Comportamiento humano y lenguaje animal
El vínculo afectivo entre los humanos y las mascotas continúa siendo material de estudio. La medicina veterinaria, incorpora nuevas técnicas que se conjugan para brindar una nueva mirada sobre el comportamiento animal. El liderazgo y el respeto, son la clave para armonizar la sana relación de las especies.

Laura Colman, médica Veterinaria y especialista en Etología Clínica, dialogó con El Eco Multimedios sobre las nuevas corrientes de investigación que buscan a través del trabajo interdisciplinario guiar a quienes requieren asistencia a la hora de educar a una mascota.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailLa profesional brindó detalles acerca de las herramientas que aporta la neurociencia como complemento a los tratamiento que apuntan a generar nuevos hábitos en aquellas personas que advierten que sus animales revisten trastornos de conducta.
Educar para domesticar
-¿A qué tipo de comportamiento de la mascota se debe estar atento?
-Por lo general hay algún tipo de manifestación por la que el animal se muestra estresado, ansioso por demás o agresivo. Los animales actúan por jerarquía piramidal y muchas veces aquí se presenta un problema porque lo dueños lo desconocen y ceden inconscientemente el liderazgo a esa mascota. La falta de posicionamiento como cabeza de manada por parte del humano hace que, por ejemplo un perro, no identifique esta estructura. Una intervención profesional mediante las disciplinas netamente científicas y las orientadas más a lo espiritual pueden conjugarse y alinearse para analizar el estrés que está atravesando ese animal en base a habitar el tiempo presente, pero trabajamos a partir del observador. En realidad es la persona la que necesita hacerse de las enseñanzas para generar ese liderazgo que no solo le servirá para tener supremacía sobre su mascota sino que ordenará otros aspectos de su personalidad. La formación mediante distintas técnicas conductuales está siempre orientada al propietario.
-¿Y cuáles son los errores más comunes?
-Hay que entender que la mascota es como un niño y como con todo niño, es necesarios imponer límites. Las personas a veces se sienten culpables por humanizar al animal y le ofrecen las mejores condiciones de hábitat, el alimento más caro o un montón de mimos para demostrarle su afecto y esto está muy bien pero cada cosa, tiene su momento. Los animales tienen otro lenguaje y mediante la ayuda que brindamos desde nuestro lugar empezamos a desplegar herramientas para que las personas entiendan ese idioma. Aquí es donde nuevamente se completan las disciplinas no ortodoxas para que el propietario se haga su tiempo y pueda incorporar cuestiones de meditación o reiki que son técnicas que le permitirán lograr la seguridad y firmeza que necesita para ser un líder. Los animales son el nexo con la naturaleza y tienen una misión porque son herramientas de sanación para una persona y de hecho, son los terapeutas de sus propios dueños. En un tratamiento, personalmente parto de esa base.
-¿Y las personas muestran predisposición para implementar esas técnicas?
-Bueno, los animales se mueven por instinto y de una manera justa y necesitan señales claras para entender cuál es su lugar dentro de esa jerarquía incluso si conviven con otros de su misma o distinta especie. Ellos deben aprender pero para esto hay que establecer con claridad los espacios. Cuando uno inicia un tratamiento se necesita que la persona encargada de ese animal disponga de tiempo y esto muchas veces pasa a ser un obstáculo. El compromiso para poder adquirir ese lenguaje animal es fundamental y requiere también de un entrenamiento espiritual más allá de lo científico.
-¿Hay un momento o una edad ideal para tener una mascota?
-Hay ciertos momentos donde no es conveniente (una mudanza, por ejemplo) pero la edad es relativa siempre y cuando, se tenga bien
en claro en la práctica el concepto de tenencia responsable. Esto no solo implica sacar a pasear un perro con correa, bozal o juntar en una bolsa la materia fecal sino que primordialmente se basa en el respeto hacia el animal. Hay que hacerse cargo de comprender su idioma para poder demostrar ese respeto a cualquier edad e instruir a los más pequeños en ese cuidado. Que una mascota sepa cuál es su lugar dentro de la estructura familiar no significa que no pueda dormir en una cama o tirarse en un sillón cuando uno mira una película.
