Campeón de jineteadas
Por Flavia Anahí Contoli
flavia@eleco.com.ar
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Un 30 de diciembre de 1960 Tandil veía nacer a quien se convertiría en uno de los mejores jinetes del país. Jorge Aristegui comenzó a incursionar en estos espectáculos de destreza criolla desde muy joven ya que su padre y su hermano eran jinetes pero confiesa que nunca imaginó que iba a llegar tan lejos.
Fue diez veces campeón en todas las categorías en el desafío principal de estos encuentros criollos: Jesús María. Además, recorrió todo el país montando los potros más salvajes.
En septiembre de 1983 tuvo que afrontar el duro momento de la muerte de su hermano al montar al imbatible “Zorro” quien quedó enganchado del estribo al caer del caballo, que lo arrastró varios metros sin que los apadrinadores se acercaran a sacarlo y luego lo pateó quitándole la vida al instante.
A pesar de este trágico suceso que marcó su vida, Jorge admite que nunca pensó en dejar las jineteadas y que al producirse el fatal accidente prometió que en alguna oportunidad iba a montar a ese caballo. Y el momento llegó en el año 1985, oportunidad en la cual se reunieron 25 mil personas para ver la “revancha”. Los mejores jinetes del momento habían intentado jinetear al “Zorro”, pero Jorge Aristegui fue el primero y el único que logró hacerlo.
El legendario jinete, que ya lleva cerca de 30 años participando de estos encuentros criollos, asegura que nunca sintió miedo al montar un caballo y cuenta que si bien pensó en alguna oportunidad en retirarse, todavía no está decidido a hacerlo. “Cuando diga que me retiro quiero hacerlo y no volver. Sería muy feo que me retirara y luego me vean montando en otro lado, no quiero que me pase eso”, explica.
“Es algo que llevo dentro”, expresa este hombre que continúa convocando multitudes en cada jineteada que va. Jorge Aristegui, es sin duda alguna, un orgullo tandilense.
El inicio de una pasión
-¿Cuándo y cómo surgió su pasión por la jineteadas?
-De chico, porque yo me crié en el campo. El trabajo que teníamos estaba relacionado con los animales.
-¿Su padre jineteaba?
-Sí, sólo que en la época se hacían muy pocas fiestas, no como ahora que hay todos los domingos e, incluso, cada domingo hay varias. Entonces, yo solamente lo vi cuando él se despidió, tenía más o menos 6 años.
-¿A qué edad comenzó usted con las jineteadas?
-Como profesional ya tenía 19 años. Yo ya había montado pero muy poco. Me acuerdo que la primera monté porque faltaban jinetes, entonces lo hice para cubrir lugares y saqué un segundo premio.
-¿Dónde fue?
-En Tandil en el Pinar de la Sierra. Entonces me enganché porque cuando uno saca un premio se entusiasma.
-No esperaba algo así…
-No, menos sacar un premio pero se dio, se cayeron todos, ganó el Churro Arce ese día y yo. El Churro Arce era un jinete en ese momento de los mejores. Fue alrededor del año 76.
-¿Cómo llegó a Jesús María?
-Al salir del servicio militar comencé con las jineteadas como profesional. Empecé a ir para todos lados y ya sacaba premios. Después de que mi hermano tuvo el accidente con el caballo “Zorro” se realizó una clasificación en La Plata para ir a Jesús María y fui invitado por la organización. Había que representar a un centro tradicionalista o a una institución, yo fui de Tandil representando al Fuerte Independencia, y gané. Clasifiqué en diciembre del 83, y en enero del 84 fue la primera vez que fui a Jesús María y gané.
-Su hermano jineteaba antes de que usted empezara. ¿Influyó en que quisiera dedicarse a esto?
-Sí, porque yo iba a verlo a él primero, que era 6 años mayor. La primera jineteada que monté fue porque él me anotó, medio que me obligó y yo era chico. Me inscribió sin decirme nada con Tomás Mayo Gogorza y una vez que me nombraron tuve que montar. Esa fue la primera vez en una jineteada pero era rueda de petisos, ese día hice tres montas.
-¿Cómo se sintió en esa primera jineteada?
-Re contento porque había premio y lo gané, entonces cuando uno saca un premio se entusiasma.
La revancha
-¿Cómo influyó en su vida el hecho de que su hermano haya perdido la vida jineteando un caballo? ¿Sintió ganas de dejar?
-No, directamente hice la promesa de seguir y de que iba a montar el caballo en alguna oportunidad. El accidente de él fue en septiembre del 83 y yo monté el caballo en mayo del 85.
-¿Cómo se sintió al ser el primero que pudo jinetear ese caballo?
-Era el animal que todos los jinetes querían montar, es como cualquier competencia, uno quiere enfrentarse con el mejor. Yo calculo que debe ser lo mismo en el boxeo, en el fútbol, en las carreras de caballo, creo que todos queremos medirnos con el mejor. En esa época era el caballo más nombrado, pero nadie lo había podido jinetear. Entonces ya habían tres o cuatro que me lo ofertaron, organizaciones que me habían visto para que montara el caballo. Lo pensé, y un amigo, Mario Ascurria, el animador de Jesús María, me aconsejó que en vez de montarlo cuando hiciera la fiesta otro, que organizara yo la fiesta. ´Yo te ayudo y lo que ganás que sea para vos, no dejés que gane otro con algo que te va a ir bien´, me dijo. Le hice caso, así que alquilamos el caballo, hicimos una fiesta en Necochea y lo monté el 24 de marzo del 85.
-¿Sintió miedo en algún momento?
-No, al contrario, en ningún momento. No pensé si iba a poder o no, fui y lo monté como un caballo cualquiera. No pensé en nada, solamente quería montarlo y yo venía de haber ganado dos años Jesús María, así que estaba confiado. Cuando vos ganás en Jesús María, pasa un año que empezás a hacer montas especiales, y a mí me había ido muy bien con todos los caballos que había jineteado, entonces fui muy tranquilo. Incluso anduve todo el día a caballo con los muchachos, como capataz de campo.
Fue un festival en el que desbordó la gente, vinieron 25 mil personas, fue un espectáculo bárbaro, no sólo por la monta sino como salió la jineteada.
-¿Lo sintió como una revancha por lo que le pasó a tu hermano?
-Sí, fue así. Incluso la gente lo vio de esa manera, vinieron de La Pampa, de La Plata, colectivos llenos de todos lados. Se sumó lo que le había pasado a mi hermano con ese caballo y que yo había ganado dos veces en Córdoba, entonces la gente nos acompañó. Incluso no supimos que se haya realizado otra jineteada el mismo día.
-¿Se sentía alentado por la gran cantidad de gente que había ido a verlo?
-Sí, fue una locura de público.
"Es algo que llevo dentro"
-¿Qué es lo que más le gusta de las jineteadas que hace que lleve tantos años realizando este deporte?
-Es algo que llevo dentro y que en un momento pensé en retirarme porque me fracturé dos veces una pierna. Incluso algunos dijeron, e hicieron un verso, de que yo me retiraba pero yo nunca dije: “me voy a retirar tal día”. Lo pensé pero me siguen llamando de los grandes festivales que hay en distintas provincias y en ésta y eso hace que yo no me retire. Como estoy en actividad, porque las jineteadas se paran en invierno pero ya ahora desde agosto arrancan nuevamente y las invitaciones vienen de todos lados. No le quiero fallar a ninguno, y por eso sigo.
-¿Tiene pensado cuándo se va a retirar o piensa continuar por varios años?
-No, quiero cumplir con los compromisos que tengo y si puedo seguir un poco más lo haré. Pero cuando diga que me retiro quiero hacerlo y no volver. Sería muy feo que yo me retirara y luego me vieran montando en otro lado, no quiero que me pase eso.
-Muchos jinetes se retiran jóvenes.
-Para mí esto es un trabajo y eso también es lo que me hace seguir. Hay jinetes que no tienen la posibilidad de hacer tantas montas especiales entonces no les conviene y muchas veces por sus trabajos dejan antes. Yo sé que tengo que dejar en algún momento pero, seguramente, voy a seguir organizando jineteadas pero nunca participaría como jurado.
-¿Por qué?
-Porque no me gusta, los resultados de las jineteadas nunca salen como uno las ve de afuera. Yo siempre dije que el jurado tiene que estar afuera no dentro del campo, porque se ve distinto. La gente de afuera ve algo distinto a lo que ve el jurado de adentro, por eso no haría de jurado, nunca me gustaría discutir con un jinete.
