Siete vínculos de Maradona con Tandil
Petrucci, Arrieta, Pernía, Romeo, Cordero, Di Giorgio y Juárez tienen algo para contar de Diego.
Difícilmente haya sitio en el mundo en que Diego Maradona no haya influido de alguna manera. Tandil no es la excepción y siete personas de esta ciudad brindaron testimonios vinculados al astro.
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Los dos 10
Luis Petrucci guarda un recuerdo imborrable de su debut en Independiente de Avellaneda, justamente contra el Argentinos Juniors de un joven Maradona.
El volante surgido en Ramón Santamarina, detalla que “fue el 25 de mayo de 1977. Me tocó hacerlo con la camiseta 10, porque no estaba Bochini y ninguno de los habituales titulares quería jugar con ese número”.
El improvisado “10” tandilense le hizo marca personal al “10” de Villa Fiorito y el resultado fue positivo, hasta que Petrucci fue reemplazado y Maradona armó las jugadas que determinaron el 2-0 final.
Petrucci recalca que “también había jugado contra él el año anterior, con la selección de Tandil contra Argentinos Juniors, un amistoso en el estadio San Martín. Fue el día que Mario Tagarro lo expulsó”.
De esas jornadas, guarda un concepto bien futbolero: “Maradona fue el único jugador que, estando de espaldas al arco y en mitad de cancha, me daba la sensación de que podía armar una jugada de gol”.
En Argentinos, con otro tandilense
Héctor Arrieta fue uno de los tandilenses que tuvo el privilegio de compartir plantel con Maradona. Tras su paso por Independiente, el veloz delantero se encontró con Diego en Argentinos, a fines de los ’70.
El exSantamarina compartió sus recuerdos con El Eco de Tandil: “Fuimos compañeros durante tres años. Entablamos una muy buena relación aunque no fuimos amigos. Pude disfrutarlo en sus mejores años futbolísticos, creo que su mejor momento lo tuvo en Argentinos y Napoli. Fue un jugador inigualable, sin comparación en su época, y en la actualidad tampoco, quizá a excepción de Messi. Era habilidoso, guapo, rebelde, no se achicaba en ninguna cancha y ante nadie”.
A modo de anécdota, Arrieta menciona que “cuando nació mi hija mayor, Diego, en nombre del plantel y como capitán del mismo, me entregó una pulserita de oro con su nombre y la fecha de su nacimiento.”
Sobre su muerte, Arrieta confesó que “me tomó por sorpresa. Si bien sabíamos que venía teniendo algunos problemas con su salud, no esperábamos recibir esta noticia de manera tan repentina. Estamos conmocionados”.
Campeones en Boca y el traspaso de la cinta
Vicente Pernía fue uno de los “históricos” que recibió a Maradona en febrero de 1981, cuando recaló en Boca Juniors por un año antes de salir a conquistar el mundo del fútbol.
De aquellos tiempos, “Tano” recordó que “Diego ya era Diego, pero eran sus primeros años de fútbol. Tenía un carisma único para la gente. A nosotros, los más grandes del plantel, al principio no nos tuteaba. Siempre mostró ese respeto”.
En lo futbolístico, explica Pernía, “Maradona ya era el mejor. Era un lujo tenerlo de compañero y divertido verlo jugar en las prácticas. Ahí, relajado, era capaz de cualquier cosa”.
En el transcurso de ese Metropolitano ’81, rememora Pernía, “yo era el capitán del equipo. Vino Jorge Cyterszpiler, su representante, a decirme que Diego quería ocupar ese lugar. Se lo dejé sin problemas, porque sentía que a la capitanía había que honrarla, y él estaba hecho para eso. Al rato apareció Diego a darme un sentido abrazo. Desde entonces, llevó la cinta en todos los equipos que integró”.
Recuerdos del ‘86
Daniel Romeo fue uno de los colaboradores de Carlos Bilardo, en el proceso que desembocó en la consagración mundialista de 1986.
