Cómo manipular alimentos
Todos los días, personas de todo el mundo enferman por lo que comen. Estas patologías se denominan “de transmisión alimentaria” y son causadas por microorganismos peligrosos o sustancias químicas tóxicas. La mayoría puede prevenirse con una manipulación apropiada de los alimentos.
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Los fiscalizadores sanitarios de la Dirección de Bromatología brindaron sus recomendaciones para tener en cuenta a la hora de tocar y cocinar esa comida, manteniendo la inocuidad de la misma y para evitar el contagio de las personas.
De esta manera, Ivana Betelú, médica veterinaria, y Sebastián Iezzi, doctor en ciencia animal y licenciado en tecnología de los alimentos, se refirieron fundamentalmente a cinco puntos elementales promovidos desde la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Además, aconsejaron sobre el recorrido a la hora de hacer las compras en un mercado, más el almacenamiento y conservación de esos productos. En este sentido, destacaron la importancia de transitar las góndolas dejando para último momento las carnes, lácteos y otros artículos de heladera, evitando de esta manera cortar la cadena de frío.
Una vez concretada la compra, es conveniente dirigirse directamente al hogar y guardarlos como corresponde, tratando de no andar deambulando por la ciudad con los alimentos en bolsas o en el baúl del auto, ya que podría ser riesgosa la exposición a otras temperaturas.
Una vez en casa, la forma de almacenamiento también tiene mucho que ver con un buen cuidado. Por eso, fomentaron que las frutas, verduras y vegetales vayan en el cajón destinado especialmente para eso, en la parte inferior del refrigerador, mientras que en los estantes bajos se coloquen las carnes crudas para que los jugos no caigan sobre otras cosas, en tanto que los lácteos se ubiquen en la parte superior. A raíz de esto, aclararon que también es necesario corroborar el buen funcionamiento de la heladera, intentado no sobrecargarla para que sea más eficiente.
Los cinco puntos elementales
Miles de millones de personas padecen cada año uno o más episodios de enfermedades de transmisión alimentaria sin llegar a saber que su dolencia tenía su origen en los alimentos. Los síntomas más comunes son dolores estomacales, vómitos y diarrea, aunque dependen de la causa. En la mayoría de los casos se manifiestan de 24 a 72 horas después de la ingesta del alimento.
Estos malestares de transmisión alimentaria pueden acarrear problemas de salud a largo plazo, mientras que para los lactantes, los enfermos, las embarazadas y los ancianos, las consecuencias son por lo general más graves. Siempre es importante saber que tomar abundante líquido mantendrá la hidratación durante las diarreas.
1- Mantenga la limpieza
“Lavarse las manos antes, durante y después de preparar alimentos”, insistieron los expertos. También después de ir al baño. Lavar y desinfectar todas las superficies y equipos usados en la preparación de alimentos. Proteger los alimentos y las áreas de cocina de insectos, plagas y otros animales.
A modo de ejemplo, la OMS explica que sólo porque algo parezca limpio no significa que lo esté. Son necesarias más de 2.500 millones de bacterias para enturbiar 250 mililitros de agua; sin embargo, en algunos casos, son suficientes de 15 a 20 bacterias patógenas para que alguien enferme.
Las manos transportan microorganismos de un lugar a otro, por lo que su higiene es muy importante. Para hacerlo bien, hay que mojárselas con agua corriente, enjabonar durante al menos 20 segundos, enjuagarlas y secarlas completamente con una toalla seca y limpia, preferiblemente de papel.
Para los platos y utensilios en general, se recomienda ir limpiándolos mientras se prepara la comida, de forma que los microorganismos no tengan posibilidad de multiplicarse.
Lavar con especial cuidado los que se utilizan para comer, beber y cocinar los que hayan estado en contacto con alimentos crudos o con la boca, así como las tablas de cortar y los que hayan estado en contacto con carne o pescado crudos. En este caso, los especialistas dijeron que siempre son más recomendables las tablas de plástico, aunque todas tienen un lapso de vida útil. Limpiar y secar los equipos de limpieza, ya que los microorganismos crecen con rapidez en lugares húmedos.
Para fregar después de las comidas, se sugiere sacar los restos de comida y tirarlos a la basura, usar agua caliente y detergente, enjuagar con agua caliente limpia, usar una solución desinfectante y dejar que se sequen al aire, o secarlos con un paño seco y limpio.
2- Separe alimentos crudos y cocinados
Es condición indispensable separar las carnes rojas, la carne de ave y el pescado crudos de los demás alimentos, entonces, conservarlos en recipientes para evitar el contacto con los cocinados. Usar equipos y utensilios diferentes, como cuchillos y tablas de cortar, para manipular alimentos crudos, ya que estos pueden contener microorganismos peligrosos capaces de transferirse a otros durante la preparación y conservación de los mismos.
Al hacer la compra, mantener separados la carne roja, la carne de ave y el pescado crudos de los demás alimentos. Lavar los platos que hayan estado en contacto con alimentos crudos, y utilizar uno limpio para los alimentos cocinados.
3- Cocine completamente
Cocinar totalmente los alimentos, especialmente las carnes rojas, de ave y de pescado, y los huevos. Hervirlos como sopas y guisos para asegurarse de que han alcanzado los 70°C necesarios. En el caso de las carnes, hay que asegurarse que los jugos sean claros y no rosados. En cuanto a los alimentos ya cocidos, hay que recalentarlos completamente.
Vale aclarar que con una cocción adecuada se pueden matar casi todos los microorganismos peligrosos. Se ha demostrado en estudios que hacerlo hasta que alcancen una temperatura de 70°C puede contribuir a garantizar su inocuidad para el consumo. Existen algunos cuya cocción requiere una atención especial, como la carne picada, los redondos de carne asada, los trozos grandes de carne y las aves enteras.
4- Mantenga los alimentos a temperaturas seguras
Es aconsejable no dejar cocinados a temperatura ambiente durante más de 2 horas, así que es mejor refrigerarlos lo antes posible, como a todos los perecederos (preferiblemente por debajo de los 5°C). Por otro lado, hay que mantener la comida muy caliente (a más de 60°C) antes de servir. Tampoco se recomienda guardar alimentos durante mucho tiempo, aunque sea en el refrigerador, ni descongelarlos a temperatura ambiente, siempre en la heladera.
Los microorganismos se pueden multiplicar con mucha rapidez si los alimentos se conservan a temperatura ambiente, mientras que a temperaturas inferiores a los 5°C o superiores a los 60°C el crecimiento microbiano se ralentiza o se detiene.
Es importante saber que los hornos microondas se pueden utilizar para descongelar, pero pueden dejar partes calientes en donde los microorganismos son capaces de crecer. “Los alimentos descongelados en el microondas deberían cocinarse inmediatamente”, advirtieron Iezzi y Betelú.
5- Use agua y materias primas seguras
Como primer paso hay que seleccionar alimentos sanos y frescos, o que estén procesados para su inocuidad, como la leche pasteurizada. Lavar las frutas, verduras y hortalizas, especialmente si se van a comer crudas, dejando de lado aquellos que están “caducados”.
El hervido, la cloración y la filtración son medios importantes de desactivar los patógenos microbianos, pero no eliminan las sustancias químicas nocivas. Para desinfectar el agua recomendaron calentarla hasta que hierva, añadir entre tres y cinco gotas de cloro a 1 litro de agua, o eliminar físicamente los patógenos con un filtro apropiado. Recubrir los depósitos y otros receptáculos con mallas previene la reproducción de los mosquitos vectores del dengue.