-Hacer de la mascota un miembro más de la familia ¿es bueno?
-Los animales domésticos viven en un contexto humano porque no debemos olvidar que las necesidades son de las personas. El mayor o menor apego que alguien tenga con sus mascotas es generado por la persona misma porque el animal naturalmente, no lo tiene. La mascota tiene un desapego primario en el momento del destete y luego uno secundario durante la pubertad. El destete y el trabajo que hace una madre para que ese cachorro empiece a desarrollar su instinto de supervivencia muchas veces se contradice con lo que un humano hace al momento de adquirirlo. Lo tenemos a upa, le damos de comer en un plato, no aprende a cazar etc. Lo recomendable sería encontrar un punto medio porque de esta manera no suprimimos su instinto natural. Hoy para un perro “humanizado” salir a pasear es el equivalente a salir a cazar en manada y es importantísimo para su normal desarrollo. Sería bueno tener muchos más paseadores formados en este tema.
-¿Cuál es el tiempo promedio para capacitarse y aprender ese lenguaje animal?
-Esto depende de cada persona íntegramente. Cada uno interpreta a su manera y a su tiempo. Alguien pudo educar y domesticar a al animal creyendo que hacía lo correcto y luego del tratamiento advierte la necesidad de cambiar algunos hábitos. En los animales es lo mismo. Es un proceso ya que a ellos se le graba una cosa y por lo tanto hay que hacer un trabajo para que reemplace esa costumbre. Pueden existir recidivas (sucesos que se repiten pero cada vez se hacen más aislados) pero con el tiempo se logra. Igualmente, en lo personal me baso más en la educación de la persona sobre todo porque ellas lo demandan. Las técnicas del aquí y ahora junto a los métodos científicos se unen en este camino.
-Más allá de las pautas que adquiere una mascota, ¿hay una carga genética?
-En algunas especies sí, hay entre un 20 y un 30 por ciento de carga genética y el resto está condicionado por el entorno. Si una persona potencia esa carga, el perro por ejemplo va a aumentar esa agresividad. Muchas veces esto sucede de manera inconsciente porque el animal reproduce lo que aprende. De hecho las personas hablamos en un 93 por ciento con nuestro cuerpo y nuestro tono de voz y pretendemos que el animal nos entienda con lo que le decimos. A veces se usan objetos asociativos aunque esto no es recomendable porque la terapia busca un liderazgo innato a través de una mirada o una sola palabra. Hay casos de severos trastornos del comportamiento y aunque son excepcionales, es necesario utilizar medicación.
-¿Cuándo se cumple el objetivo?
-Cuando una persona realmente se empodera y empieza a liderar su vida no solo en la relación con su mascota sino en otros ámbitos donde se relaciona socialmente. Llegar a este punto, es muy gratificante para quien lo consigue como también para quienes intervenimos en el proceso.
La antrozoología como pilar
La antrozoología es una ciencia multidisciplinar que estudia las interacciones y el vínculo entre los animales y los seres humanos.
Tiene diferentes enfoques desde la perspectiva de las ciencias naturales, las humanidades, la medicina veterinaria, la psicología y otras áreas de investigación pero su objetivo en todas las áreas es el mismo: comprender la interrelación con los animales y potenciar sus beneficios, tanto a nivel físico como a nivel mental y emocional.
La especialidad también estudia las relaciones negativas que no se pueden ignorar bajo ningún concepto, como lo son el abandono y el maltrato.
En este contexto, Laura Colman aseguró que desde esta disciplina “se está ampliando la mirada haciendo foco del comportamiento del perro en la sociedad y se apunta al trabajo interdisciplinario para abordar la problemática de la convivencia entre las dos especies”.