Cartas de lectores
¡Qué herencia!
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Señor Director:
Lástima, impotencia, enojo, vergüenza (ajena), todo esto y mucho más, pero por sobre todas las cosas me siento defraudada como argentina, como persona, como educadora, como ciudadana de un país que se dice civilizado.
Me siento defraudada por algunas personas que viven en Tandil y que “no saben” y “no quieren aprender” que sus derechos comienzan donde terminan los de los demás.
Tengo derecho a que no invadan mi vida pintando graffitis en la pared del frente y del costado de mi casa. Ustedes, “ilustres desconocidos” tienen derecho a expresarse, si así quieren decirlo, pero no en la pared de mi domicilio.
¿De dónde obtienen dinero para mal gastarlo en esas pintadas? ¿Les sobra? ¿Por qué no lo emplean para algo útil? ¿o es acaso una expresión del odio hacia los demás, o acaso de maldad innata o de qué?
Sin duda es de cobardía porque lo hacen amparados en la oscuridad de la noche o en horas de la madrugada.
En esta sociedad en que nos toca vivir todos reclamamos derechos, pero se olvidan de los deberes.
¿Quién se ocupa de buscar soluciones a éste y a otros muchos males que nos acontecen? Creo que le corresponde en primera instancia a la policía. También las agrupaciones políticas podrían tomar la posta, actuando más y hablando menos, y las asociaciones de derechos humanos. ¿No les parece que ya estamos tocando fondo?
Perdimos valores que nos hacen personas, tenemos problemas en la educación, en la salud, etc…
¿Qué más tenemos que perder para reaccionar y plantearnos: esto queremos para nuestros nietos?
Una abuela triste y desprotegida. Agradeciendo su atención, saludo atte.
María del Carmen Rodríguez. DNI 4.568.466.
Estafado
Discriminado y estafado se siente Gonzalo, un niño de sexto de la Escuela 21. Vendió rifas, cartones para el bingo, llevó ropa para el baratillo para pagar su viaje de egresados. Pero un grupo de madres no le permite viajar porque dice que es peleador.
Me pregunto qué educación les pueden dar a sus hijos estas mamás discriminatorias.
Delia 6.132.993
Que no vuelva a pasar
Señor Director:
Esto es para que no vuelva a pasar. Hace unos meses comencé a trabajar en el Hospital Ramón Santamarina. ‘Lugar soñado’, no para mí, que a partir del 31 de octubre me quedo sin trabajo por no trabajar de noche. En dos oportunidades que se me ofrece y dije que no podía trabajar en ese turno.
También tengo tres certificados y da la casualidad que yo no elijo enfermarme o que me pase tener a alguien enfermo de mi familia.
He cumplido en tiempo y forma con mi trabajo y más también, ya que he estado en varios lugares y cubriendo a mis compañeras. He estado en un día cumpliendo tareas en varios sectores y muchas veces en dos salas a la vez por hacer favores. He ido cuando he tenido franco y me he quedado en horas extras, colaboración, y de un lado al otro entre el 1 de julio hasta el 31 de octubre, pero no se me renovó el contrato por no trabajar de noche ya que tienen cuatro o cinco personas que sí trabajan en ese horario.
Pedí ayuda al sindicato, hizo lo que pudo y no hubo respuesta. Le mandé cartas al Intendente y me dijo su secretaria que el Hospital es un ente diferente y que no podían hacer nada por mí. No sé en quién confiar, qué está pasando con esta gente ya que yo cumplí, nunca falté, ni llegué tarde, no le falté el respeto a nadie, ni cometí nada grave.
Tengo 43 años y ¿dónde voy a esta edad?
Hay gente que nunca trabajó de noche dentro del Hospital. Yo me pregunto: ¿Hay algún capricho conmigo o algo personal por ser tan eficiente?
Se juega con la ilusión de la gente. ¡Qué vergüenza!
Teresita Rolando DNI 21.460.061
¿Se hará justicia?
Señor Director:
Estimados lectores, me he decidido a escribir esta carta luego de haber agotado todas las instancias de reclamos y seguimientos que se me permiten hacer, y como tantas otras familias me encuentro en soledad. Quiero contar el porqué de esta afirmación: en el mes de mayo de 2011 inició una causa penal por incumplimiento de “Deberes de Asistencia Familiar”, causa que se suma a otra más grave en proceso. Pasaron más de 3 años y hace unos días me notifican que el 19 de julio de 2013 el fiscal ha resuelto: “Disponer el archivo de la presente causa (IPP 01-01-002688) hasta tanto aparezcan nuevos elementos que habiliten su reapertura”. Resolución que tomó argumentando que “lamentablemente y tras agotar las pesquisas no fue dable comprobar -de momento- que el señor… tuviera un empleo fijo o estable u otras fuentes de ingresos legales que le posibiliten cumplir la cuota alimentaria”.
Resolución que contradice a lo que en su momento me expresara el juez de Juzgado 1: “Si es una persona joven que no tiene ningún tipo de discapacidad o impedimento, así tenga que salir a barrer veredas debe cumplir con su obligación como padre”. Todo anecdótico, porque lejos de esa situación estamos.