-¿Se produce mucho que los jinetes discutan con el jurado?
-Sí, siempre hay disconformidad en el fallo.
-¿Eso sucede porque el jurado no es imparcial?
-A veces son localistas, y eso para mí no está bien. Pero yo he hecho fiestas y he puesto un jurado de cada lado para que no haya problemas, pero igual los hubo, así que no sabés como manejarlo.
-¿Alguna vez tuvo un accidente grave?
-Sí, tuve fracturas. Una en una pierna te deja un año sin competición y me pasó dos veces. También tuve varios esguinces, otra vez me quebré la mano, y me llevó un tiempo largo fuera de competencia.
-¿Nunca sintió temor de jinetear algún caballo?
-Nunca, lo que me pasa es que le puedo tener desconfianza a un caballo que es peligroso en las caídas. Dicen que antiguamente los jinetes los volteaban a los caballos para que perdiera con mayor facilidad porque cuando lo volteás, pierde tiempo y hace un esfuerzo mayor, entonces se cansa. Para mí es todo lo contrario, si un caballo no se cae mejor. No quiero que se caiga nunca. En las caídas vienen los apretones, las quebraduras, las torceduras.
Con estilo propio
-¿Tiene alguna estrategia que usa al momento de montar un caballo?
-No, podrá tener que ver con el estilo de cada uno, pero no tengo estrategia. Es uno y el caballo.
-¿Cómo definiría su estilo?
-No sé si lo podría definir yo, pero sí la gente. Dicen que mi estilo es distinto a todos. Viendo otros jinetes me doy cuenta de que los estilos de cada uno son diferentes, la forma de castigar, la forma de sentarse.
Los cambios
-¿Vio algún cambio en las jineteadas desde que empezó hasta ahora?
-Lo que cambió es que antes era jineteada terminada, te largaban el caballo del palo y hasta que no dejara de corcovear no te sacaba el apadrinador. Con el tema de que empezamos a ir a Jesús María, que se comenzó a televisar, se empezó a usar determinado tiempo para cada categoría, medido con un cronómetro. Eso es bueno porque es parejo para todos.
Ganador en todas las categorías
-¿Cuál es su categoría preferida?
La que más me gustó a mí siempre de joven fue la categoría en grupa pero en la que más gané en Jesús María fue en pelo (crina le llaman allá), las espuelas, el rebenque y nada más, vas agarrado de la crina del caballo.
-¿Porqué le gustaba más grupa?
-Me sentía más seguro pero esa categoría la gané una sola vez en Jesús María y en crina gané ocho veces.
En Jesús María gané una con basto y encimera, una de grupa y ocho en crina. Por eso todas las invitaciones que tengo, todas las montas especiales que yo hago son en pelo (crina) porque de alguna manera me identifica haber ganado en Jesús María durante ocho años en esa categoría. Es la de menos tiempo, son ocho segundos pero es la más difícil. La más riesgosa es el basto y encimera y es la que más tiempo lleva que son 15 segundos. Soy el único que tiene las tres categorías ganadas en Jesús María.
Fue diez veces campeón en todas las categorías en el desafío principal de estos encuentros criollos: Jesús María. Además, recorrió todo el país montando los potros más salvajes.
En septiembre de 1983 tuvo que afrontar el duro momento de la muerte de su hermano al montar al imbatible “Zorro” quien quedó enganchado del estribo al caer del caballo, que lo arrastró varios metros sin que los apadrinadores se acercaran a sacarlo y luego lo pateó quitándole la vida al instante.
A pesar de este trágico suceso que marcó su vida, Jorge admite que nunca pensó en dejar las jineteadas y que al producirse el fatal accidente prometió que en alguna oportunidad iba a montar a ese caballo. Y el momento llegó en el año 1985, oportunidad en la cual se reunieron 25 mil personas para ver la “revancha”. Los mejores jinetes del momento habían intentado jinetear al “Zorro”, pero Jorge Aristegui fue el primero y el único que logró hacerlo.
El legendario jinete, que ya lleva cerca de 30 años participando de estos encuentros criollos, asegura que nunca sintió miedo al montar un caballo y cuenta que si bien pensó en alguna oportunidad en retirarse, todavía no está decidido a hacerlo. “Cuando diga que me retiro quiero hacerlo y no volver. Sería muy feo que me retirara y luego me vean montando en otro lado, no quiero que me pase eso”, explica.
“Es algo que llevo dentro”, expresa este hombre que continúa convocando multitudes en cada jineteada que va. Jorge Aristegui, es sin duda alguna, un orgullo tandilense.
El inicio de una pasión
-¿Cuándo y cómo surgió su pasión por la jineteadas?
-De chico, porque yo me crié en el campo. El trabajo que teníamos estaba relacionado con los animales.
-¿Su padre jineteaba?
-Sí, sólo que en la época se hacían muy pocas fiestas, no como ahora que hay todos los domingos e, incluso, cada domingo hay varias. Entonces, yo solamente lo vi cuando él se despidió, tenía más o menos 6 años.
-¿A qué edad comenzó usted con las jineteadas?
-Como profesional ya tenía 19 años. Yo ya había montado pero muy poco. Me acuerdo que la primera monté porque faltaban jinetes, entonces lo hice para cubrir lugares y saqué un segundo premio.
-¿Dónde fue?
-En Tandil en el Pinar de la Sierra. Entonces me enganché porque cuando uno saca un premio se entusiasma.
-No esperaba algo así…
-No, menos sacar un premio pero se dio, se cayeron todos, ganó el Churro Arce ese día y yo. El Churro Arce era un jinete en ese momento de los mejores. Fue alrededor del año 76.
-¿Cómo llegó a Jesús María?
-Al salir del servicio militar comencé con las jineteadas como profesional. Empecé a ir para todos lados y ya sacaba premios. Después de que mi hermano tuvo el accidente con el caballo “Zorro” se realizó una clasificación en La Plata para ir a Jesús María y fui invitado por la organización. Había que representar a un centro tradicionalista o a una institución, yo fui de Tandil representando al Fuerte Independencia, y gané. Clasifiqué en diciembre del 83, y en enero del 84 fue la primera vez que fui a Jesús María y gané.
-Su hermano jineteaba antes de que usted empezara. ¿Influyó en que quisiera dedicarse a esto?
-Sí, porque yo iba a verlo a él primero, que era 6 años mayor. La primera jineteada que monté fue porque él me anotó, medio que me obligó y yo era chico. Me inscribió sin decirme nada con Tomás Mayo Gogorza y una vez que me nombraron tuve que montar. Esa fue la primera vez en una jineteada pero era rueda de petisos, ese día hice tres montas.
-¿Cómo se sintió en esa primera jineteada?
-Re contento porque había premio y lo gané, entonces cuando uno saca un premio se entusiasma.
La revancha
-¿Cómo influyó en su vida el hecho de que su hermano haya perdido la vida jineteando un caballo? ¿Sintió ganas de dejar?
-No, directamente hice la promesa de seguir y de que iba a montar el caballo en alguna oportunidad. El accidente de él fue en septiembre del 83 y yo monté el caballo en mayo del 85.
-¿Cómo se sintió al ser el primero que pudo jinetear ese caballo?
-Era el animal que todos los jinetes querían montar, es como cualquier competencia, uno quiere enfrentarse con el mejor. Yo calculo que debe ser lo mismo en el boxeo, en el fútbol, en las carreras de caballo, creo que todos queremos medirnos con el mejor. En esa época era el caballo más nombrado, pero nadie lo había podido jinetear. Entonces ya habían tres o cuatro que me lo ofertaron, organizaciones que me habían visto para que montara el caballo. Lo pensé, y un amigo, Mario Ascurria, el animador de Jesús María, me aconsejó que en vez de montarlo cuando hiciera la fiesta otro, que organizara yo la fiesta. ´Yo te ayudo y lo que ganás que sea para vos, no dejés que gane otro con algo que te va a ir bien´, me dijo. Le hice caso, así que alquilamos el caballo, hicimos una fiesta en Necochea y lo monté el 24 de marzo del 85.
-¿Sintió miedo en algún momento?
-No, al contrario, en ningún momento. No pensé si iba a poder o no, fui y lo monté como un caballo cualquiera. No pensé en nada, solamente quería montarlo y yo venía de haber ganado dos años Jesús María, así que estaba confiado. Cuando vos ganás en Jesús María, pasa un año que empezás a hacer montas especiales, y a mí me había ido muy bien con todos los caballos que había jineteado, entonces fui muy tranquilo. Incluso anduve todo el día a caballo con los muchachos, como capataz de campo.
