Angel Gilardi admira e interpreta al Zorro
Cuenta la historia que corría el año 1820 en la California española. El joven don Diego de la Vega (junto a su sirviente sordo), hijo de una criolla y de un poderoso hacendado, concluía sus estudios universitarios en Europa y regresaba a México.
Al encontrar una California tiranizada por la corrupta autoridad española, don Diego adoptó una táctica: delante de los ojos de todos era un cobarde y aburrido intelectual que rechazaba unirse a su padre y a otros rancheros en la lucha por la justicia y la libertad, pero al caer la noche, se enfundaba en un oscuro disfraz y hacía uso de sus ocultas habilidades de atleta y espadachín.
Así, con esta doble cara, libró su propia guerra como un anónimo justiciero y libertador. Sus hazañas pronto se convirtieron en la esperanza del sometido pueblo de California y en el terror de los déspotas.
Esta historia y la valentía del personaje estimularon a Gilardi a seguir sus pasos.
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-¿Cuándo entró en contacto con el personaje de el Zorro?
-Mi personaje nació cuando yo era muy chico; tenía 11 años y empecé a ver la serie y a disfrazarme. Me gustaba el caballo Tornado, que era muy veloz, y me sorprendía la forma en que se subía y su destreza en esgrima. Desde chico fue creciendo la idea de que alguna vez podría personificarlo y la fantasía se fue recreando con el tiempo.
-Y luego, ¿qué sucedió?
-En el año 1978 vino Guy Williams a Tandil al Gran Hotel de la avenida España. Vino con un circo, que se ubicó detrás de La Terminal. Estuvo Fernando Lúpiz, que era muy chico, y estaba haciendo sus primeros pasos con el Zorro. Cuando me enteré que estaba en Tandil, justo estaba viendo la serie en televisión. Esa tarde fui a ver si se encontraba hospedado en el Gran Hotel y estaba ahí. Fue la primera oportunidad que tuve de estar frente a él y de poder saludarlo. Me bastó estar al lado de un personaje así, mientras que horas antes estaba viéndolo en televisión. De ahí nació la idea de que algún día podría personificarlo, pero no igualarlo.
-¿Qué impresión le dio Williams?
-No podía creer que estaba a su lado, un héroe y un personaje de todos los tiempos. El encuentro fue muy lindo, yo hablaba muy poquito inglés y pude saludarlo. También charlé con Lúpiz. Con él, a lo largo de los años, conformamos una linda amistad.
-¿Y se dio cuenta de que estaba en condiciones de personificarlo?
-Sí, y me di cuenta que prepararme me iba a costar años. La idea se hizo realidad en 2003, porque empecé a tomar clases de esgrima con Lúpiz y a subir a las tablas del teatro Astral de Buenos Aires, haciendo de doble con las diferentes pruebas y ya quedó el personaje armado.
-¿Qué tuvo que hacer para personificar al Zorro?
-No es fácil hacer el personaje, porque hay que conocer bien las técnicas de la esgrima. Además, escribí un guion, me hice la ropa, comencé a hacer salto a caballo, a andar en caballos de polo.
-¿Está filmando un cortometraje?
-Hace poco me ofrecieron la posibilidad de hacerlo y me convocaron para dar clases de esgrima. Ya estamos armando el argumento sobre el Zorro, que durará 15 minutos. Además, me gustaría que se viera en cine y ése es mi proyecto a futuro.
-¿Qué más le gustaría hacer?
-También me gustaría poder hacer una obra para chicos en el teatro y poder continuar con la filmación de un guion que he realizado sobre el ?Zorro y la espada de la justicia?.
Así, como una estela, deja en el aire el principio del personaje ?…si no puedes vestir la piel del león, entonces viste la del zorro?.
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