Entrevista
El desarraigo en el relato de una mujer que vino a trabajar como empleada doméstica
Fátima Dotel Segura nació en República Dominicana, pero lleva 16 años en la Argentina. Desde joven es empleada doméstica. En 2005 se mudó a Tandil para trabajar con una familia “cama adentro”. Espera la oportunidad para viajar a su país natal y visitar a su familia.
Por Pablo Marks (*
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Fátima Dotel Segura tiene el pelo de color negro, peinado con raya al medio, una remera roja con un saco de hilo celeste encima y una cadenita dorada que le cuelga del cuello. Mantiene sus manos cruzadas sobre la mesa y responde de manera pausada, con el acento dominicano. Nació el 13 de mayo de 1965 en Neiba, una ciudad ubicada a 200 kilómetros de Santo Domingo, la capital de República Dominicana. A los 19 años, comenzó a trabajar como empleada doméstica haciendo todo tipo de tareas: limpiar, cocinar y planchar. En el año 2005 se mudó a Tandil.
-¿Por qué elegiste Argentina como destino?
-Porque acá estaba mi cuñada que me dijo ‘vení para acá’ y entonces vine por un trabajo, para comenzar con una familia con la que estuve siete años: él era italiano y la señora, dominicana. Cuando yo vine, ella estaba buscando a alguien para que cuando tuviera familia, le cuidara el nene para poder trabajar. Duré siete años con ellos.
-¿Cuál es la mayor dificultad de trabajar ‘cama adentro’?
-Lo que pasa cuando uno trabaja con ‘cama adentro’ es que tiene más trabajo, porque si vas a la cocina y se ensucia un plato, uno tiene que ir a lavarlo. Yo ahora trabajo nueve horas y media: cocino, limpio, todo lo hago. Y ya cuando termino 16.30, yo me vengo para mi casa, a hacer cosas acá, cocinar, bañarme y a descansar. Pero si me quedara con cama adentro, siempre tendría trabajo: que llegan las visitas, que tengo que prepararle esto o aquello y entonces tengo más quehacer.
Vivir en otro país
Fátima recuerda como si fuera la primera vez el 12 de abril de 2005, día en que llegó a Argentina. En Tandil vive junto a su marido Víctor, sus dos perros y las quince gallinas que tienen en el patio de veinte metros de largo, ubicado al fondo de su casa. Mantiene costumbres de República Dominicana, como cocinar con “mucho arroz y mucho poroto”, casi no toma mate, pero sí comenzó a consumir café desde que vive en este país.
-¿Te trataron diferente por no ser de Argentina?
-Hace como un año venía caminando y el dueño de una pollería me dijo ´ahí viene la negra´. Fue la primera gente en dieciséis años que vivo acá, que me dijo así. Y yo le dije ´te voy a denunciar, porque soy negra, soy de color negra, pero mi corazón no lo doy por el tuyo´, ´soy negra por fuera pero soy blanca por dentro, y te voy a denunciar´. Y después, cuando volvíamos con Víctor lo encontramos en la puerta, vino a pedirme perdón, porque había otra gente ahí y parece que le dijeron algo. Y yo le dije ´bueno, está bien, te perdono, pero que no se vuelva a repetir otra vez´. Primera vez en dieciséis años, pero acá tengo mucha gente buena.
-¿Tenés pensado volver a viajar a República Dominicana?
-No sé, porque ahora cómo está la situación, el pasaje es caro, el dólar caro, el pasaje no se sabe cuánto va a salir, aquí la situación está muy difícil. No era como cuando yo vine, en el 2005, mis patrones me pagaban 500 pesos y de ahí me fueron aumentando hasta mil, y cuando le pedí otro aumento, me dijeron que no. Pero en esa casa me daban la comida, no pagaba casa ni impuestos. Y esos mil pesos yo los juntaba y en mi país eran 10 mil. Yo ya no envío dinero porque mis chicos están grandes, pero las que están enviando son las que tienen hijos chicos allá, mandan 20 mil de acá y allá lo que llegan son 5 mil. La plata de allá vale más que la de acá.
Estar lejos de casa
Fátima viajó por última vez a República Dominica en el año 2017. Actualmente, está esperando poder comprar un pasaje para poder ir a visitar a su familia, incluidos sus seis hijos, tres varones y tres mujeres. Al hablar de ellos, Fátima toma con su mano derecha la cadenita dorada que tiene puesta alrededor de su cuello como si ese movimiento, de alguna manera, la conectara con ellos.
(*) Esta nota forma parte de la serie de reportajes realizados por alumnos de Práctica Profesional 1 de la Tecnicatura en Comunicación Social para el Desarrollo del ISFDYT10 de Tandil, bajo la tutela de la profesora Carolina Cordi.