Fue un festival en el que desbordó la gente, vinieron 25 mil personas, fue un espectáculo bárbaro, no sólo por la monta sino como salió la jineteada.
-¿Lo sintió como una revancha por lo que le pasó a tu hermano?
-Sí, fue así. Incluso la gente lo vio de esa manera, vinieron de La Pampa, de La Plata, colectivos llenos de todos lados. Se sumó lo que le había pasado a mi hermano con ese caballo y que yo había ganado dos veces en Córdoba, entonces la gente nos acompañó. Incluso no supimos que se haya realizado otra jineteada el mismo día.
-¿Se sentía alentado por la gran cantidad de gente que había ido a verlo?
-Sí, fue una locura de público.
"Es algo que llevo dentro"
-¿Qué es lo que más le gusta de las jineteadas que hace que lleve tantos años realizando este deporte?
-Es algo que llevo dentro y que en un momento pensé en retirarme porque me fracturé dos veces una pierna. Incluso algunos dijeron, e hicieron un verso, de que yo me retiraba pero yo nunca dije: “me voy a retirar tal día”. Lo pensé pero me siguen llamando de los grandes festivales que hay en distintas provincias y en ésta y eso hace que yo no me retire. Como estoy en actividad, porque las jineteadas se paran en invierno pero ya ahora desde agosto arrancan nuevamente y las invitaciones vienen de todos lados. No le quiero fallar a ninguno, y por eso sigo.
-¿Tiene pensado cuándo se va a retirar o piensa continuar por varios años?
-No, quiero cumplir con los compromisos que tengo y si puedo seguir un poco más lo haré. Pero cuando diga que me retiro quiero hacerlo y no volver. Sería muy feo que yo me retirara y luego me vieran montando en otro lado, no quiero que me pase eso.
-Muchos jinetes se retiran jóvenes.
-Para mí esto es un trabajo y eso también es lo que me hace seguir. Hay jinetes que no tienen la posibilidad de hacer tantas montas especiales entonces no les conviene y muchas veces por sus trabajos dejan antes. Yo sé que tengo que dejar en algún momento pero, seguramente, voy a seguir organizando jineteadas pero nunca participaría como jurado.
-¿Por qué?
-Porque no me gusta, los resultados de las jineteadas nunca salen como uno las ve de afuera. Yo siempre dije que el jurado tiene que estar afuera no dentro del campo, porque se ve distinto. La gente de afuera ve algo distinto a lo que ve el jurado de adentro, por eso no haría de jurado, nunca me gustaría discutir con un jinete.
-¿Se produce mucho que los jinetes discutan con el jurado?
-Sí, siempre hay disconformidad en el fallo.
-¿Eso sucede porque el jurado no es imparcial?
-A veces son localistas, y eso para mí no está bien. Pero yo he hecho fiestas y he puesto un jurado de cada lado para que no haya problemas, pero igual los hubo, así que no sabés como manejarlo.
-¿Alguna vez tuvo un accidente grave?
-Sí, tuve fracturas. Una en una pierna te deja un año sin competición y me pasó dos veces. También tuve varios esguinces, otra vez me quebré la mano, y me llevó un tiempo largo fuera de competencia.
-¿Nunca sintió temor de jinetear algún caballo?
-Nunca, lo que me pasa es que le puedo tener desconfianza a un caballo que es peligroso en las caídas. Dicen que antiguamente los jinetes los volteaban a los caballos para que perdiera con mayor facilidad porque cuando lo volteás, pierde tiempo y hace un esfuerzo mayor, entonces se cansa. Para mí es todo lo contrario, si un caballo no se cae mejor. No quiero que se caiga nunca. En las caídas vienen los apretones, las quebraduras, las torceduras.
Con estilo propio
-¿Tiene alguna estrategia que usa al momento de montar un caballo?
-No, podrá tener que ver con el estilo de cada uno, pero no tengo estrategia. Es uno y el caballo.
-¿Cómo definiría su estilo?
-No sé si lo podría definir yo, pero sí la gente. Dicen que mi estilo es distinto a todos. Viendo otros jinetes me doy cuenta de que los estilos de cada uno son diferentes, la forma de castigar, la forma de sentarse.
Los cambios
-¿Vio algún cambio en las jineteadas desde que empezó hasta ahora?
-Lo que cambió es que antes era jineteada terminada, te largaban el caballo del palo y hasta que no dejara de corcovear no te sacaba el apadrinador. Con el tema de que empezamos a ir a Jesús María, que se comenzó a televisar, se empezó a usar determinado tiempo para cada categoría, medido con un cronómetro. Eso es bueno porque es parejo para todos.
Ganador en todas las categorías
-¿Cuál es su categoría preferida?
La que más me gustó a mí siempre de joven fue la categoría en grupa pero en la que más gané en Jesús María fue en pelo (crina le llaman allá), las espuelas, el rebenque y nada más, vas agarrado de la crina del caballo.
-¿Porqué le gustaba más grupa?
-Me sentía más seguro pero esa categoría la gané una sola vez en Jesús María y en crina gané ocho veces.
En Jesús María gané una con basto y encimera, una de grupa y ocho en crina. Por eso todas las invitaciones que tengo, todas las montas especiales que yo hago son en pelo (crina) porque de alguna manera me identifica haber ganado en Jesús María durante ocho años en esa categoría. Es la de menos tiempo, son ocho segundos pero es la más difícil. La más riesgosa es el basto y encimera y es la que más tiempo lleva que son 15 segundos. Soy el único que tiene las tres categorías ganadas en Jesús María.
El Zorro
-¿Considera que el “Zorro” fue el caballo más difícil que montó?
-No, para mí no fue el más difícil, que haya sido un caballo muy bueno y bellaco sí, pero el más difícil no. He jineteado caballos mucho más complicados. Por ejemplo, La Cautiva era una yegua muy vueltera, El Rubio de Santa Cruz es un caballo muy bellaco, El Torito de Coronel Pringles también.
-¿Por qué piensa que el “Zorro” era un caballo tan complicado para la mayor parte de los jinetes?
-Es por la forma de corcovear que tenía. Era un caballo bruto, grande, ágil, y usaba mucho la cabeza con el ancazo, entonces los jinetes no lo podían aguantar.
La ovación del público
-¿Qué siente cada vez que logra jinetear un caballo?
-Hay varias sensaciones. por ejemplo, cuando es una monta especial a vos te echan un caballo de los mejores, entonces uno quiere jinetearlo porque viene volteando. Uno quiere vencerlo para brindarle un espectáculo a la gente, y otra para ser más que el caballo. Porque si te baja, el caballo es más que vos.
Cuando es una competencia, te estás jugando el premio, entonces querés ganar y hacer una buena monta para ganarle al otro. La ovación el público es lo que más te alienta porque cuando sale una jineteada buena es como cuando en una cancha de fútbol se grita un gol, la gente grita, toca bocina y aplaude, entonces uno lo siente.
-Como un jugador de fútbol…
Claro, exactamente lo mismo.
-¿Cuál fue la jineteada que más le gustó?
-Hay muchísimas, pero con basto y encimera siempre recuerdo la de “El Torito” de Coronel Pringles, que fue en Tres Arroyos en el 93.
En pelo una jineteada en Las Encadenadas con una yegua de Coronel Pringles, también muy buena, que gané un broche de oro, después en montas especiales hay un montón. Hace dos años fui a Uruguay a montar un caballo que también venía volteando y lo pude jinetear.
-Alguna anécdota que recuerde…
No, pero viajando tanto uno se hace de amigos y te atienden de la mejor manera. Lo lindo de todo esto es que cuando termina la monta la gente se mete en el campo de doma, antes eso no pasaba. Ahora la gente se saca fotos, piden autógrafos y capaz que están media hora adentro y hay también muchos chicos de 5, 6, 8 años y eso es lo que más me alegra. Ahora que se usa tanto internet la gente me saluda y manda invitaciones y se hacen amigos de uno a través del Facebook, y está bueno porque me toca ir a otra provincia y comentan, ven las fotos y te hacés conocido en todos lados.
-¿Cuáles son las fiestas que más te gustaron en cuanto a la organización?
-Yo creo que la fiesta mejor organizada es El Talar.
-¿Cuando recién empezó pensó que iba a llegar tan lejos?
