Claves para entender una realidad compleja
Cada tanto, casi siempre en la época de verano, algún noticiero de Buenos Aires nos muestra las imágenes de un grupo de chicos sonrientes y a los gritos, que bajan de un colectivo y se lanzan en carrera a la playa. La cámara hace un paneo hasta dar con el rostro de un funcionario de segunda o tercera línea que sin mediar pregunta explica que a través de un programa implementado por el gobierno, se ha posibilitado a un grupo de menores de escasos recursos ver por primera vez el mar. ?Un hecho que marca a las claras la sensibilidad social de nuestro gobernador que… bla bla bla?.
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Mientras los pibes chapotean en el agua, uno decide pasar por alto la cara de sinvergüenzón del funcionario de marras para dejarse llevar unos segundos por la emoción que deben sentir esos pibes al descubrir la inmensidad del océano, el gusto del agua salada, la fiereza de las olas. Y se pregunta, cómo puede ser que chicos de 12 ó 13 años no tengan siquiera la oportunidad de recorrer unos cuantos kilómetros para conocer el mar. ?Qué miseria que hay en el Gran Buenos Aires?, se dice a manera de cierre del capítulo y decide cambiar de canal.
Acá en Tandil, en Villa Aguirre, del otro lado de la ruta, también hay chicos, adolescentes, que no conocen el mar. Y posiblemente no lo conozcan nunca.
Pero tampoco conocen el Lago.
A Fabio Labriola también lo sorprendió. Fue una de las primeras cosas que lo impactó cuando comenzó a trabajar con los chicos de La Tribu: ?Había pibes que no conocían el Club Independiente ni el Dique. No conocían las sierras, las veían desde el barrio, desde su casa, pero nunca habían ido?.
Fue una buena dosis de realidad, de acercamiento a un mundo diferente, en el que nada debe darse por supuesto ni sobreentendido. A través de su relato trataremos de entrar a ese mundo. Quizás sirva para eludir alguno de los tantos prejuicios que solemos tener los que vivimos ?de este lado de la ruta?.
Puntualicemos.
La marca de la gorra
?El prejuicio de la sociedad hacia estos chicos comienza con la ropa; por ejemplo, la gorra visera. Me pasa a mí, que a veces me pongo una gorrita y entro a un negocio y veo que me miran ´raro`?.
La música
?Cada vez se escucha más reggaeton. Desde hace un tiempo esta música ?que también se traslada a una forma de vestir- viene desplazando a la cumbia?.
La violencia
?Es uno de los grandes problemas. Pero los pibes no hacen otra cosa que reproducir lo que ven a diario en los medios. El tema de la violencia es bastante amplio y de las escuelas nos dicen que no saben qué hacer. A veces nos piden ayuda a nosotros?.
?La cultura del ´aguante´ de lo futbolístico se traslada a otras áreas. La violencia nos está atravesando como sociedad. Hasta una publicidad hoy es agresiva?.
El déficit habitacional
?Los pibes se crían en un ambiente promiscuo. Algunos pertenecen a una tercera generación de dormir tres en una misma cama. Para ellos siempre fue así y están acostumbrados?.
?Estamos tratando de trabajar con los chicos para que puedan reconstruir un espacio propio dentro de la casa. Porque la única mesa que tienen para estudiar es la misma en la que se come, se mira televisión, se apaga el pucho, se toma alcohol y está todo mezclado, no hay otro espacio?.
?Hay casas con pisos de tierra, con baños que no tienen agua ni luz?.
?El déficit habitacional te marca algunas cuestiones. La falta de intimidad se naturaliza?.
La iniciación sexual
?Es cada vez más temprana. Nosotros tenemos discusiones para ver cómo intervenir, cómo tratar estas cuestiones. ¿Qué haces cuando una chica de 12 años te dice que está dispuesta a iniciarse sexualmente? Obvio, vos sabés que no, que no puede, que no debe. Le explicás. Pero desde la casa, el padre se hace el tonto y la madre también fue una madre joven; no tienen información. Entonces lo que tenés que hacer es abordar lo más rápido posible esta cuestión. ¿Cómo? diciéndole cuidate, vení a la salita. No te queda otra. Pero también es un problema intervenir porque el padre cuando se entera que le recomendaste los métodos para cuidarse, arma un lío. Pero en realidad, se hace el sonso, mira para otro lado, y no asume que su hija está corriendo ese riesgo?.
?Culturalmente está aceptado. Yo entiendo a la Iglesia que tiene una posición distinta con respecto a esto, pero en algunos casos no queda más remedio. Obvio que la abstinencia es lo mejor, pero… Y no solamente estamos hablando de una relación precoz, sino de prevenir una enfermedad o un embarazo o un montón de cosas?
El delito
?Existe una aceptación del delito en los chicos del barrio. `Este robó porque no tenía para darle de comer a los hijos. Entonces esta bien´. Lo equiparan con que ´se jugó´, ´es un héroe, porque podría haber ido en cana, pero se jugó´?.
?Una vez un chico me preguntó cuánto ganaba yo por mi trabajo. Le respondí y me dijo que esa plata él la ganaba en una noche. Entonces le hice la siguiente proposición: `Trabajamos un año, vos en lo tuyo y yo en lo mío. Al año nos encontramos y vemos cuánto ganaste vos y cuánto gané yo y bajo qué riesgos. Pero capaz que vos dentro de un año vas a estar en un instituto, porque te agarraron. Pero yo voy a seguir acá, jugando a la pelota, con los pibes, viajando`. Lo pensó un rato y me dijo: `sabés qué, tenés razón`?.
El trabajo
?No hay cultura del trabajo, hay una cultura de zafar. No lo ven como una posibilidad de libertad, sino como una instancia de esclavitud, como una sentencia, porque lo han vivido así?.
?Es una sentencia a la que se sentencia: `Si no estudias, vas a trabajar`, parece ser la enseñanza. Y ahí lo estás sentenciando?.
La escuela
?Muchas veces, lo que quiere la madre o el padre es que el chico traiga un mango a la casa. No piensan que lo que están haciendo es cortarle la posibilidad de estudio. Ese pibe de 13 ó 14 años, qué posibilidades tiene de sostener un trabajo o siquiera de conseguirlo. Entonces le buscan una changa, lo hacen faltar a la escuela y cuando querés acordar, perdió ese año. Al otro año pasa lo mismo. Van las trabajadoras sociales recorriendo las casas, se vuelven a anotar y empiezan. Pero cuando sale la posibilidad de que ganen 40 pesos por día, los padres los hacen faltar. Algunos pibes están de acuerdo, otros no, pero lo hacen igual y terminan dejando otra vez la escuela?.
?Son pibes de 14, 15 ó 16 que abandonan la escuela porque los padres no entienden y porque las políticas sociales no han trabajado para educarnos a los adultos en estas cuestiones?.
El machismo
?Es terrible, sobre todo por parte de las mujeres. Una chica cuando queda embarazada a los 17 ó 18 (y te hablo de bastante grande, para lo que se está viendo) no va a terminar el secundario, porque la madre le dice `vos tenés que criar a tu familia y cuidar a tu marido. Y el marido sale a bailar el fin de semana o a tomar en la esquina. Pero la piba se tiene que quedar, porque su propia familia se lo manda?.
?Son años de retroceso. Hay generaciones de chicos cuyos padres los tuvieron de muy chicos y que van a hacer iguales que ellos, van a repetir esas condiciones y enseñanzas?.
Los pibes chorros
?Acá en Tandil la realidad es otra, no es la que miramos por Telefé o Canal 13?.
?Acá puede ser que haya menores involucrados, que haya alguna bandita. Pero tienen que ver con personas adultas que utilizan a los menores. Los mismos chicos nos han planteado. Hasta hay profesionales involucrados?.
?Yo no lo puedo escuchar al Gobernador decir que el problema lo tienen los pibes. O escuchar al jefe de calle de la policía decir que los que roban son todos menores. En realidad nos están tratando por giles. Yo no digo que detrás de ello exista una red de delincuencia, pero sí hay adultos que juegan con estos limites y mandan a robar a los chicos?.
