Docentes debaten con visiones contrapuestas la reforma de la Provincia
Luego del anuncio de la gobernadora María Eugenia Vidal de la reforma educativa que se va a llevar adelante en las escuelas primarias, se generó gran debate en torno a las medidas que ello implicará, con visiones contrapuestas.
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De acuerdo a lo informado por el titular de la Jefatura Distrital de Tandil, Rodolfo Badín, aún no llegó a esta ciudad la resolución oficial que establece la reforma, y no hay todavía mayores detalles más allá de lo anunciado por la Gobernadora la semana pasada. En tanto, indicó que aguardan la llegada de esa información oficial para tener mayor conocimiento de todos los cambios que se implementarán aproximadamente en agosto.
No obstante, hay opiniones variadas respecto al tema. Por un lado, los gremios docentes manifestaron su postura en contra de la medida, mientras que algunos directivos y maestros del nivel consideraron que podría ser algo positivo el hecho de poder volver a utilizar los aplazos y las calificaciones debajo de cuatro, ya que de algún modo sería un sinceramiento del verdadero nivel de los alumnos.
El Eco de Tandil dialogó con referentes del ámbito educativo para conocer las distintas opiniones sobre estos cambios que están por venir.
“Basta de emparchar”
En primer lugar, Laura Boggio, de la ONG Educere, aseguró que antes de que se dispusiera la eliminación de los aplazos en primaria, los docentes “generalmente no ponían un 1 o 2 cuando los chicos estaban aplazados”.
“El aplazo existió siempre, lo que cambió el año pasado fue la denominación de los mismos, porque decían que era una forma de no estigmatizar a los chicos pero la verdad es que el docente de escuela primaria siempre ha tenido un papel muy contenedor en cuanto a aquellos chicos que no han alcanzado los objetivos”, argumentó.
Sin embargo, Boggio sostuvo que “durante el año pasado se implementó esa resolución y siguieron compensando aquellos que no aprobaban los objetivos propuestos para el año. No es que con esto haya disminuido el tema de aquellos chicos que no alcanzaban los objetivos e iban a compensación”.
En tanto, manifestó que “hoy se vuelve al viejo sistema, la problemática no es esta justamente sino la de transformación del sistema educativo en una mayor calidad educativa, que es lo que hoy estamos pregonando todos los que estamos trabajando en educación, más allá de cómo se evalúe a los chicos”.
“Yo no estoy a favor de que el chico repita, sino de que el sistema educativo sea contenedor, que se pueda hacer un paréntesis con aquellos chicos que necesitan otro trato en el aprendizaje. No todos los chicos tienen el mismo ritmo, aprenden de la misma manera, y hay condiciones sociales que también determinan el aprendizaje. Estoy de acuerdo con que los docentes apoyen a esos chiquitos, los motiven, los acompañen para que puedan aprender y alcanzar el aprendizaje, más allá de la nota”, resaltó.
Aseguró que “no me hace ruido el tema de la nota, lo que me hace ruido son las escuelas que no tienen en cuenta a aquellos chicos que por distintas situaciones no pueden alcanzar los objetivos, que no haya una programación para motivarlos y ayudarlos para que los alcancen. Basta de emparchar, que es lo que se viene haciendo hasta ahora”.
La formación docente
Por otro lado, consideró muy positivo el hecho de que el Gobierno nacional haya convocado a ONGs que se encuentran trabajando en educación para “empezar a estudiar de qué manera hacer un cambio verdadero en el sistema educativo, de transformarlo en un tema de calidad, en ver cuáles son las necesidades de los chicos de hoy, de poder volver a evaluar los diseños curriculares, y ver qué está pasando y hacer una mejora verdadera más allá de emparchar con esas cosas, de cambio de nombre, de cambio de programa”.
En ese aspecto, enfatizó la importancia de la formación docente, la cual consideró que “es donde está la clave de todo esto”.
“Realmente hay que apuntar a la capacitación docente, en esto se está trabajando. Nos pidieron que les demos una mano para repensar la educación desde ese lugar, pero esto va a llevar muchos años porque no se revierte una formación docente en un año. Todos los años están saliendo docentes de los diferentes institutos de formación, hay que revertir este tipo de formación, se necesita un cambio profundo”, opinó.
Y planteó que “si no hay una transformación verdadera, el tema de los aplazos es más de lo mismo. También se va a hacer a partir del mes de agosto u octubre una evaluación interna en la Provincia tanto en tercer grado como en sexto para ver cómo finaliza cada ciclo. Va a ser anónima, van a determinar el nivel en el que salen los chicos, de lengua y matemáticas, que me parece bárbaro que se empiece a ver qué está pasando dentro de las escuelas”.