No, nunca, me acuerdo que una vuelta había una fiesta en Fulton y yo estaba en el campo y no tenía en qué ir. Entonces me fui a dedo y yo iba pensando “¿podré montar y sacar un premio?”. Yo quería sacar un premio y era una jineteada de novillos, eso era cuando recién empezaba. No pensé nunca que iba a llegar a tanto y menos a Jesús María que es lo que quieren todos.
-No, para mí no fue el más difícil, que haya sido un caballo muy bueno y bellaco sí, pero el más difícil no. He jineteado caballos mucho más complicados. Por ejemplo, La Cautiva era una yegua muy vueltera, El Rubio de Santa Cruz es un caballo muy bellaco, El Torito de Coronel Pringles también.
-¿Por qué piensa que el “Zorro” era un caballo tan complicado para la mayor parte de los jinetes?
-Es por la forma de corcovear que tenía. Era un caballo bruto, grande, ágil, y usaba mucho la cabeza con el ancazo, entonces los jinetes no lo podían aguantar.
La ovación del público
-¿Qué siente cada vez que logra jinetear un caballo?
-Hay varias sensaciones. por ejemplo, cuando es una monta especial a vos te echan un caballo de los mejores, entonces uno quiere jinetearlo porque viene volteando. Uno quiere vencerlo para brindarle un espectáculo a la gente, y otra para ser más que el caballo. Porque si te baja, el caballo es más que vos.
Cuando es una competencia, te estás jugando el premio, entonces querés ganar y hacer una buena monta para ganarle al otro. La ovación el público es lo que más te alienta porque cuando sale una jineteada buena es como cuando en una cancha de fútbol se grita un gol, la gente grita, toca bocina y aplaude, entonces uno lo siente.
-Como un jugador de fútbol…
Claro, exactamente lo mismo.
-¿Cuál fue la jineteada que más le gustó?
-Hay muchísimas, pero con basto y encimera siempre recuerdo la de “El Torito” de Coronel Pringles, que fue en Tres Arroyos en el 93.
En pelo una jineteada en Las Encadenadas con una yegua de Coronel Pringles, también muy buena, que gané un broche de oro, después en montas especiales hay un montón. Hace dos años fui a Uruguay a montar un caballo que también venía volteando y lo pude jinetear.
-Alguna anécdota que recuerde…
No, pero viajando tanto uno se hace de amigos y te atienden de la mejor manera. Lo lindo de todo esto es que cuando termina la monta la gente se mete en el campo de doma, antes eso no pasaba. Ahora la gente se saca fotos, piden autógrafos y capaz que están media hora adentro y hay también muchos chicos de 5, 6, 8 años y eso es lo que más me alegra. Ahora que se usa tanto internet la gente me saluda y manda invitaciones y se hacen amigos de uno a través del Facebook, y está bueno porque me toca ir a otra provincia y comentan, ven las fotos y te hacés conocido en todos lados.
-¿Cuáles son las fiestas que más te gustaron en cuanto a la organización?
-Yo creo que la fiesta mejor organizada es El Talar.
-¿Cuando recién empezó pensó que iba a llegar tan lejos?
No, nunca, me acuerdo que una vuelta había una fiesta en Fulton y yo estaba en el campo y no tenía en qué ir. Entonces me fui a dedo y yo iba pensando “¿podré montar y sacar un premio?”. Yo quería sacar un premio y era una jineteada de novillos, eso era cuando recién empezaba. No pensé nunca que iba a llegar a tanto y menos a Jesús María que es lo que quieren todos.
Las categorías principales de las jineteadas
El deporte consiste en que el jinete debe sostenerse por entre 8 y 15 segundos sobre el lomo del bagual (animal sin amansar). Según la competencia, hay varias categorías. Las más importantes son las siguientes:
Categoría crina limpia o potro pelado: el jinete debe montar al animal sin montura ni elemento de ningún tipo, con excepción de una lonja de cuero que se coloca rodeando el pescuezo, de donde debe sostenerse. Durante toda la prueba debe utilizar las espuelas. El tiempo de monta es de 8 segundos.
Categoría grupa surera: el jinete debe montar al animal con un cuero de oveja ajustado por un cinchón como montura y riendas, las que deben ser sostenidas por una mano, mientras que con la otra debe sujetar el rebenque. El tiempo de monta es de 12 segundos.
Categoría basto con encimera: el jinete utiliza estribos y no deberá perderlos en ningún momento. El tiempo de monta es de 15 segundos.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios