Izquierdo y Abad, fútbol y goles tandilenses para el más encumbrado Huracán de Tres Arroyos
Entablaron una sociedad dentro de la cancha y una amistad fuera de ella. Fueron protagonistas de un ciclo de seis años que transportó al “Globo” a primera división desde el torneo local. Ambos recuerdan el proceso que trazó una huella indeleble en la historia del deporte tresarroyense.

Por Fernando Izquierdo, de esta Redacción
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Dos zapatazos antológicos de Jorge Alberto Izquierdo. Un ascenso a primera división. Uno de los episodios más gloriosos en la historia del deporte de Tres Arroyos. Todo eso, englobado en el 3-2 de Huracán sobre Atlético de Rafaela, el 4 de julio de 2004 en esa ciudad santafesina.
Con sendos tiros libres, “Chopi” se regaló una tarde consagratoria en el plano personal y grabó a fuego su nombre, en un lugar de excepción, dentro de un proceso signado por el éxito, que al cabo de seis años trasladó al club, desde la liga de su ciudad hasta la élite del fútbol argentino.
En ese itinerario de poco más de un lustro, el talentoso volante creativo tuvo a otro tandilense como ladero. Miguel Ángel Abad se subió al “Globo” tresarroyense para disputar el Argentino A y la B Nacional y estableció con Izquierdo un vínculo dentro de la cancha que tuvo su correlato con una amistad fuera de la misma.
A 16 años de que Huracán cumpla el sueño más grande de todo equipo del Interior, Izquierdo y Abad, protagonistas de ese recorrido iniciado en 1998, compartieron sus recuerdos con El Eco de Tandil:
Izquierdo:-Llegué en marzo del ’98, recomendado por Julio Del Negro, quien era compañero de “Bochi” en Independiente de Lobería. Lo había enfrentado, jugando yo para Newbery de esa ciudad. Del Negro le dijo a Bottino (Roberto, expresidente de Huracán) sobre mis cualidades y me llamaron. El 13 de marzo de ese año arreglé.
Abad:-Yo llegué más tarde, cuando el equipo ya estaba en el Argentino A. Creo que “Chopi” tuvo que ver con mi llegada, y también la buena campaña que yo había hecho en Huracán Ciclista.
¿Se avizoraba lo ambicioso del proyecto de Huracán?
Izquierdo:-No, porque cuando fuimos el club solamente jugaba la liga local. Teníamos que salir campeones para jugar una final anual con Quilmes y así llegar al Argentino B. Lo logramos, les ganamos 3-0 en cancha de El Nacional y ascendimos. El primer objetivo era ganar la liga local y hacer un buen papel en el Argentino B. Bottino se asesoraba sobre los mejores jugadores de la zona y los buscaba. Los que llegamos para ese torneo local fuimos Gustavo Guevara, “Nacho” Álvarez Castillo, que venía de Once Corazones de Indio Rico, y yo.
¿Cómo fue tomando impulso el proceso?
Izquierdo:-El equipo fue incorporando una identidad, todos los jugadores que se sumaban se adaptaban muy rápido, y jugábamos un muy buen fútbol. Teníamos una localía muy fuerte. Con lo que fuimos brindando los jugadores, la gente empezó a sentir cierta afinidad con el equipo hasta que se logró una muy buena comunión. Eso nos permitió pelear todos los torneos que jugamos. Al Argentino B lo ganamos el primer año, dejamos atrás una zona muy difícil, con Grupo Universitario, Alvarado y Sporting de Punta Alta. Antes, en la misma temporada tenías la chance de saltar dos categorías, con lo cual jugamos un reducido para pasar al Nacional B, quedamos en el camino ante equipos como Patronato e Independiente Rivadavia. Y, ya en el Argentino A, estuvimos muy cerca de ascender también en el primer año. Perdimos en el desempate con General Paz Juniors, terminamos igualados en puntos pero ellos nos sacaron ventaja en los partidos entre ambos.
-De una liga local a primera división en seis años…
Izquierdo:-Sí, con algunos jugadores que hicieron todo el camino, como Gustavo Guevara y Claudio García. Después, se iban sumando otros como “Bochi”, los hermanos (Iván y Marcos) Dragojevich, Cristian Galván y el “Flaco” Benedetti.
-¿Habían sido compañeros antes?
Izquierdo:-En una selección tandilense que se formó en 1997, dirigida por Rubén Conti. Fue un equipo que se armó para un torneo regional que se jugó durante el verano, contra equipos como Saladillo, Olavarría y La Madrid. Salimos campeones, estaban también el “Loco” Toth, Gastón Leveau y “Ñato” Varales. Disfrutamos mucho ese torneo, para mí fue un empujón porque venía un poco desmotivado con el fútbol. Ahí me vio Newbery de Lobería y me fui.
-¿Tenían una simbiosis futbolística especial?
