Abrazo
Deténganse por un momento los motores,
Las bocinas llámense a silencio.
Que se calmen las estridencias por un rato.
Y los chismes acallen sus murmullos.
Descansen en fila india las hormigas
y los gorriones jueguen a la estatua.
Dejen de girar los discos rígidos
y adquieran rigidez las calesitas
Absténganse de titilar las velas,
de tañir los campanarios,
de burlarse de todo los burlones,
de protestar por todo los de siempre.
Que los teléfonos no suenen
ni tintineen los mensajes;
que los mails se enreden en las redes
y las radios se convoquen al off, solemnemente.
Que esperen las lluvias, que el sol se abstenga
que las nubes se transformen en postales
y las mareas suspendan lo planeado
y el mar se planche como en sueños.
Consuélense los llantos de los niños
y las risas, conténganse en sonrisas.
Que las lecturas pongan puntos suspensivos,
que los libros ofrezcan dos páginas en blanco.
Que los teclados no respondan ni los dedos insistan.
Regálense una tregua los amantes
y los contrincantes, también, dense una tregua.
Que si la paz es quietud, reine la paz
y si no lo llega a ser, se quede quieta.
Que a pesar de lo que mande el pentagrama
se prolonguen sostenidos los silencios.
Porque después de 36 años y varias vidas
hay un abrazo que por fin se hace cuerpo.
Hombres y mujeres de buena voluntad
permítanse celebrar este momento.
Y al que no le guste ver, que no lo vea.
Pero eso sí, por favor, guarde silencio.
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