Cartas de lectores
La inexplicable actitud de un reconocido oncólogo de nuestra ciudad
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Señor Director:
Esta carta tiene como objetivo hacer conocer a la comunidad la cruel situación que tuvo que atravesar un paciente y su familia, a raíz de la actitud de un reconocido médico de Tandil quien no le prestó la atención y la contención necesarias, más aún cuando se trata de un paciente víctima de una enfermedad tan cruel como es el cáncer.
Desde hace más de once años este conocido profesional de la medicina atendía a Mirta (Gachi), haciendo que ella confiara plenamente en él, que estableciera lazos afectivos y de consulta permanente ante el menor cambio en su salud.
A fines de 2014 las cosas cambiaron. Ante un retorno de la enfermedad -que esta vez se manifestó con la pérdida de la voz- Gachi acudió a la consulta, como en anteriores oportunidades.
La respuesta del médico fue que el síntoma era de origen “psicológico”: una respuesta vergonzosa. Como solución probable le aconsejó que cuando comiera -ya que no podía tragar la comida- se distrajera mirando televisión, porque el problema tendría un origen “psicológico”. Al igual que con la comida, Gachi sentía dificultad para respirar y se ahogaba.
Ante los reiterados pedidos para que la atendiera nuevamente, ya que su salud empeoraba, el médico comenzó a concertar citas en su consultorio, a las que nunca se presentaba.
Así, Gachi llegaba al consultorio con todos los estudios y la secretaria le informaba que ese día el doctor no vendría: obviamente, no estamos culpando a la secretaria por las actitudes del médico, que -como puede apreciarse- es un profesional “muy comprometido con la vida”.
Luego vendrían una serie de internaciones. Desde el centro asistencial se convocaba al profesional para que se presentara, ya que era el médico de cabecera: desgraciadamente, nunca se presentó, contrariando el juramento que los obliga a no abandonar a los pacientes.
Lamentablemente, hace unos días que Mirta (Gachi) se fue de gira can sus pinceles y pomos de óleos, como lo hacen los artistas, dejando la duda entre los familiares acerca de si se hubiera podido hacer algo para aliviar su dolor y mejorar su calidad de vida en el tramo final.
Lamentamos profundamente que por culpa de este profesional, en quien tanto Gachi como la familia confiaron, se haya quedado sin atención en los últimos momentos de su vida.
Es terrible que sucedan cosas tan inhumanas con personas que transitan esta grave dolencia, que destroza anímicamente a quienes la padecen, a su familia y entorno.
Mariela Pieres
DNI 25.452.711
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Un robo domiciliario y el rol de la policía
Señor Director:
Todo comenzó hace siete años, cuando llegué a mi casa junto a mi familia. Cerca de la 0.30 de la madrugada, nos encontramos que desconocidos habían ingresado a nuestra vivienda rompiendo una ventana posterior y se habían alzado con todo lo de valor. Y cuando digo todo me refiero a todo. Me dirijo a hacer la denuncia a la comisaría Tercera la cual correspondía en ese momento por la zona, me toman la denuncia y me retiro sin más novedad. Debo aclarar que nunca se presentó perito alguno y jamás dieron a conocer este caso ante los medios.
Sin saber más del caso hasta que en el día 7/5/2015, tras haber pinchado una cubierta de mi vehículo, me dirijo a una gomería ubicada en Colectora Norte entre Güemes y Juárez, la cual queda muy cerca de mi domicilio. Cuando ingreso al lugar alcanzo a divisar un equipo de comunicaciones muy parecido al que me habían robado hacía ocho años.
Cuando me acerco e intento ver el equipo el propietario de dicha gomería me trata de mala manera y no me deja verlo. Esto levantó sospechas por mi parte y me dirigí a realizar una denuncia en la comisaría Cuarta a la cual corresponde en este momento, donde expuse lo sucedido y doy datos y características del equipo tanto de adentro del mismo -ya que algunos componentes habían sido cambiados y no eran los originales-, y adjunto copia de la denuncia anterior.
Pasado una semana de esto, y viendo que no pasaba nada, me dirijo a la Jefatura Distrital y averiguo si había alguna novedad con el caso y la persona con la que hablo no sabía nada, pero quedó en averiguarme. Ese mismo día siendo las 17 aproximadamente pasa mi esposa por la gomería y ve que en la misma había un patrullero con dos efectivos policiales de civil, lo cual me pareció extraño ya que cuando realicé la denuncia me dijeron que iban a pedir un allanamiento y que se me iba avisar para reconocer el equipo.
Le pido a mi esposa que se quede cerca para ver si sacaban algo y ella ve que los efectivos salen de la gomería meta risas con el gomero y sin retirar nada, me comunica lo sucedido y sale detrás del patrullero a mi casa.
Después de una hora me llama un oficial diciendo que estaban en la gomería y si me podía acercar, me dirijo con mi esposa y me encuentro con la novedad de que el equipo estaba en el mismo lugar, pero el oficial a cargo me comunica que el gomero tenía boleta de compra, la cual presentaba fecha del año 2004, lo cual teóricamente era anterior al robo en mi domicilio y no lo podían secuestrar.
