Alumnos de la Escuela Granja trabajan en un proyecto sobre conciencia social en celiaquía
Un grupo de alumnos de la Escuela Granja desarrolla un proyecto de feria de ciencias para incorporar a la dieta de los celíacos los quesos que fabrica el establecimiento.
Daniela Steigmeier, Camila Rivero, Horacio Rossanigo y Martín Pintueles, junto al asesor Ramón Ferreira, presentaron la idea que surgió desde el seno del colegio como una alternativa productiva y una herramienta de integración social.
?No es un queso aparte para celíacos. Es el mismo queso, pero al que se le realiza un análisis para ver si tiene contenido de gluten o no, y así saber si lo pueden consumir los celíacos?, apuntó Horacio.
Surge como primera reflexión que el consumo de queso, y otros productos que se comercializan en el mercado, no alterará la salud de las personas con esta enfermedad, aunque quienes la padecen no lo sepan.
?Comen lo que tiene un sello que les marca que es comestible para celíacos. Por eso hay que hacer las pruebas. Una vez que se realizan, si dan negativas, los productos se incorporan dentro del libro con el que elaboran su dieta?, explicó Camila.
En el marco del proyecto, los alumnos dialogaron con estudiantes y profesores de la escuela que padecen celiaquía, y tienen previsto entrevistarse con psicólogos que tratan con este tipo de pacientes.
?Ellos no confían en ningún tipo de alimento, porque saben que les puede hacer mal cualquier producto?, señaló Rossanigo. ?Lo que no está ahí (en el catálogo) para ellos no existe?, aseveró Ferreira.
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La conciencia
social
El asesor argumentó que ?todo surge de un interrogante práctico, porque se sabe que el queso no tiene gluten, pero eso hay que demostrarlo?.
?Es muy difícil que un celíaco consuma algo que no tiene el sello sin que desconfíe, porque sabe que le puede hacer muy mal?, manifestó Horacio.
Ferreira aportó que ?por eso, la idea, aunque no gusta la definición, es trabajar sobre el miedo que tienen los celíacos, trabajar desde lo social?.
?Se quiera o no, se trata de una discriminación ?sintetizó Steigmeier?, porque el celíaco tiene que estar mirando todo el tiempo qué es lo que va a comer. Es incómodo sentirse diferente?.
Los entrevistados contaron que días pasados realizaron un viaje y en una estación de servicio no encontraron ningún producto con el sello para un compañero de curso que padece celiaquía.
?A eso también apuntamos, a trabajar con los negocios, a que tengan un espacio destinado con todos los productos en exhibición?, expuso el asesor.
?Una persona nos dijo que, por tener el símbolo, la gente puede pensar que son productos para enfermos. Por eso hay que trabajar en lo social, en que la sociedad no sea discriminatoria y acompañe al otro?, agregó.
Otro de los objetivos es que los quesos de la Escuela Granja cuenten, ?potencialmente, con una clientela que a partir de ahora se abastezca de un producto al que antes se negaba?, desarrolló Ferreira.
Los alumnos también preparan una charla para toda la escuela, con profesores, alumnos y el personal de la fábrica de quesos.
?Los directivos y nuestros compañeros recibieron muy bien lo que estamos haciendo?, contó Horacio.
Para Daniela, en tanto, el proyecto ?es una forma de ayudar y de insertar a los celíacos en la sociedad?.
?No deberían tener que insertarse. Ahí está la discriminación a la que aludimos?, reflexionó.
Por estos días, los estudiantes aguardan la llegada de las muestras de queso que enviaron a La Plata, con el objetivo de obtener, tras someterlas a análisis, la certificación que incorporará a los productos de la escuela en el catálogo para celíacos.*
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