaciones, a la vez que la época misma está aumentando el pedido de piletas y todo lo referido a reacondicionamiento de parques o jardines.
En su caso, a diferencia de muchos otros rubros, la pandemia no ha afectado la cantidad de trabajo, por el contrario se vio incrementado. “Creo que tiene que ver con que la gente no se puede ir de vacaciones y prefiere invertir en mejorar lo que tiene, dejando su espacio más lindo”, dijo agradecida.
“Es un rubro machista”
Claudia confesó que ha tenido que pagar su derecho de piso en este rubro, donde todavía se conserva eso de “machista”. “Yo pagué mi derecho de piso, pero agarrando una pala”, advirtió y así en cada obra, aunque ya conformó un equipo de trabajo, toma ellas las herramientas necesarias para que las cosas salgan como quiere.
“He hecho zanjas, apilado ladrillos, preparado concreto”, enumeró solo algunas de las cosas que son parte de su trabajo.
Ella empezó con algo chico, pero después fueron surgiendo demandas que contemplaban la construcción de casas enteras, por lo que se fue tornando imperante ir sumando personas matriculadas, que por curiosidad son todos hombres.
Según contó, le costó mucho que la incorporen y la escuchen. “Siempre oigo a los demás, porque así fue como aprendí también”, sostuvo y reveló que existe sorpresa por parte del cliente cuando la contactan por teléfono o sus páginas y al verla personalmente se trata de una mujer.
Aseguró que esto sucede mayormente con los hombres. “Cuando mando un audio, me doy cuenta del asombro hasta en el tono de su respuesta, no porque lo desmerezcan”, aclaró e incluso dijo que se fue dando cuenta que da más seguridad a la hora de dejarla entrar a la casa o confiarle un trabajo.
Esta cuestión, a su parecer, podría tener una relación directa con que las mujeres tienen esa visión o impronta innata puesta en la casa, con el ojo más agudo para el color, los detalles, entre otras cosas. De todas formas, con las redes a disposición empezó a optar por aclarar que se trata de Claudia en la misma presentación y así identificar quién está detrás de las Soluciones.
“Hoy por hoy hemos cambiado un montón la cabeza, tanto el hombre como la mujer pueden lograr todo lo que se propongan hacer, en esto hay que estar enfocado a lo que querés llegar, visualizarlo sin importar el género”, reflexionó y agregó que en el caso de las mujeres es muy necesaria la confianza en sí mismas.
Finalmente, Claudia que vive con su hija de quien recibió el único aval que le interesaba para emprender este camino, planteó como “muy importante” tener gente que sume al lado de uno, no solamente desde lo laboral, sino esos afectos que en un mensaje de confianza, de que se puede y apoyen en el proyecto.