El tandilense vivió de cerca la llegada de Maradona a la cima en México y sus recuerdos son bien claros: “Diego estaba entero, en su mejor momento. Tenía 25 años y sentía que ese era ‘su’ Mundial. Se convenció de eso, se preparó a fondo y el resultado estuvo a la vista”.
Las instalaciones del club América ganaron lugar de leyenda a través del tiempo. En esa concentración, Romeo presenció “lo que hacía Maradona en los entrenamientos, era increíble. Nunca, ni antes ni después, vi a un jugador en ese nivel. Y era uno más del grupo, como siempre lo fue. No vas a encontrar un compañero que hable mal de él”.
Un regreso en octubre
El 7 de octubre de 1995, Diego Maradona volvió a Boca Juniors después de catorce años de haber jugado el Metropolitano en 1981, con victoria por 1-0 frente a Colón de Santa Fe y fuerte polémica posterior con Julio César Toresani.
Al siguiente fin de semana, Boca visitó a Argentinos Juniors en cancha de Vélez Sarsfield y el árbitro fue el tandilense Hugo Cordero. Esa jornada en Liniers también quedó en el recuerdo, por el golazo de tiro libre de la zurda de Maradona para otro 1-0 de los dirigidos por Silvio Marzolini.
Veinticinco años después, Cordero relata que “me tocó dirigirlo esa vez y otro partido en el mismo torneo, cuando Boca le ganó a Banfield en cancha de Independiente y le saqué la amarilla que lo dejó afuera del siguiente partido”.
Entonces, llegó un cruce de declaraciones, aunque la reconciliación no tardó en llegar: “Al siguiente partido, antes de empezar, quedó en claro que ya no había problemas entre nosotros. Con los códigos que había en esa época. Era un señor dentro de la cancha. Se dedicaba a jugar y era brillante”.
Descansar en la Posada
En 2007, Diego Maradona llegó a Tandil para alojarse algunos días en la Posada de los Pájaros.
Gustavo Di Giorgio, por entonces director del hotel spa, recuerda con detalle aquellas jornadas: “Vino el doctor Alfredo Cahe, para conocer el lugar, y me explicó que necesitaban tranquilidad, porque Diego estaba en una etapa de rehabilitación”.
Días después, “vinieron Maradona, su pareja Verónica Ojeda, Cahe y un asistente. Estuvieron cinco o seis noches. Tuve algunas breves charlas con Diego, para preguntarle cómo se sentía. Conocí un tipo amable, que necesitaba descansar”.
Di Giorgio hace memoria sobre los lugares que visitó Maradona en Tandil: “Lo llevamos a andar en cuatriciclo por la zona de El Centinela, con ‘Tuto’ Luján. También anduvimos por el centro, el Parque Independencia y otros paseos. Prácticamente no tuvo contacto con la gente de Tandil”.
Además, Di Giorgio recuerda que “Daniel Del Potro me consultó si Juan Martín podía conocer a Diego. Le pedí permiso, aceptó y se dio el primer encuentro entre ellos”. Por entonces, “Delpo” empezaba a pisar fuerte en el mundo del tenis.
Pura humildad
Cuando Facundo Juárez nacía, Diego Maradona empezaba su idilio con Napoli, el club italiano al que supo llevar de la nada a la gloria.
Las vueltas de la vida, el 9 de septiembre del año pasado, Maradona asumió la dirección técnica de Gimnasia y Esgrima La Plata, club en el cual se desempeña Juárez como analista de videos.
“Chancho”, de 36 años, valora hoy “la humildad de un grande. Se aferraba mucho al resto del cuerpo técnico, a los que estábamos alrededor suyo. En ningún momento mostraba algo de superioridad”.
Sin embargo, a Maradona le costaba despegarse de sus características: “A veces, le pedía cosas a algún jugador y el ‘Gallego’ Méndez lo frenaba: ‘No te olvides que el único Maradona sos vos’. Creía que todos podían hacer lo que él hacía en una cancha”.