“Si se va a hacer una evaluación profunda, no sólo de los chicos, sino también del nivel de cada escuela, estas evaluaciones me parecen bien siempre que después sirvan para hacer alguna transformación, si es para sacar estadísticas y no se hace nada, va a ser más de lo mismo”, indicó.
“Hay otros intereses”
Por su parte, el secretario general de Suteba, Hugo González, cuestionó que “no se realizó una consulta como correspondía a la comunidad educativa. Una reforma de este tipo debería ser consensuada, consultada a los trabajadores, faltó eso”.
Asimismo, criticó que se vaya a implementar a mitad de año, lo cual consideró “no tiene una lógica pedagógica tampoco”.
“Esencialmente esto tiene que ser discutido. Se llegó a una votación sólo en el Consejo de Educación donde hubo cuatro positivas y tres que votaron en contra y proponían hacer la consulta, como corresponde, a la comunidad educativa”, sostuvo.
En tanto, opinó que “hay otros intereses en esto también porque estamos atravesando hoy en la provincia de Buenos Aires una situación bastante compleja en algunos distritos. Se está buscando desviar la atención, tenemos muchas situaciones para resolver en lo inmediato, que tienen que ver con la situación de infraestructura, transporte escolar, y por otro lado vemos este tipo de acciones, que no se consultan a la comunidad educativa y no tiene una lógica”.
“Entendemos que ellos tienen facultad para hacerlo porque son el gobierno elegido. Nosotros lo vamos a respetar pero consideramos que hay acciones, sobre todo en lo que tiene que ver con la educación pública, que tienen que ser trabajadas de otra manera, porque hace dos años que venimos de una reforma similar. Es decir, tampoco sabemos si el impacto de ese cambio se evaluó bien. Las acciones pedagógicas y de política educativa tienen que ser muy bien evaluadas”, expuso.
Y remarcó que “la evaluación es sólo un pedacito más de todo el trabajo docente. También se nos apunta a los maestros como si hubiésemos estado evaluando mal hasta ahora, o que venimos evaluando mal hace mucho tiempo y esto a un trabajador de la educación le molesta. Después uno puede tener la opinión formada de si es con número o de otra forma, pero la evaluación es sólo un pedacito de nuestra tarea”.
“Nosotros creemos que la educación necesita constantemente debatir cosas, pero el tema es de qué manera lo hacemos, y los gremios sí podemos participar, no como dijo el ministro de Educación. Somos una parte activa de la educación y opinamos desde nuestra propia condición de trabajadores porque estas cosas influyen en nuestra tarea también”, sostuvo.
El lado positivo de la reforma educativa
En cambio, algunos directivos y docentes de establecimientos educativos primarios, vieron con buenos ojos esta reforma, ante la posibilidad de un “sinceramiento” del verdadero nivel educativo.
Roxana Gentile, ex directora de la escuela situada en el paraje La Numancia y actualmente maestra de cuarto grado en la Escuela 34, afirmó que “todo lo que refleje la realidad educativa es positivo”.
“Cuando el margen de calificación se achica, no podés a veces reflejar la realidad en las evaluaciones. No es lo mismo que un alumno no complete nada, y que le tengas que poner un 4 o que le puedas poner un 1. De todas formas, la evaluación sirve también para evaluar al docente, cómo enseña”, analizó.
Y opinó que “lo más fiel al reflejo de la realidad es lo que realmente sirve, tanto para el docente como para el alumno”, además de que las medidas “no sean algo que quede a criterio de un gobierno, de un partido político o de un director general de escuelas, sino que sea algo que se sostenga en el tiempo y sea sólido, que realmente pueda verse una evolución, que pueda verse un ciclo completo como para ver qué resultados puede dar”.
En ese sentido, remarcó que “esto realmente sólo duró dos años, así no se llegan a ver los resultados, fue algo totalmente transitorio, nos duró demasiado poco para evaluar el resultado”.
Y enfatizó que “no es lo mismo un 1 que un 4” porque no es posible de ese modo “reflejar la realidad verdaderamente, está acotada”.
En ese aspecto consideró que lo que se trató de hacer fue “disfrazar deserción escolar, repeticiones de grado y fallas del sistema educativo. Quisieron disfrazar la situación y que no se viera que el sistema estaba en crisis, evitando el aplazo. En primaria había menos repitencia, era mucho más fácil pasar de año”.
El rol educativo
Por su lado, la directora del Colegio de la Sierra, Liliana Adaro, planteó que “los cambios siempre son positivos, siempre vienen bien. Tienen que ser pensados, consensuados, valorados, pero siempre está bueno actualizar y tener en cuenta las variables que hacen que ese cambio se justifique”.
En cuanto al tema de los aplazos, consideró que va “mucho más allá que un cambio de forma” porque “que alumno tenga un 2, o la palabra desaprobado, no nos corre de la responsabilidad de enseñar y a ellos del esfuerzo de aprender. Por ahí puede ser menos cruento escribir desaprobado que escribir un 1, pero el resultado es el mismo”.
“Lo que no hay que perder de vista es la particularidad del alumno. Yo no puedo masificar y pretender que todos aprendan al mismo momento y de la misma manera. Seguro que voy a tener una media que voy a respetar pero hay extremos, y tanto el que está en el extremo superior como el inferior, tienen que ser valorados”, señaló.
Si bien manifestó que “estoy de acuerdo con que los chicos tienen que estar en la escuela, es su derecho” pero subrayó que deberían estar “en la escuela aprendiendo, y una escuela que no puede correrse de su rol educativo”.
“Hay cuestiones que se aprenden sólo en la escuela, y para eso hay que hacer un esfuerzo y hay que sostener un proceso y valorarlo. Los resultados son la consecuencia, pero no nos podemos quedar en la simpleza de si le van a poner un 1 o un desaprobado”.
“Esto tanto afecta el primer ciclo como el segundo. Para el primer ciclo sólo se valoraba un regular, bueno y muy bueno y ahora aparece un desaprobado y un sobresaliente, que de alguna manera es ampliar esta grilla con la que se califica”, expuso.
Y destacó que “siempre que evaluás, te estás permitiendo cuestionarte, reflexionar, te estás permitiendo cambios y crecer. Si como institución o como profesional lo estás haciendo, el efecto sin duda es beneficioso para tus alumnos, de lo contrario te estancás”.
La autocrítica
Por otra parte, reconoció que “somos bastante poco permeables a la autocrítica y a cuestionarnos, y siempre hay hasta una cuestión social de poner la responsabilidad en el otro”.
No obstante, opinó que “es necio pensar así, absolutamente erróneo. Cuando evalúo a mis alumnos, con ellos también me estoy evaluando, esto no lo tenemos que olvidar. Si el chico no aprende, la responsabilidad no es del chico, es mía como docente. Hay que agotar instancias, y agotar recursos para que aprenda y a eso no lo resuelve un 1 o un desaprobado, por eso que esto va más allá”.
“No hay inclusión sin calidad educativa”, dijo el subsecretario de Educación de la Provincia
Luego del anuncio de la gobernadora María Eugenia Vidal, el subsecretario de Educación de la Provincia, Sergio Siciliani, dialogó con El Eco Multimedios y explicó que “no estábamos de acuerdo con la modificación que se había hecho en la escala de calificaciones. Luego de que asumimos la responsabilidad desde el Ministerio, hicimos una consulta a los inspectores para ver si esto había tenido algún aspecto positivo. Hay que tener en cuenta que esto se enmarca dentro de un régimen académico para toda la escuela primaria, que va más allá de la escala de calificaciones, es sólo un punto dentro de este régimen”.
En ese contexto, evaluaron que “el régimen tenía cosas positivas pero respecto de la escala de calificaciones, que sus principales objetivos tienen que ser comunicar a la familia cuál es el estado de situación del alumno, no respondía claramente a esa comunicación y por eso decidimos modificarlo”.
Admitió que “esta no es una medida en sí misma para mejorar la calidad, sino una medida simbólica y que apunta a mejorar la comunicación entre las escuelas y la familia, pero esto por sí solo no va a mejorar el quehacer educativo. También va a haber otras acciones con una mirada de fortalecer las prácticas educativas en el aula”.
Consideró que “no pasa por el número la frustración, es una mirada antigua de la educación en donde la calificación se ve como un elemento de castigo, lo cual no compartimos, creemos que la evaluación tiene que ser para la mejora”.
Inclusión y calidad
Aseguró que esperaron a “tener la evaluación de los docentes a partir de las consultas que hicimos, alrededor de 2500 en ámbito estatal y otro tanto en privado, y el Consejo que aprobó esto tiene representación de sindicatos docentes, ellos han votado en contra de la medida pero han tenido participación”.
“En los últimos años los sindicatos estuvieron muy acostumbrados a tomar las decisiones, pero el Ejecutivo ahora va a tomar las decisiones para las cuales fue elegido. No hay inclusión sin calidad educativa. Muchos docentes nos comentaron que tenían presiones por las cuales no podían desaprobar chicos. Nosotros no vamos a seguir esa línea, estamos enfocados en generar herramientas para lograr el aprendizaje”, manifestó.
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