?El problema del delito de Tandil tiene que ver con que utilizan a los pibes y ellos (los autores intelectuales) no corren peligro. Son cosas que vemos a diario?.
La droga
?El problema de la droga también se lo tiran a los pibes. Pero es una cuestión de los adultos. Primero, con las drogas que están permitidas, como el alcohol o el tabaco. Acá las drogas pesadas no se llegan a consumir porque no tienen la plata para comprarla?.
?Los chicos buscan una salida de momento a algo que no quiere aceptar. Estamos hablando de intentos suicidas, porque un pibe que se da con nafta, al otro día se le parte la cabeza y tiene efectos físicos que él mismo sabe que se está matando. Pero en el momento no le importa. Lo hace sabiendo, pero lo que más le interesa es escaparse de la realidad?.
?Es distinto el chico que se fuma un cigarrillo de marihuana, porque tiene una expectativa de pasarla bien. En cambio, el que inhala nafta o muele pastillas para aspirarlas no busca un placer, no tiene expectativas de placer. Quiere escaparse del mundo por un rato?.
La despenalización
?Gran parte de la sociedad ha tomado muy mal este tema de la despenalización de la tenencia para el consumo. Nosotros estamos en contra del consumo de la droga, pero estamos a favor de la despenalización de la tenencia?.
?El consumo tiene que estar prohibido. Pero no puede ser que se judicialice a un pibe porque consume. Es un montón de esfuerzo y dinero gastado para nada?.
Pertenencia y discriminación
?Para el chico la identificación con el barrio, usar visera, escuchar reggaeton o defenderse de los chetos, es una cuestión de pertenencia. Está perteneciendo al espacio en el que vive, a la cultura que lo representa.
?Viven con eso, y a veces les resulta una traba. Por ejemplo, cuando los llevamos a la feria del libro. Les resulta complicado, se sienten incómodos por la forma de vestir?.
?Nos pasó una vez cuando cambiamos de pileta. Siempre hicimos convenio con el club Ferro y trabajamos muy bien. Una vez nos cambiamos a una pileta un poco más hacia el centro porque Ferro no abría todos los días. Los pibes dejaron de venir, porque la malla era muy vieja o no estaba a la moda, porque no tenían una remera que no estuviera manchada. Pero ojo, no nos plantearon el problema para que se lo resolvamos. Directamente dejaron de venir. Aceptaron lo que la sociedad les propuso: la marginación?.
Más discriminación
?El estado tiene gran parte de responsabilidad en esto. Vos no podés hacer un Mayo Teatral, encuentros gratuitos o festivales de cine y no promover el medio de transporte para que el chico vaya. Porque en realidad, no es para toda la sociedad, por más que sea gratis. Y eso es discriminar. Y ahí le tiramos la pelota al Estado. Y el Estado no lo ve, no lo vive `del otro lado`?.
La universidad
?Hay chicos que logran terminar el secundario y tienen ganas de estudiar en la universidad. Pero me dicen `la universidad es para los que tienen plata, no para los pibes como yo`. Y vos te ponés a pensar y ese chico para ir a la universidad tiene que tomarse dos colectivos, uno hasta el centro y otro hasta el Campus. Y para volver otros dos. O sea, le sale más caro que al pibe que más tiene, el que vive en el centro. Y la responsabilidad es del Estado.?.
El saludo
?Al principio trabajamos mucho con el saludo. A los chicos les costaba mucho saludar. Hoy ya lo tienen incorporado y cuando llegan te dan un beso. Hay veces que estamos en reunión con trabajadoras sociales y empiezan a entrar: son cuarenta pibes que cada uno te zampa un beso. Pero está bueno que sea así?.
?Han venido funcionarios a supervisar nuestros trabajos y ven a unos cuantos pibes con visera, con la remera manchada, con las manos sucias y no se les arriman. Pero no porque el funcionario los discrimine, sino porque no los conoce y tiene miedo de generar un mal momento. Nos ha pasado con el Intendente mismo. Lunghi mirando de 30 metros a los chicos sin animarse a acercarse para no generar un problema. Y los pibes que se morían de ganas de que los saludara personalmente el Intendente?.
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