Día de la Virgen de Luján: por qué se celebra hoy, 8 de mayo
Cada 8 de mayo, miles de fieles celebran a la patrona de Argentina, cuya pequeña imagen de terracota custodiada en la Basílica de Luján guarda siglos de historia y devoción popular.

La festividad del 8 de mayo marca uno de los momentos más significativos del calendario religioso en Argentina: el día de Nuestra Señora de Luján, la patrona del país, cuya devoción atraviesa generaciones, regiones y clases sociales. Pero detrás de la multitudinaria fe que convoca su figura se esconde una historia sorprendente, tejida entre milagros, caminos de tierra y gestos de protección.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa imagen original de la Virgen de Luján mide apenas 38 centímetros, fue realizada en terracota en el siglo XVII en el Valle de Paraíba, en Brasil, y representa a la Inmaculada Concepción de María. De manos unidas en oración y sobre un nimbo de nubes con ángeles, la imagen ha sido custodiada celosamente desde que, según la tradición, detuvo una carreta en Zelaya como señal divina de que debía permanecer en suelo argentino.
Desde entonces, esta modesta figura se transformó en un ícono nacional. En sus inicios, su vestimenta estaba pintada sobre la propia escultura: un manto azul con estrellas y una túnica rojiza. Sin embargo, con el paso del tiempo, las devociones populares sumaron vestidos reales y ornamentos litúrgicos. Desde 1681 se la viste con túnicas de tela, y actualmente, sus ropas se renuevan una vez al año, adaptándose a eventos importantes del calendario religioso.
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La Virgen de Luján es también conocida como la "Virgen Gaucha", por el color oscuro de la terracota y su vínculo con el mundo rural. Su imagen contrasta con la imponente Basílica neogótica de Luján, construida entre fines del siglo XIX y principios del XX, que hoy recibe a millones de peregrinos al año.
Uno de los grandes impulsores de su culto fue el Padre Jorge María Salvaire, quien tras sobrevivir a una captura en tolderías indígenas en 1872, dedicó su vida a promover su veneración. En 1887, gestionó su coronación canónica ante el Papa León XIII y promovió su protección física: la imagen fue envuelta en una coraza de plata, que deja al descubierto solo el rostro y las manos, como forma de conservarla para el futuro.
Curiosamente, la Virgen de Luján no viajó sola desde Brasil: junto a ella venía otra imagen destinada a Sumampa, en Santiago del Estero. Esa figura, hoy venerada como Nuestra Señora de la Consolación, representa a la Virgen con el Niño Jesús, y sigue siendo muy querida en el norte argentino.
El 8 de mayo no fue elegido al azar. Ese día coincide con la celebración de la aparición de San Miguel Arcángel en la cueva de Gargano, Italia, un símbolo de protección divina que refuerza el papel de la Virgen como intercesora y guardiana del pueblo. Así, Luján y Gargano se entrelazan espiritualmente como lugares donde lo sagrado se hace presente en lo cotidiano.
A casi cuatro siglos de su llegada, la Virgen de Luján sigue siendo un símbolo nacional de fe, consuelo y unidad para muchas personas.