Correcta ventilación de ambientes
Incorporar una ventilación adecuada a espacios cerrados es vital en el contexto de pandemia ya que, según destacan desde la Universidad Nacional de San Martín (UNSAM), estudios de comportamiento indican que las personas pasan más del 90 por ciento del tiempo en ambientes interiores: viviendas, espacios de recreación, educativos y medios de transporte.
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Frente a esto, el Laboratorio de la Calidad de Aire Interior del Instituto de Arquitectura y Urbanismo de la casa de estudios elaboró una guía para ventilar los ambientes y reducir el riesgo de contraer coronavirus, teniendo en cuenta que en la mayoría de los casos no es posible detectar si una persona sana está compartiendo o no un espacio con otra enferma, con una carga viral suficiente para producir contagios por vía aérea.
Tipos de ventilación
En el caso del coronavirus, se debe incorporar la ventilación como una forma de protección adicional a la protección respiratoria, que en la mayoría de los casos se logra con las mascarillas u otro elemento filtrante del aire inhalado. Dentro de los métodos de control de exposición al virus en el aire, se encuentra la utilización de extractores que lo remueven por desplazamiento del aire hacia el exterior.
Ventilación pasiva: la mejor
Tal vez el método de control más efectivo, en casi todos los casos, sea la ventilación pasiva (natural) y/o la mecánica, introduciendo aire sin carga viral, en todos los casos buscando que el virus presente en el aire interior sea desplazado del ambiente cerrado hacia el exterior del edificio o recinto, tarea que produce una dilución del virus y una importante disminución de los riesgos.
La ventilación pasiva utiliza el movimiento natural del aire, ya sea en forma horizontal por medio de la ventilación cruzada generada por la apertura de puertas y/o ventanas, o vertical abriendo claraboyas o ventanas altas. Cuanto más grandes sean las ventanas, mayor será el recambio de aire. Asimismo, cuanto más corriente de aire pase por ellas mayor será el recambio, buscando siempre abrir las ventanas por la que más aire circule.
Ventilación mecánica: puede incrementar los riesgos
A su vez, la ventilación mecánica o forzada es aquella en la que utilizamos algún tipo de energía para desplazar el aire, como es por ejemplo el caso de un ventilador eléctrico o un equipo de aire de climatización central. Es importante destacar que el simple movimiento de aire dentro de un espacio cerrado no es efectivo para remover el virus. Es decir, un ventilador de piso o uno de techo, en un espacio cerrado, no reducen el riego de contagio. En ciertos casos lo puede incrementar, transportando el virus emitido por una persona enferma a otra, salvo que los ambientes sean realmente grandes y las personas se encuentren a buena distancia.
Priorizar la ventilación por sobre el confort térmico
Desde la perspectiva de la salud pública, en la medida que sea posible, una reducción en la exposición al virus requiere como estrategia priorizar las renovaciones de aire exterior por sobre el confort térmico de los ocupantes, siempre y cuando no se ponga en riesgo la salud de estos por exposición a bajas o altas temperaturas. Se recomienda entonces flexibilizar los criterios de confort con el fin de obtener un máximo ingreso de aire exterior. En ciertos casos, especialmente en épocas invernales, el ingreso de aire exterior podrá significar algún incremento en el consumo de energía para climatizar los ambientes.
La adecuada ventilación con aporte de aire exterior proporciona además amplios beneficios en materia de reducción de enfermedades respiratorias, incrementando el bienestar general de los ocupantes. En ámbitos educativos y laborales se ha probado que la adecuada calidad del aire interior reduce el ausentismo e incrementa la productividad. Asimismo, se logran ambientes con sensación de “aire fresco” sin percibir olores a encierro, producto de la generación de bioefluentes por parte de los ocupantes. Estos olores, que suelen ser buenos indicadores de la falta de renovación de aire, ocurren por lo general cuando los niveles de dióxido de carbono (CO2) que exhalamos sobrepasan las 1000 partes por millón (1000 ppm).
El CO2: Un indicador indirecto del grado de ventilación
El CO2 actúa como marcador substituto (indicador) del grado de estanqueidad del aire interior. Es importante distinguir que se habla de dióxido de carbono y no de monóxido de carbono, gas altamente tóxico comúnmente presente en gases de combustión de estufas y vehículos. Las mediciones de CO2 como indicadores de renovación deben ser realizadas durante lapsos mínimos y a cargo de profesionales acreditados tales como higienistas industriales, con instrumentos debidamente calibrados de forma anual.
Viviendas
Para el caso de este documento, se ha dividido la ventilación de inmuebles en viviendas unifamiliares y propiedad horizontal. En la mayoría de los casos los ocupantes de una vivienda tienen cierto control sobre la ventilación y pueden hacer efectiva una buena dilución del virus que pueda estar en el aire interior.
La ventilación natural y cruzada es siempre la más aconsejable para desplazar al virus. Llamamos ventilación cruzada a aquella en la que el aire “limpio”, es decir sin carga viral, como puede ser el aire exterior, entra por un extremo de la vivienda y sale por el otro, ya sea en forma horizontal (abriendo ventanas, puertas, etc.) o vertical (accionado claraboyas o banderolas). La efectividad de la ventilación estará en función del viento que impacta sobre la vivienda. Los departamentos que no cuenten con la posibilidad de una ventilación cruzada pueden de igual forma ventilar abriendo ventanas, siempre respetando los principios de seguridad que priman en materia de posibles caídas y verificando que la apertura de las ventanas no sea un riesgo para los habitantes del inmueble como para aquellos que puedan sufrir una lesión producto de una caída de un objeto (macetas, decoración, etc.).
Aquellos inmuebles que cuentan con balcones o patios pueden maximizar el uso de estos espacios adecuándolos para condiciones climáticas adversas. Los patios interiores de edificios, conocidos como aire y luz, aun aquellos que comparten varias viviendas, son metodologías aptas para ventilación cruzada. Para la ventilación de viviendas donde no se sospeche que habite una persona enferma con el virus, cualquier espacio que comunique directa o indirectamente al exterior es un buen canal de transporte de aire, siempre y cuando no se encuentre habitado en forma permanente.
Para aquellas viviendas que alberguen personas infectadas se deberá seguir con los criterios de aislación prescriptos por la autoridad sanitaria. Se pueden utilizar extractores de aire para mejorar la ventilación, tales como los extractores de aire de cocinas, baños, etc. siempre y cuando realmente extraigan el aire al exterior y en cantidad suficiente.
Es importante destacar que los equipos de climatización tradicional para las viviendas no aportan beneficios para extraer el virus ya que simplemente recirculan el aire interior con filtros de muy baja eficiencia y que no retienen al virus. De hecho, ciertos estudios científicos del CDC de EE. UU. han demostrado que un equipo de aire de tipo “Split” fue el causante de los contagios en un restaurante en China, diseminando el virus emitido por un comensal infectado y hacia varias personas dentro del local gastronómico. Este estudio es uno de los pilares que sustentan que el aire interior es un medio de transporte y transmisión del virus, especialmente cuando el ambiente no cuenta con una debida ventilación. En este caso la ausencia de aire exterior en los sistemas de climatización, necesaria para diluir la carga viral en el aire generada por el comensal enfermo, creó condiciones ambientales adversas aun cuando el confort térmico era el adecuado. Por lo tanto, el problema no es el equipo de aire acondicionado en sí sino la falta de ventilación con aire exterior.
Sin embargo, el uso de los equipos Split puede hacerse en viviendas donde los habitantes son siempre los mismos, manteniendo una “burbuja” de cuidados y aislación.
En lo referente a viviendas de bajos recursos se pueden seguir los mismos principios prescriptos en este documento utilizando la ventilación cruzada como método efectivo de reducción de riesgos.
En regiones de nuestro país donde las condiciones del viento son moderadas o intensas, la apertura parcial de una ventana puede ser suficiente para proveer una buena ventilación natural. En el caso de la región metropolitana de Buenos Aires, la velocidad aproximada del viento es de 10 km/hora lo que permite en la mayoría del año la utilización de las brisas prevalentes para ventilar ambientes interiores.
La guía también incluye especificaciones para centros educativos, edificios administrativos o comerciales no industriales y detalla cuáles son las regulaciones que atienden esta temática en España, Estados Unidos y Argentina. El documento completo puede consultarse aquí > https://bit.ly/2QlP4Bd