Abad:-Sí, nos entendimos muy bien cuando jugamos juntos en esa selección. En Huracán, a mí me costó ganarme un lugar porque había jugadores en mi puesto como el misionero González y el “Toro” Vega. Yo era el cuarto delantero. Por una sucesión de cosas me tocó jugar, con Jorge después de algunos partidos ya nos conocíamos muy bien dentro de la cancha. Con sólo mirarme, él me hacía saber que me la iba a tirar al espacio. Yo tenía que meter el desborde, sabiendo que entraba el “Novillo” García.
Izquierdo:-Sí, nos entendíamos bien. En general, el equipo se llevaba bien dentro y fuera de la cancha. Era un muy buen grupo, los jugadores locales aceptaban muy bien a quienes venían desde afuera. En el primer año de Nacional B, el del mejor Huracán, el técnico (Eduardo Anzarda) me pedía que me tire a la derecha, porque en la izquierda estaban Leo Squadrone, Fabián Sánchez y el “Bochi”. Aprovechaba que ellos cargaban la banda izquierda y agarraba la pelota libre por la derecha.
-¿Cómo era el hincha de Huracán?
Izquierdo:-No era hinchada de Huracán, sino público de Tres Arroyos.
Abad:-Iba gente de la ciudad en general, incluso simpatizantes de otros equipos. El público se fue identificando con el equipo, pero había de todo, también estaban los del clásico rival, Quilmes, que nos querían ver perder, ja. La gente nos acompañó siempre, y era un poco exigente cuando el equipo no rendía. Era el equipo de la ciudad, como pasa hoy en Tandil con Santamarina.
Izquierdo:-La gente se acostumbró a que ganemos. El equipo a veces arrasaba, de local solía marcar mucha diferencia. Cuando eso no pasaba, el público te lo hacía sentir, igual que el periodismo. Pero fue un proceso de seis años en el cual hubo un 95% de cosas positivas. De local, perdimos muy pocos partidos. En nuestra cancha éramos muy fuertes y los rivales lo percibían antes del partido.
-¿Te quedó la espina de no haber sido parte del plantel de Huracán en primera división?
Abad:-Sí, sobre todo por cómo se dio mi salida. Huracán quiso comprarle mi pase a Gimnasia, que no me quiso vender. Ya no se podía hacer otro préstamo porque yo llevaba dos años con contrato profesional. Entonces, me fui a Brown de Puerto Madryn. No estoy disconforme con mi carrera, pero me quedó la espinita de no saber cómo me hubiese ido con Huracán en primera.
-En 2002, se dejó escapar la primera chance de subir a primera.
Izquierdo:-Claro, perdimos la Promoción contra Lanús. Fue nuestro primer año en el Nacional B, tuvimos una localía muy fuerte, y nos plantábamos de igual a igual en cualquier cancha. En el partido en cancha de Platense, donde fuimos locales, perdimos 2-1 después de ir ganando hasta faltando diez o doce minutos. Quizá pecamos por querer seguir jugando de la misma forma, disfrutando el partido, éramos un equipo que jugaba con mucha naturalidad y nos faltó entender qué nos estábamos jugando. Nos faltó ser un poco más pensantes. Estábamos para pegar el salto, éramos más que Lanús, que no venía bien pese a tener muy buenos jugadores, como “Chupa” López.
-¿Qué postura tomó el club al llegar a primera? ¿Se conformó o redobló la apuesta?
Izquierdo:-Creo que ahí fue que se empezaron a cometer errores. Veníamos en un proceso de seis años y la base del plantel ya tenía cierta edad, con varios jugadores que estábamos alrededor de los treinta años. Había que apelar a un recambio y traer jugadores de primera división que apuntalen al resto, que no tenía una experiencia. El club siguió creyendo en nosotros, pensando que seguiríamos marcando la diferencia. Pero se trataba de otra categoría, en la que no te podías dormir diez minutos porque perdías el partido.
-Con el agravante de que en el primer tramo de la temporada no pudieron jugar como locales en Tres Arroyos.
Izquierdo:-Claro, en el Apertura tuvimos que ir a Mar del Plata. El club no se fue preparando para ese proceso particular. Era obvio que el equipo iba a llegar a esa instancia. En 2002, en la Promoción contra Lanús, nos sacaron de nuestra cancha y fuimos a jugar de locales a Platense. Dos años más tarde, en la misma situación, tampoco pudimos jugar en Tres Arroyos. O sea, en dos años, el club no reformó ni los vestuarios. Grondona se lo dijo a los dirigentes: “No pidan la localía cuando no hicieron nada en todo ese tiempo”. Cuando el estadio se acondicionó, se vino para atrás el armado del plantel, se necesitaba mucho dinero para formar un equipo competitivo. Vinieron buenos jugadores, pero sin la experiencia que se necesitaba para esa instancia.
-¿El salto más grande de categoría, en el nivel de juego, fue el de Nacional B a primera?