Pido reconocer el equipo y me doy cuenta que dicho equipo era indudablemente el mío, llamo a un comisario, a quien conozco, le cuento lo sucedido y ordena llevarse el equipo labrando un acta de por medio, la cual tuve que firmar en ese momento sin saber lo que decía, ya que en todo momento estaba siendo amenazado por el hijo del gomero y otra persona que se encontraba en el lugar, sin que los oficiales hicieran algo al respecto, pidiéndole que constara en acta que estaba siendo amenazado, lo cual no hizo.
Después de uno o dos días, al no tener novedad del asunto, me dirijo a fiscalía para ver cuáles eran los pasos a seguir y de fiscalía me comunican que no tenían causa ni denuncia alguna, y que la denuncia realizada por mí hacía ocho años, nunca fue presentada en la fiscalía.
En ese momento empecé a entender muchas cosas, como por ejemplo el que nunca fue un perito a mi casa, ya que huellas había de sobra, o que en algunos allanamientos nunca me llamaron a reconocer nada. En ese momento fue que empezó mi travesía. Por mi parte comencé a hacer distintas averiguaciones, como por ejemplo la boleta que fue presentada por el gomero no era nada más ni nada menos que una boleta de una cadetería privada en la cual figura el señor Pablo Barrios como vendedor, al observar dicha boleta veo que el talonario tenía fecha de impresión en enero de 2009. Aclaro, dicha boleta se encontraba adentro de la gomería en impecables condicione. Esto significa como recién hecha, esto significa que los efectivos no se “percataron” de nada por esta boleta. No querían secuestrar el equipo.
Una boleta que no pertenece a un comercio de comunicaciones. Al día siguiente cerca de las 20 se presenta en mi domicilio un efectivo de civil el cual se presenta como segundo jefe de Patrulla Rural, quien dice ser quien nos tomó la denuncia en la comisaría Tercera el día del robo en mi domicilio, pidiéndome la denuncia realizada. Le brinde una copia y me quedé con la original. Se retira de mi domicilio y al día siguiente el mismo efectivo me llama por teléfono para saber si podía regresar nuevamente a mi domicilio para tomar fotos de la casa, realizar planos y ver por dónde habían ingresado los delincuentes y tomar una nueva declaración, lo cual accedí sin problemas.
También le brindé ese día un CD conteniendo fotos del día del robo con mi casa totalmente desordenada y de las roturas puertas, ventanas y muebles, lo triste es que pasaron casi siete años y no lo hicieron en su momento. Días después fui citado a declarar a la comisaría Tercera, dicho comisario me pide disculpas por lo sucedido y me toman nuevamente la denuncia del robo en mi domicilio del año 2008, diciendo que el expediente se extravió y nunca llegó a fiscalía, presentándose nuevamente dos oficiales en mi domicilio a verificar por dónde habían ingresado los delincuentes, sacando fotos actuales de mi casa y molestando a vecinos para constatar las reformas realizadas, la misma denuncia que me habían tomado días atrás en la Patrulla Rural. Después de tantas idas y vueltas, y siete años después, llegan las denuncias a la fiscalía.
El día 19/6/2015 soy citado por la policía de investigaciones DDI para hacer la entrega definitiva del equipo de comunicaciones después de haberse comprobado que era el que había sido sustraído en mi domicilio.
Todo esto deja en mí varias preguntas. ¿Si se hubiesen hecho las cosas como corresponde, habría encontrado más de las tantas cosas que me fueron sustraídas?
¿Qué pasó con la denuncia que realicé en 2008? ¿Qué pasó que la denuncia realizada el 7/5/2015 en la comisaría Cuarta con pedido de allanamiento que no llegó en su debido momento a fiscalía?
¿Qué hacían los dos oficiales el día 13/5/2015 a las 17 saliendo de la gomería a las risas? ¿Por qué me llamaron una hora después a presentarme en la gomería exponiéndonos a mi esposa y a mí ante las amenazas de esta gente sin hacer nada al respecto?
¿Los oficiales están realmente capacitados para realizar dichos procedimientos?
¿Realmente no se dieron cuenta de la falsedad de la boleta?
¿Por qué fui citado, yo damnificado, tantas veces a declarar haciéndome sentir como delincuente, siendo que ni al vendedor ni supuesto comprador de mi equipo se los notificaron, ni citaron a declarar?
¿Esto pasará como el robo en mi domicilio en 2008, quedará en la nada?
¿Llegaré a saber algún día quiénes ingresaron a mi domicilio?
¿Se harán las averiguaciones correspondientes?
¿O tendré que seguir averiguando por mi propia cuenta, como lo hice hasta ahora? ¿Cómo saber que el supuesto vendedor de mi equipo trabaja en una empresa de internet como técnico en la cual la gente le brinda muchos datos personales, horarios, fechas y demás datos de su vivienda?
