Aumenta la matrícula en la escuela media, pero también el abandono y la repitencia
Desde hace al menos una década, el número de adolescentes argentinos que ingresa a la escuela secundaria va en aumento, pero así también el índice de aquellos que no logran pasar de año o deciden abandonar el colegio.
Según los datos oficiales, la tasa de escolarización en el nivel medio -que no es obligatorio- pasó del 71,8 por ciento en 1991, al 85,3 por ciento en 2001.
Y esta tendencia se mantiene con los ciclos lectivos: en 2002, poco más de un millón de chicos se anotó en el Polimodal cuando en 2006, último dato disponible, la matrícula rozó los 1,4 millón de estudiantes, aunque en 2005 la cifra había llegado casi a 1,5.
A la hora de evaluar los resultados obtenidos por los estudiantes en la enseñanza secundaria, los indicadores son desalentadores.
El índice de no promoción en el nivel 3 de la Educación General Básica (EGB) pasó de 14,8 por ciento en 1996 a 18,9 en 2004.
Y en el ciclo Polimodal la situación fue aún más grave: trepó del 14,2 por ciento al 27,3 en el mismo período analizado.
En materia de abandono interanual, los datos muestran que para fines de 1996, en el nivel medio habían dejado la escuela el 15,1 por ciento de los matriculados al comienzo de ese año, cuando en 2004 lo hizo el 19,7 por ciento.
En los años sucesivos, la curva se mantuvo: el 19,4 por ciento de los 1,5 millones de jóvenes inscriptos en 2005 no se anotó en el Polimodal en 2006.
A nivel de repitencia, los números de la Dirección Nacional de Información y Evaluación de la Calidad Educativa (Diniece) indican que en 2005 -último relevamiento- repitieron de grado el 6,6 por ciento de los alumnos del EGB 1 y 2 (de 1ero. a 6to. grado); el 12, 2 de los estudiantes de 7º, 8º y 9º grado; y el 8,8 por ciento de quienes cursaron el nivel medio.
A su vez, según esas estadísticas, el 22,5 por ciento de los niños que cursó en 2005 el EGB 1 y 2 tenía una edad mayor a la correspondiente.
En el EGB 3, esta situación afectó al 33,5 por ciento de los estudiantes, mientras que en el Polimodal el 35,4 por ciento de los adolescentes tuvo una edad superior para el año que cursó.
En los países de la región, el panorama se repite, salvo en Chile donde la pérdida de un alumno implica menores recursos para los establecimientos educativos.
“Hemos logrado incorporar al colegio a chicos que antes no tenían ni perspectivas de hacerlo. Pero, lamentablemente, de esos jóvenes, no todos tienen una trayectoria escolar exitosa. A medida que aumenta la matrícula, suben los pasajes de no promoción y abandono. Entonces, incorporamos alumnos, pero tenemos muchos problemas para que permanezcan en la escuela”, evaluó Jason Beech, investigador del Conicet y de la Escuela de Educación de la Universidad de San Andrés (Udesa).
El académico, que dio a conocer varios de estos indicadores durante una jornada sobre Educación, explicó que ante el fracaso escolar, el estudiante y la familia deben tomar una decisión, “que en el caso de la escuela primaria se traduce en quedarse en el sistema educativo repitiendo de grado, pero en el nivel medio la tendencia muy marcada es el abandono”.
Por otro lado, comentó que en la Argentina, como ocurre en la mayoría de los países del continente, los que más desertan del colegio son los varones, mientras que en Bolivia y Perú lo hacen las mujeres: “Esto tiene que ver con la lógica de las culturas andinas, aún muy marcada en esas comunidades, que entienden que la mujer debe dedicarse a las tareas del hogar. Por eso, ante algún problema, se opta por sacarla de la escuela”, explicó.
La obligatoriedad de la enseñanza y su relación con la pobreza también fue eje de análisis del investigador durante el encuentro, organizado por el Grupo de Fundaciones y Empresas (GDFE).
Así, mostró cómo en la escuela primaria -obligatoria por ley- todos los grupos sociales suelen asistir, cuando en el secundario y en el jardín de infantes los índices de deserción escolar se disparan en desmedro de la enseñanza de los chicos con más necesidades. (NA)
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