Izquierdo:-Sí. En primera, estábamos a la altura del partido durante 50 ó 60 minutos, pero donde teníamos el bache de diez minutos entregábamos el partido. Nos ganaban con alguna aparición de jerarquía, en el desarrollo del juego era todo muy parejo. En el Nacional B, con 50 ó 60 minutos buenos nos alcanzaba para ganar un partido, en primera pagábamos las distracciones y teníamos que estar atentos 95 minutos.
-¿Se acentuaba eso contra los equipos grandes?
Izquierdo:-No, con todos nos pasaba. Sufríamos hasta con Arsenal, que sin grandes figuras contaba con jugadores con un rendimiento muy parejo durante los 95 minutos. Te hacían ver su jerarquía desde otro lado.
-¿El triunfo con ascenso a primera en Rafaela, con tus dos goles, fue tu partido más especial en Huracán?
Izquierdo:-Disfruté más un partido que le ganamos a Ben Hur, también en Rafaela, por el Argentino A. Teníamos que ganar sí o sí, veníamos de perder 3-0 en Salta con Gimnasia y Tiro. Si le ganábamos a Ben Hur, teníamos la chance de conseguir el ascenso en Tres Arroyos. Arrancamos perdiendo 1-0, sufriendo el partido y lo dimos vuelta. Ese día hice un gol y desbordé en el que anotó Claudio García. Ese triunfo se disfrutó mucho como grupo, nos abrió la puerta hacia el Nacional B. Lo del ascenso en Rafaela lo sentí como un sueño cumplido, pero no lo disfruté tanto como esa victoria ante Ben Hur, donde empezamos a sentir que estaba todo por venir.
Abad:-Para mí el más especial fue cuando le ganamos en su cancha a Quilmes. Pude marcar un gol, pero más allá de eso fue un triunfo bárbaro por el marco, el rival, por el hecho de que nos televisaban por primera vez. Ese partido me quedó marcado, ese gol que hice fue “puramente tandilense”, porque el pase me lo dio “Chopi”.
Bottino, Tenaglia y
un crack en ciernes
-¿Cómo era Roberto Bottino?
Abad:-Un personaje del fútbol. Siempre nos acompañó, en viajes largos o cortos. Era un tipo que, lo que te decía, te lo cumplía. Conmigo se ha portado muy bien. Se encargaba de que nos atendieran de diez en la pensión. Si tenías alguna diferencia económica con el club, él te lo solucionaba.
Izquierdo:-Era una persona que escuchaba a los que sabían, tenía gente que le recomendaba jugadores y nutría al club con ellos. No dudaba un segundo e iba a buscar a los mejores de la zona. Quienes andaban bien tenían la chance de permanecer.
-¿La continuidad del cuerpo técnico encabezado por Hugo Tenaglia fue una ventaja?
Abad:-Sí, fue un proceso que dio sus frutos. Se estableció un trabajo a largo plazo y se acertó en la elección de los jugadores. Bottino le erraba poco en eso. La mano de Hugo también estuvo acorde al proyecto. En lo personal, a mí también me ayudó que al momento de mi llegada estuviese “Chopi”. Me dio una mano para entrar bien en el plantel. Después, con mi carisma, me resultó fácil relacionarme y lograr que me traten como a alguien que estaba hace mucho tiempo. Si sos más parco, te cuesta más.
-¿Qué era lo más destacable de Tenaglia?
Abad:-El conocimiento de la categoría en la que le tocaba dirigir. Conocía mucho de los jugadores que íbamos a enfrentar. También fue fundamental que tenía un muy buen preparador físico (Ceferino Domínguez). Además, fue inteligente en el armado del plantel que terminó llegando hasta la B Nacional desde el torneo local.
Izquierdo:-Fue quien armó la base. Siempre fue alguien muy serio en el fútbol, lo demostraba en el día a día. Encabezó un proceso que hoy sería imposible repetir, porque al año el plantel se te desmantela. En ese momento, el fútbol del interior no era tan seguido, a nosotros nos pagaban bien y entonces pudimos tener una continuidad a través del tiempo.
-¿Rodrigo Palacio ya daba indicios de lo que sería con el tiempo?
Abad:-Cuando llegó, era chico, fue de menor a mayor. Pero se veía que tenía cosas de un jugador diferente, con una velocidad con pelota que no la tenía cualquiera. Cuando pasaron los partidos y fue tomando confianza, empezó a demostrar de qué era capaz.
Izquierdo:-No compartí mucho con él. Cuando llegó desde Bella Vista, yo me fui a Talleres. Cuando me tocó ser su compañero, descubrí un jugador de ésos que tienen una marcha más. Cuando aceleraba, era imparable. Tenía algunas cosas para pulir, jugaba demasiado cerca de la raya. Lo corrigió, empezó a ir más por el centro y a marcar más diferencia.