Ante el inicio del ciclo lectivo, pediatras reforzaron lo indispensable de que las clases sean presenciales
La Sociedad Argentina de Pediatría dio a conocer un trabajo que garantiza que vuelta a la presencialidad es “imprescindible para la salud”. Jorge Cabana enfatizó que los niños/jóvenes no son los grandes vectores de la enfermedad y que las escuelas no aumentarán el riesgo de contagio, si se toman los recaudos como en cualquier otra actividad. “Los chicos se sienten defraudados y agobiados”, alertó.
Después de haber analizado exhaustivamente los distintos aspectos que hacen a la importancia de la escuela en la vida de los niños, niñas y adolescentes desde la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) enfatizaron que el derecho a la educación es “fundamental” y que la tarea docente con los educandos y sus familias es esencial.
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En este marco, consideraron que la vuelta a las escuelas en la modalidad presencial es “imprescindible” y el pediatra Jorge Cabana, expresidente de la SAP y quien preside actualmente la Subcomisión de Derechos del Niño de la misma, explicó que es a una conclusión que arribaron distintos grupos de especialistas, que trabajan en una amplia variedad de áreas, o sea que contemplan distintas miradas sobre un mismo tema.
“Tiene que ver con la salud y el derecho a una educación adecuada, que no hemos podido garantizar”, indicó y quitó el peso de la responsabilidad del contagio a los niños y jóvenes en edad escolar, advirtiendo que toda la situación de cuidado tiene que ver con el cumplimiento de las medias preventivas.
Recordó los resultados que arrojó una encuesta dada a conocer en noviembre del año pasado, donde se refleja la necesidad de los chicos a ser escuchados porque sienten miedos, angustia y tristeza en la cuarentena.
Cuidado, como cualquier otra actividad
“Ellos no son los grandes vectores de la enfermedad y las escuelas no aumentarán el riego de contagio”, aseveró el especialista. A la vez, admitió que claramente dependerá de cada lugar, por lo que se debe tener más en cuenta la situación epidemiológica de la ciudad.
De acuerdo a los saberes, ya está demostrado que “el riesgo mayor no es de chico a chico, sino de adulto a adulto”, asentó. Igualmente, advirtió la necesidad de tomar las precauciones correspondientes, que son ni más ni menos que poner en práctica las mismas medidas preventivas que se aplican para otras actividades.
Ante esto, mencionó por ejemplo los transportes públicos, cuestión que en Tandil no significaría un problema o potencial sitio de brote, porque las distancias son cortas.
En este sentido, la SAP señala que es “indiscutible” el rol de la escuela para el desarrollo y el bienestar de los niños, pero hace hincapié en la parte emocional y social, no sólo en lo conceptual. Asimismo, habla del fortalecimiento de la salud, tanto en aspectos nutricionales como físicos.
Por otro lado, también contempló a la escuela como “un sitio seguro” para los sectores más vulnerables, ya que contribuye a la equidad social. En esta línea, explicaron que el cierre de las escuelas marcó la brecha tecnológica que existe: “Muchos adolescentes son incapaces de completar su tarea escolar por falta de dispositivos o de conectividad, lo cual hace que los modelos de aprendizaje virtual resulten de difícil implementación”.
“El riesgo cero no existe y hay que estar atentos a los síntomas para poder prevenir la cadena de contagios, pero hay que aprender a convivir con el virus”, consignó Cabana.
Atender las necesidades de los chicos
Del 20 al 27 de noviembre se conmemora cada año la Semana de los Derechos del Niño y en ese marco del 2020, Cabana profundizó sobre los datos surgidos de un relevamiento que realizaron y se denominó ¨Percepciones y Sentimientos de los niños frente a la Cuarentena Covid-19”.
“Las conclusiones apuntan a que se sienten defraudados, agobiados por la virtualidad y dolidos por no poder estar con sus pares, familia y, sobre todo, abuelos”, explicó el pediatra, aseverando que dentro de la pandemia hubo un componente de salud que no fue tenido en cuenta y es el psicológico, ya que sólo se centraron en lo biológico.
Reveló, en ese sentido, que hace mucho tiempo que se sabe que se trata de un enfoque más integral, conociendo cómo se siente el individuo y su desarrollo. “Este diagnóstico nos tiene que servir para reparar aquello que pueda ser reparado¨, dijo y esa idea se hace más fuerte ahora con la oportunidad de un nuevo ciclo lectivo por delante.
La investigación consistió en un estudio cualitativo con participación de 4.562 niños de entre 6 y 18 años, cuyas respuestas fueron separadas en bloques agrupando los de 6 a 9 años, los de 10 a 14 y los de 15 a 18 años.
Los datos fueron contundentes y 9 de cada 10 niños argentinos (91 por ciento) extrañaron a alguien durante esta cuarentena, sobre todo a los amigos, compañeros de actividades y familiares; casi 8 de cada 10 (77 por ciento) se mostraron enojados y el 68 por ciento presentó distintos grados de tristeza, particularmente los niños pequeños y los adolescentes.
Por otro lado, 7 de cada 10 (74 por ciento) expresaron sentimientos negativos como desánimo y aburrimiento, y 6 de cada 10 (59 por ciento) reconocieron tener miedo: miedo por ellos mismos (24 por ciento) o por terceros (21 por ciento).
Las medidas propuestas
Entre las sugerencias para el retorno a clases, los pediatras recomiendan un distanciamiento mínimo de 2 metros entre cada persona, que podría reducirse a 1.5 metros si se cumplen el uso de tapabocas y alcohol en gel o lavado de manos, además de la desinfección adecuada de las instalaciones.
Además los estudiantes deberán evitar el contacto físico y compartir cualquier tipo de objeto. En los recreos proponen actividades con distanciamiento con grupos de 4 o 5 niños a manera de burbuja, para así poder detectar y aislar rápidamente en caso que uno de los niños sea positivo.
Por otro lado, los docentes deberán evitar las reuniones en espacios donde no puedan cumplir con la distancia o realizarlas de forma virtual. Durante la jornada educativa se recomienda el lavado de manos cada 90 minutos. El primer lavado deberá ser en el hogar de cada uno, luego cuando se arriba a la escuela, y antes y después de cada recreo, de haber tocado superficies públicas, de toser o haberse tocado cualquier parte del cuerpo que propague el contagio (boca o nariz).