Y es en este punto me pregunto: ¿Cómo funciona la Justicia? Y llego a la triste respuesta de que es por mera voluntad del que la tenga, por compromisos personales, favores. Yo sólo puedo aspirar a la voluntad y no todos la poseen. Cuán injustos son algunos de los responsables funcionarios de ese sistema.
Por mi parte, como mamá nunca les hice faltar nada a mis hijas y he trabajado en ocho casas distintas para eso. Nadie vino a preguntarme cómo hacía para darles lo necesario aunque no trabajara “en blanco”, aunque no durmiera o comiera mal, nunca se preocuparon realmente por ellas.
Y parada aquí, llena de impotencia, me pregunto: ¿Qué hubiera dicho el juez si me presento en el juzgado y digo “Mire, yo tengo intención de darles todo, pero no tengo un trabajo en blanco”? ¿Me sacan la tenencia? El progenitor de mis hijas cometió un delito que se probó y quedó en suspenso, ¿qué hacen con esta segunda transgresión? ¿Dejan que pase el tiempo y caduque? Avalan los incumplimientos y nuevamente por accionar frenado “abandonan” a mis hijas, que lamentablemente han sufrido cosas que ningún niño debería. Me dan con las manos vacías esperando una justicia que repare algo del daño, pero sola con mi fuerza y voluntad de criarlas deseando que finalmente puedan ser felices.
En este camino encontré a algunas pocas personas que me ayudaron y les agradezco, pero realmente espero más. Quiero que cada funcionario, jueces, abogados, fiscales, cumplan con su obligación y no se olviden que detrás de una causa, una carátula, un número, hay personas que sufren, que ríen, que lloran igual que ellos.
Finalmente, y en lo profundo, mantengo la esperanza de que se haga justicia.
Laura García
DNI 21.132.208
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A 40 años del barrial de 1973 y algo más
Señor Director:
En 1973 organizado por la Juventud Peronista, se llevó a cabo en las instalaciones del club Defensa de Tandil el exitoso campeonato Barrial de box denominado “José Ignacio Rucci”, en homenaje al líder cegetista por entonces y que hacía pocos días había sido asesinado.
El mismo fue por eliminación directa y contó con la participación de 180 boxeadores aproximadamente. Entidades como Defensa TandiI, Santamarina, Unión y Progreso, San Martín, Fuerza Aérea, Boca, Unión Ferroviaria, U. Aguirre, Huracán, Las Numancias, entre otras, participaron de este torneo.
Todas las veladas se realizaron con un lleno total, y una noche por el peso de la gente cedieron los tirantes del techo que estaba a la izquierda sin tener que lamentar accidentados.
De dicho torneo surgieron campeones como César Villaruel, Motoneta Conti, Carlos Valle, Patita Barraza; Vasquito Alcibar, Zurdo Segovia, Raúl Molina, entre otros.
El club Huracán se llevó los mejores lauros, trofeo al club más campeones obtuvo trofeo al noqueador Raúl Molina y al mejor boxeador al Vasquito Alcibar.
Como dato curioso este joven que entonces era menor de edad, combatió las tres peleas con fractura del quinto metacarpio de su mano derecha, creyéndose para él y su entorno, que era un problema de nudillos, soportando inflamación y dolor, inclusive para calzar el guante.
Fue operado finalizado el campeonato por el doctor Badone.
Recuerdo que había un periódico que decía que era un boxeador con línea propia, boxeo estilizado y un conocimiento del ring asombroso, recorte que aún conservo.
Cuando quería bailoteaba o caminaba bien el ring, aportando reflejos, cintura y vista, un verdadero exquisito del ring e intérprete del arte del boxeo.
A partir de ese torneo me hice hincha como muchos y comienzo a seguirlo. Fue campeón de la provincia y semifondista preferido de Osvaldo Cavillon, técnico de los hermanos Giménez, Locche y Galíndez, entre otros.
Recuerdo que en las preliminares estaba Parra, Motoneta Conti, Oscar Cela, Simonetti, Fabre, etc.
Sería innumerable recordar las anécdotas, pero sólo recuerdo cuando en el ring de guanteo se fue re caliente porque no te podía encontrar y encima recibía tus golpes Jorge “Polvorita” Gómez, que había venido a combatir a Tandil.
Las veces que se quedaba a observarte el recordado Horacio Andersen. O cuando le ganaste al bahiense García, aquel que le quitara el invicto al Karateca Medina, bailoteando y con el Santamarina aplaudiendo.
Sentí una profunda tristeza cuando dejaste el boxeo a los veinte años, tal vez por algunos incumplimientos, edad en la que empiezan muchos y en quien teníamos cifradas esperanzas. Nunca perdiste por nockout, ni por abandono, a pesar de dar en varias oportunidades hasta seis kilos de ventaja. En los noventa volviste, te vi con los pibes que representaban al club San Martín, donde obtuviste varios campeones entre ellos a Carlos Málaga campeón sudamericano.
Hace mucho que no te veo “Vasquito”, me han dicho que estás trabajando mucho, donde quieras que estés. Gracias por tu exquisitez boxística y por tu coherencia y objetividad en los programas radiales que has hecho, tanto políticos como deportivos. Un abrazo.
Carlos H. González
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