Fin del mito del Camino Misterioso: la explicación científica

Un paseo obligatorio para que los turistas lo comprueben por sí mismos, mientras que los lugareños nos conformamos con saber que algo extraño sucede en aquel lugar, sin buscar demasiadas explicaciones. “Hay lugares de Tandil donde pasan cosas raras”, escuchamos y simplemente nos convencemos. Sin duda se han creado diferentes mitos para justificar lo que allí sucede: desde fuerzas sobrenaturales hasta campos magnéticos extraños y cambio de las leyes de gravedad en esa pequeña porción de tierra.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailPor eso, para develar el misterio del camino, conversamos con Diego Velázquez, Lic. en Física de la UNICEN y docente de la Facultad de Ciencias Exactas, quien explicó los motivos de la particularidad del sendero.
Al momento de ingresar en vehículo al camino, en dirección a la cantera, y detenernos en un punto donde percibimos que vamos en bajada, será posible observar que el auto se dirigirá en dirección contraria a nuestras predicciones: ¡hacia atrás! Lo que nos llevará a pensar que nuestro auto está desafiando la máxima ley de gravedad por “caer en subida”. Para aquellos que probaron el fenómeno sin encontrar nada fuera de lo normal por no hallar el punto exacto dónde detenerse, y aquellos que aún no lo visitaron, un mapa del lugar específico en cuestión:
Algunos responsabilizan a campos magnéticos extraños que toman nuestro vehículo por detrás y lo llevan en dirección opuesta a la prevista. Sin embargo, el fenómeno también se evidencia con una pelota o al volcar agua, elementos que no son precisamente ferromagnéticos como para que dichos campos actúen, por lo que la teoría se descarta y la incógnita va en aumento. ¿Qué es lo que realmente sucede en el camino?
Diego nos explica que no pasa nada de eso, ni campos magnéticos, ni fuerzas sobrenaturales, sino que simplemente se trata de una ilusión óptica. ¿Cómo? ¡Nunca creeríamos que nuestro cerebro nos engaña! Pero claro, todas las señales del entorno (la vegetación, las sierras, la tierra a nuestro alrededor) nos hacen creer que vamos en bajada, por lo que consideramos que nos dirigimos hacia el interior de la sierra. Sin embargo, la leve pendiente del camino no nos alerta que nos encontramos en subida. Por ejemplo, si nos preguntáramos a simple vista si las líneas de las imágenes son paralelas, nuestra respuesta sería negativa. Pero si sólo comparamos dos líneas y ocultamos el resto, comprobaríamos que sí lo son: nos engaña su entorno.
Incluso, si medimos la altura del camino con un teodolito (un instrumento de medición mecánico-óptico que se utiliza para obtener ángulos verticales y se implementa en la construcción de rutas), se demostraría el ángulo de la pendiente que recorremos en subida. Además, si pudiéramos observar un horizonte que forme un ángulo llano (180°) para tomar como referencia, determinaríamos en qué dirección nos dirigimos. Aunque, ante su ausencia, sólo nos queda creer en el sentido que tiene protagonismo en nuestro organismo: la vista, la cual nos indica que vamos en una dirección, cuando en realidad nos dirigimos en otra.
Este fenómeno también se repite en otros lugares del mundo y causa la misma sorpresa:
A pesar de la cantidad de explicaciones racionales que puedan darse, el lugar nunca va a dejar de sorprendernos y animarnos a visitarlo periódicamente para convertirnos en escépticos y asombrarnos ante lo que allí sucede, gracias a la intervención de nuestros sentidos.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios