Cartas de lectores
Estoy demasiado triste y ya no tengo ganas…
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Estimado Señor Director:
Agradezco a Ud. la gentileza de publicar esta carta.
Acabo de enterarme de la muerte de Rolandos, uno de los perros encerrado en los caniles del predio de Bromatología. Alcancé a conocerlo y su muerte además de triste, me hace sentir impotente ante la situación de estos animalitos.
No existe una sección de necrológicas para perros, pero quise recordarlo imaginando lo que Rolandos sintió, su decepción ante tanta indiferencia en los dos años que estuvo encerrado y nadie lo rescató. Imaginé a Rolandos dejándose morir ebrio de soledad, con el desencanto enraizado en su noble corazón de perro. Dejándose morir junto a los añicos de su ilusión frustrada. Imaginé que si Rolandos hubiese sabido escribir, más o menos éste, sería su mensaje de despedida.
“Ya se nota el frío. Ya siento la persistencia de mi pelaje húmedo. Ya no tengo ganas. Aprieto mi cuerpo contra el cemento para alcanzar un rayo de sol, pero no cede… y el sol está lejos… y no me abriga. Un haz se cuela por entre las rejas pero no cae sobre mí. Se me están borrando las imágenes de la vereda ancha y de la puerta atenta en la que me acostaba. Se desdibujan en mi recuerdo los vehículos que a veces corría o ladraba. Se me olvidó mi nombre y empiezo a sentir tan ajeno este Rolandos con el que me bautizaron al entrar a aquí… Ya no tengo ganas. Se agotaron mis ojos de mirar el cielo noche y día, de contar nubes y estrellas y de esperar.
Esperar una caricia familiar. Esperar un resto de comida con olor a comida. Esperar un reto cariñoso. Esperar un colchón para mi descanso. Esperar una voz que reconozca. Esperar… esperar…
Ya no tengo ganas. Se avecina el frío cruel de las madrugadas tandilenses y no tengo el reparo del amor. Las rejas que me encierran se endurecen de escarcha y ya no sé si son mis patas entumecidas o esos hierros los que me sostienen y no tengo un amigo con quien acurrucarme en busca de calor. Mi ladrido y todos los ladridos que oigo se esfuman por los campos cercanos y no despiertan la generosidad de quienes pueden ayudarnos con un lugar en su casa.
Ya no tengo ganas. Han envejecido mis sueños de libertad, de correteos, de espantar pájaros, de correr plazas, de vagar aunque sea solitario por la amplitud de la ciudad tan bella.
Ya no tengo ganas. Sí quiero agradecer a quienes intentaron ayudarme, a quienes intentaron buscarme un hogar, a quienes publicaron mi foto en las redes sociales para que me conocieran y supieran mi historia. Pero no tengo más ganas de vivir así. Vi salir a Rita, a Vida, a Agapornis, a Rufina y su hermana Amanda, y a otros más y sentí la emoción de su salida y renové la esperanza de que la próxima correa fuera para mí, pero llega el invierno y aquí estoy. Ojalá Lautaro, Pelotas, Luz, Princesa, Lucas, Baltazar, Morena y tantos otros que están aquí tengan más fuerzas que yo y soporten este cautiverio injusto en el que hemos caído.
Ya no tengo ganas. Ojalá me duerma con el más dulce sueño del calor de una familia. Ojalá me duerma escuchando puertas que se abren para mis amigos. Ojalá me duerma con la utópica visión de caniles vacíos.
Estoy demasiado triste y ya no tengo ganas…”.
Norma Rodríguez
DNI 12.059.174
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La Unión hace la fuerza
Señor Director:
El Senado es el órgano federal por excelencia, el lugar en el que todas las provincias tienen la misma representatividad. Cada una de ellas cuenta con tres senadores, que en definitiva resultan los interlocutores, junto a los diputados, de sus necesidades e intereses en el Congreso.
Para que los legisladores no pierdan vínculo con sus distritos, la Cámara alta les garantiza un cupo mínimo de pasajes para utilizar todos los meses. Pero la mayoría prescinde de esos boletos y los cambia por dinero, a un precio considerablemente inferior al valor del mercado.
Por reglamento, cada senador dispone mensualmenbte de 20 pasajes aéreos y 20 terrestres. Según información brindada por el propio Senado de Justicia, a partir de un amparo presentado por la ONG Poder Ciudadano, el 96 por ciento de los senadores decidió canjearlos por dinero. Es decir, 69 sobre un total de 72. Los datos no contemplan la actual conformación de la Cámara, ya que comprenden el período entre enero de 2012 y junio de 2013.
Unos 160.000 pesos anuales por legislador, dejando de lado alguna excepción. Más allá de ser legal el canje, tal como consigna Poder Ciudadano: “Los pasajes son sumamente necesarios para que los legisladores realicen sus tareas”. Y aunque el rendimiento de cada senador es otro tema de análisis, en el que inciden diversas cuestiones, queda abierto el interrogante: ¿Cómo hacen para volver a sus provincias?
Pero emociona ver que en alguna oportunidad “casi todos” se ponen de acuerdo para engrosar “flacos sueldos” para hacer más creíble la democracia en beneficio del país.
Juan José Guzmán
DNI 25.713.521
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¿Se pueden saber los datos reales de la pobreza?
Señor Director:
Estaría bueno que en vez de lanzar proclamas pretenciosas como “nadie ha hecho tanto por los pobres como…”, algún funcionario se aviniera a informar cuál es el indicador de pobreza que hay en Argentina. Algo increíble. Sin ese dato, todo lo que pueda decirse es “pura cháchara”. Un dato clave para saber “qué cosas hay que cambiar” o “si hay que seguir por este buen camino”, como es el índice de pobreza, es sistemáticamente ocultado. Es necesario que nuestro gobernantes den a conocer este dato, que es clave para saber “dónde estamos parados”. O detenidos…
Mario Aldaro
DNI 14.427261
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Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios