Una tandilense vive encerrada en Madrid y relata cómo el miedo se apoderó de la capital española
Hasta hace 10 días en España muchos de sus habitantes desestimaban el problema por el coronavirus que estaba afectando a muchos países del mundo, entre ellos, a su casi vecino Italia. Los españoles y residentes seguían realizando las actividades normalmente. Hoy los números hablan por sí solos: 17147 casos y 767 fallecidos. España se convirtió en uno de los países europeos que más preocupa al mundo entero.
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Son muchos los tandilenses que están viviendo en otros países y cuentan sus historias detrás del coronavirus. Es el caso de Valeria Muñoz, de 35 años, que hace varios años se radicó en España y ahora vive en el barrio Tetuán, en la zona norte de Madrid. A través de sus palabras describe cómo se está viviendo por éstas horas en la capital española, donde el temor por el virus se apoderó del día a día.
Muñoz comenzó su relato dando cuenta de esta indiferencia al virus inicial. “Hasta hace 5 días estaba en Palma de Mallorca, recorriendo, creyendo que todos estaban un poco más paranoicos de lo que se debía. Cuando empezaron a cancelar las clases, a ver que había supermercados que estaban siendo saqueados en su mercadería y que los vuelos se suspendieron, ahí empezó más fuerte el tema del miedo en las personas”, dijo.
“A mí me cancelaron el vuelo interno y no sabía si podía volver o no a Madrid. Finalmente, juntaron varios vuelos y nos mandaron nuevamente a Madrid. Fue muy caótico todo. Hasta último momento era tener el asiento, de que abran las puertas y que despegue el avión”, explicó.
La tandilense señaló que cuando llegó “las calles de Madrid estaban vacías. Fui al supermercado, había poca gente, conseguí tres paquetes de yerba, lloré un poco y me volví a casa”.
“Ahora están más estrictos. Si uno sale para comprar o algo o lo que sea hay que tener un motivo, porque están multando a los que salen, con una multa cercana a los 300 euros. No está sencillo el tema”, dijo.
Cambio de rutina
Muñoz contó que la empresa para la que la trabaja le envió todas sus cosas para seguir su rutina desde su casa. “Se pusieron en contacto y nos fueron mandando la computadora y papeles”, detalló y que ahora comienza la jornada de forma diferente por la situación.
“Por ahora adaptando las actividades de la vida diaria. Por ejemplo, hicimos clase de gimnasio por Skype”, confió y agregó que “durante el día de encierro uno trata de mantener la rutina diaria para que no afecte mentalmente. Tengo amigos que están haciendo las juntadas virtualmente, intentaré de ver lo que va”.
Muñoz tiene contacto diario con sus padres y familia en Argentina. “Lo bueno es que hayan tomado conciencia antes y que la cuarentena ya haya empezado y no se propague como pasó acá”, dijo
“Uno va también hablando por los diferentes grupos de WhatsApp y lo bueno es haber tomado las medidas preventivas antes de tiempo. Acá hay un poco de miedo. Trato de no ver las noticias para no volverme loca. Es cuidarse y resguardarse y evitar que otro se contagie”, afirmó.