¿La policía averiguará los antecedentes de dichas personas, o tengo que seguir brindando información yo?
¿Qué pasa con algunos policías en Tandil?
Claudio Alberto Amestoy
DNI 25.197.713
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Un famoso “secuestro virtual”
Señor Director:
El día 24 de junio al salir del colegio San Ignacio, a las 12.40, me llama por teléfono mi hija diciéndome “mamá, llamá a la policía”, ¿qué paso?, le pregunté y me dice con vos aterradora “mami a la vuelta del colegio hay una señora llorando a los gritos que me agarra del brazo y grita ayúdenme, ‘me robaron a mi hija de la escuela’, se tira en la calle y se agarra la cabeza”. Mi hija estaba muy asustada por la situación, le dije volvé al colegio y quédate ahí, ya voy. Mi hija avisa en el colegio lo sucedido y a la tarde vuelve al colegio contra turno y al salir le pregunto a ver qué había pasado y nadie sabía nada.
Ante esta situación comienzan mis dudas de qué fue lo que paso. Voy al lugar de lo sucedido y en una obra en construcción se encontraban dos albañiles que me cuentan lo mismo que mi hija, viendo ellos todo lo que mi hija me había contado. Voy a la comisaría Primera y averiguo si sabían algo de un secuestro de una menor, ya que eran las 17.30 y nadie sabía nada. Entonces lo que se me cruzó por la cabeza era que habían querido engañar a mi hija sin saber con qué fines. En la comisaría me informan que se había presentado una señora con una historia similar y que esos casos pertenecían a la DDI sin preguntar datos alguno. Me dirijo a la DDI, cuento lo sucedido y me informan que fue una mujer con una historia similar, pero no tenían datos ya que no se los habían tomado mandándola nuevamente a la comisaría Primera. Vuelvo nuevamente a la comisaría Primera, donde no sabían nada de esta mujer, por lo cual mi marido decide radicar una denuncia, ya que por lo sucedido creímos que mi hija había querido ser engañada sin saber con qué fin. Después de discutir con el oficial subinspector que me toma la denuncia, ya que le hago saber el mal proceder de la policía, cómo después de tantas horas de lo sucedido no habían tomado ningún dato a la supuesta mujer, mandándola de un lado para el otro sabiendo que en un caso de estas características se debe actuar rápidamente.
En el momento que termino de hacer la denuncia me informan que todo fue un mal entendido, que la mujer estaba en ese momento en la comisaría, a quien se le tomó declaración y expuso lo siguiente: que dejó a su hija en el colegio San José y al rato la llamaron por teléfono y la voz de su hija que le dice “mamá ayudame”, por lo cual la señora interpretó que a su hija la habían secuestrado. Por suerte no fue real ya que su hija se encontraba en el colegio y alguien le jugó una mala pasada, el famoso “secuestro virtual”.
Esto otra vez deja que pensar que la policía no está capacitada para determinados hechos o casos de inseguridad. ¿Cómo no pueden darle la importancia adecuada a cada situación, porqué mandaron a la señora de un lado para el otro? ¿No querían perder tiempo escribiendo en la computadora? Es una vergüenza que ni el nombre le preguntaron, hasta que se presentó por segunda vez en la comisaría.
Lorena Rodríguez
Claudio Amestoy
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Agradecimiento
Señor Director:
La Comisión de Damas del Hospital Ramón Santamarina tiene el agrado de dirigirse a toda la comunidad de Tandil para agradecer profundamente la ayuda prestada por el Casino de Tandil y las distintas casas comerciales y allegados que contribuyeron con su valioso aporte al éxito del té a beneficio llevado a cabo el 23 de junio.
La Fama, Farmacia del Pueblo, Sedart Telas, Chabela regalos, Solares, Le Pintemps, Chica Mona, Mercería Dana, Artesanía Lima Che, Librería El Emporio, Syquet, Joyería Alem’s, Cledy Boutique, Legam, Alquimia, Joyería Ritz, Ceccon Relojería, Julio César Díaz, Regalos Anastasia, Tata’s Home, Costa Hombres, Patricia Bové, Calas, Optica France, Farmacia Central, María Regalos, Supermercados Monarca, Prana Regalos, Soleany, Optica Ferraro, Ana de Rigamar, Art Decó muebles y diseño, Alejandra Fontana, Vivero de Alicia, Prometeo, Farmacia Vasca, Calzados Avenida, Sierras Deporte, Bazar Zabel, Perfumerías Las Mechas, Patricia Daglio, El Porqué de las Chulas, Casa Linda, Arco Iris, Lanera Tandil, Rapsodia, Optica SR, Casa Pick, Carmen Leonardi, Kiosco Matías, Vivero Los Ceibos, Masson Boutique, Granja El Calvario, Vinos El Tronador, Nadie Más Que Tú, De Celeste, Calzados Mario, Laura Daglio, Buzzella Hogar, Vivero El Cerrito, La Baguet’s.
Graciela Grasso de Meli
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