Día de Santa Mónica: por qué se celebra hoy, 27 de agosto
La historia de fe y amor de la mujer que rezó incansablemente por la conversión de su hijo, San Agustín.

Cada 27 de agosto, el Santoral Católico conmemora a Santa Mónica, un símbolo de la perseverancia, la fe y el amor maternal. Su vida, marcada por la entrega a Dios y la incansable oración, inspira a miles de creyentes en todo el mundo.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailNacida en el siglo IV, Mónica se casó con Patricio y se convirtió en madre de varios hijos, entre ellos el futuro San Agustín, uno de los santos más influyentes de la Iglesia. Desde joven, su vida estuvo guiada por una profunda fe, la cual mantuvo a pesar de las dificultades. Su esposo llevaba una vida disoluta, y la de su hijo Agustín no era muy diferente, lo que le causó gran sufrimiento. Sin embargo, su fe inquebrantable la llevó a orar de forma constante por la conversión de ambos.
Las oraciones y las lágrimas de Mónica son un testimonio de su amor incondicional y su devoción. Finalmente, sus plegarias fueron escuchadas: su esposo y, años después, su hijo, se convirtieron al cristianismo. La conversión de Agustín fue un evento trascendental para la historia de la Iglesia, y un claro ejemplo del poder de la oración.
Santa Mónica falleció en la ciudad de Ostia, cerca de Roma, dejando un legado de fe que perdura hasta hoy. Su historia es un recordatorio de que la perseverancia en la oración puede transformar vidas.