El 10 por ciento de los pacientes que presentan síntomas de demencia senil padecen Hidrocefalia de Presión Normal
La NPH (Normal Pressure Hydrocephalus), es una enfermedad neurológica que se manifiesta habitualmente en adultos a partir de los 50 años de edad y ocasiona compresión cerebral debido a la acumulación excesiva de líquido cefalorraquídeo (LCR) en los ventrículos del cerebro. Es una enfermedad en general subdiagnosticada que se confunde a menudo con Alzheimer, Parkinson, arterioesclerosis o síntomas de la vejez.
El líquido cefaloraquídeo es producido y se encuentra en las cavidades del cerebro llamadas ventrículos (plexo coroideo del tercer y cuarto ventrículo) y su función es la de proteger a los delicados tejidos del cerebro y de la médula espinal. Se produce a una tasa de 20 ml./hora y es reabsorbido a la misma velocidad y esta absorción se realiza en el espacio subaracnoideo y luego se incorpora al flujo sanguíneo.
Cuando hay exceso de líquido cefaloraquídeo que se acumula en los ventrículos, el tejido cerebral es comprimido o presionado contra el cráneo, comenzando a provocar un lento deterioro neurológico en el paciente, característico de la hidrocefalia de presión normal. Según revelaron científicos de la Clínica Mayo de Estados Unidos, cerca de 4 millones de personas padecen Alzheimer, aunque cada cinco años el porcentaje de personas que padecen esta enfermedad se duplica. Las estimaciones de los expertos remarcaron que un 10 por ciento de las personas que sufren de Alzheimer o demencia padecen en realidad Hidrocefalia de Presión Normal.
Anselmo Rodríguez Loffredo, jefe del Departamento de Neurocirugía, Instituto de Neurociencias, Fundación Favaloro, indicó que “el diagnóstico de hidrocefalia de presión normal es a menudo hecho tardíamente, dado que sus síntomas son similares a los de otros desórdenes”. El médico manifestó que en muchos casos “esta enfermedad se confunde con la demencia leve, la enfermedad de Alzheimer, el Parkinson o simplemente síntomas de la vejez” lo que hace que “muchos pacientes no sean tratados de la forma adecuada”.
“La tríada característica de este síndrome está formada por alteraciones de la memoria, trastornos de la marcha e incontinencia urinaria. Cuando alguno de estos síntomas aparece es vital consultar de inmediato con el médico ya que esta enfermedad tratada a tiempo puede mejorar sustancialmente la calidad de vida del paciente y su familia”, dijo Loffredo.
Este mal se trata mediante la colocación de una válvula (Shunt) para derivación de líquido cefaloraquídeo, dispositivo tubular que se implanta para drenar el exceso de fluido desde el cerebro hacia el abdomen, donde es absorbido. Sin embargo, los médicos advirtieron que la cantidad de líquido que debe pasar por el sistema puede ser diferente en cada paciente e incluso puede variar en un mismo paciente. En muchos casos la válvula debe ser regulada para derivar el líquido justo para cada paciente, ya que extraer demasiado o muy poco puede ser peligroso, por lo que se utilizan válvulas programables que suelen tener hasta 18 posiciones para ajustar la presión a la necesidad de cada paciente.
“Se trata de un dispositivo diseñado para drenar el líquido cefalorraquídeo desde los ventrículos cerebrales hacia otra cavidad extracraneana como por ejemplo el peritoneo de la cavidad abdominal. Al derivar parte del líquido, la presión en los ventrículos disminuye y de esta forma remiten los síntomas del paciente”, remarcó Loffredo.
El especialista comentó que “si bien este tratamiento es antiguo, actualmente hay sistemas más seguros en cuanto a la presión de drenaje adecuada y efectiva para cada paciente en particular”. “Por otra parte, los catéteres que liberan sustancias bactericidas, disminuyen los riesgos de infección inherentes a toda prótesis”, dijo el Jefe del Departamento de Neurocirugía de la Fundación Favaloro.
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