Arte & Cepas llegó a su segunda edición
Como en las ediciones anteriores, la combinación de arte y vino fue todo un éxito. Es deseo del Mumbat que en octubre del año próximo, volver a encontrarse con una renovada convocatoria.
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La propuesta
Esta muestra, vinculada al espíritu de Expo-Vinos Tandil que tuvo una renovada dinámica como cada año, respetando el eje temático motivador, estuvo colmada de personas que se vieron atraídas por la cata de diferentes sabores, como así también por el placer de la contemplación de las obras de arte que acompañaban.
La propuesta fue visualmente atractiva porque nos invitó a recorrer la diversa gama que tiene el arte y ensayar un encuentro inolvidable con el placer de degustar mucho más que un buen vino.
La propuesta fue visualmente atractiva porque nos invitó a recorrer la diversa gama que tiene el arte y ensayar un encuentro inolvidable con el placer de degustar mucho más que un buen vino.
Intervención de objetos
El Mumbat, por un lado, como ente organizador de la propuesta visual, y los artistas convocados, por otro, tomaron como punto de partida de esta nueva experiencia otros antecedentes en la historia del arte.
Transformar, recrear, reciclar para volver a poner en valor un objeto de uso cotidiano con un nuevo fin artístico, fue uno de los objetivos de esta “Intervención de damajuanas”.
Los artistas tuvieron la tarea de transformar antiguos botellones de vidrio, a los que llamamos damajuanas, para convertirlos en objetos intervenidos alegres y atractivos que pusieron en valor a los objetos y a los artistas que trabajaron sobre ellos. Los artistas que participaron en ésta tareas fueron: Ricardo Argüelles, Marita Fernández Barragán, Andrea Grossi, Guillermina Kalle, Alba Manzini, Verónica Martínez, Natalia Menchón, Susana Midón, Sergio Ricupero, Rolando Salazar, Alicia Sollé, Ana Tripiana y Silvina Turco.
Transformar, recrear, reciclar para volver a poner en valor un objeto de uso cotidiano con un nuevo fin artístico, fue uno de los objetivos de esta “Intervención de damajuanas”.
Los artistas tuvieron la tarea de transformar antiguos botellones de vidrio, a los que llamamos damajuanas, para convertirlos en objetos intervenidos alegres y atractivos que pusieron en valor a los objetos y a los artistas que trabajaron sobre ellos. Los artistas que participaron en ésta tareas fueron: Ricardo Argüelles, Marita Fernández Barragán, Andrea Grossi, Guillermina Kalle, Alba Manzini, Verónica Martínez, Natalia Menchón, Susana Midón, Sergio Ricupero, Rolando Salazar, Alicia Sollé, Ana Tripiana y Silvina Turco.
El vino como pincel.
¿Quién dijo que el vino es sólo para beber? También se utiliza como materia prima para pintar cuadros. Hay quienes prefieren un cabernet, un malbec, un syrah o un borgoña para sus obras, antes que los acrílicos tradicionales.
Con esta premisa se pueden apreciar las obras realizadas con vino como tinta y collage de la artista invitada Gladys Abitante de su serie “Aires de buenos tintos”…
Con esta premisa se pueden apreciar las obras realizadas con vino como tinta y collage de la artista invitada Gladys Abitante de su serie “Aires de buenos tintos”…
La damajuana en Francia
La historia del origen del nombre es incierta ya que hay diferentes interpretaciones y procedencias. Algunos afirman que proviene del francés “Dame Jeanne” y hace referencia a una joven de la región vitivinícola de Burdeos, de conocida belleza, a la cual le sobraban los pretendientes. Uno de ellos, para agasajarla, guardó un vino especial en unas vasijas novedosas recubiertas de mimbre y se las regaló a la joven Jeanne. Estas botellas tuvieron un gran éxito y las vasijas fueron conocidas como “un Damme Jeanne”. Otras leyendas sitúan el origen del nombre en Cuba y en las curvas de una famosa mujer isleña, de gran carácter y amante del tequila, la cual pedía que le llevaran la bebida desde México en vasijas de vidrio protegidas con el bagazo. A esta mujer la llamaban la Dama Juana y de ahí que sus vasijas adoptaran su nombre. Incluso hay historias que dicen que las Damajuanas nacieron en la década de los 50, en un pueblo en las afueras de lo que hoy es Tijuana, con la misma función de transportar líquidos ya sea vino o aguardiente.
En Latinoamérica
En México, en la década del ’50, del siglo XIX, en la afueras de lo que hoy es Tijuana, una mujer de aspecto regordete, acentuándose en su caderas y piernas, salió a comprar vino para su marido, pero he aquí su sorpresa, al ver que su marido, el vidriero del pueblo, había cambiado su botella de ancho pico por una botella de pico mas refinado, pero con un cuello que se abre tanto como 4 o 5 botellas juntas y desciende sin afinar. La mujer llamada Juana de los Milagros González, salio a hacer sus compras diarias al mercado del pueblo, pero al llegar a comprar su vino, grande fue el asombro del comerciante y los demás compradores. Luego de un tiempo la Dama Juana, como se la conocía en el pueblo, se acostumbró y hasta sacó ventajas en el uso de estas botellas tan grandes. En el pueblo se la veía pasar a la Dama Juana con el botellón, y la gente decía ahí va Juana con el botellón, o ella dejaba el mismo para que se lo llenen mientras hacia sus otras compras, la gente preguntaba de quien era ese botellón, a lo cual respondía, es de la dama Juana y siempre recibía la misma respuesta, es obvio si son iguales que ella, pero mas chiquitas, seguido de risas generales y subestimando su utilidad.
Poco a poco, la gente fue viendo la práctica utilidad de la misma y fueron adoptándola, cada ama de casa a su hogar.
Pero al comprarla no sabían como llamarla, ni como pedirla, y decían, me da una botella de Dama Juana; y con el tiempo se transformó en, “me da una Dama Juana”, con lo que el vidriero del pueblo, la bautizó como damajuana; y su primera decía: “No compre barriles, grandes e incómodos, use damajuanas y aproveche ese espacio entre el cobertizo y el establo para tejer”.
Poco a poco, la gente fue viendo la práctica utilidad de la misma y fueron adoptándola, cada ama de casa a su hogar.
Pero al comprarla no sabían como llamarla, ni como pedirla, y decían, me da una botella de Dama Juana; y con el tiempo se transformó en, “me da una Dama Juana”, con lo que el vidriero del pueblo, la bautizó como damajuana; y su primera decía: “No compre barriles, grandes e incómodos, use damajuanas y aproveche ese espacio entre el cobertizo y el establo para tejer”.
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