El dueño de un bar se siente perseguido y asegura que no lo habilitan porque denunció a un privado
Ricardo Kriscovich, propietario del bar Tequila, ubicado sobre la Ruta 226 a la altura de La Blanqueada, cuestionó el accionar del Municipio a partir de la entrada en vigencia de la ordenanza que prohíbe el funcionamiento de cabarets, café bar o night clubs en el partido de Tandil.
En primera instancia, se quejó porque lo notificaron horas antes de que se comenzara a implementar la norma y no le dieron tiempo a realizar el cambio de rubro para obtener una habilitación. Pese a esta situación, comenzó con los trámites y aún no ha logrado un permiso para reabrir el local.
Kriscovich relató que realizó múltiples gestiones para poder adecuarse a la normativa e, incluso, debió presionar para que su expediente avanzara por las distintas dependencias comunales.
El dueño de Tequila explicó que antes funcionaba como “café bar con espectáculos” y cuestionó que “si una mujer viene a tomar una copa con un cliente, pasa a ser alternadora del boliche”.
Para Kriscovich, los funcionarios municipales manifiestan un “prejuicio y discriminación a las chicas, tanto paraguayas, dominicanas, extranjeras. Empiezan a pedir documentos, que migraciones. Yo no puedo preguntar ni pedir documento, a no ser que sea menor. Ese es un problema que vamos a tener”.
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Kriscovich dijo que cumple con todas las medidas de seguridad que exige Bomberos y que realizó el curso de evacuación, al tiempo que aseveró que llevó adelante los trámites en Inspección General para cambiar de rubro.
Luego de “ir y venir con papeles”, logró obtener un número de expediente y el trámite llegó a la Dirección de Bromatología, donde estuvo demorado varios días.
“Yo necesito trabajar, porque me he puesto moratorias de mis propiedades porque sino no me daban la habilitación nueva. Mucha plata invertí”, dijo y explicó que su hijo colabora con el comercio.
“Hay una discriminación y una persecución hacia mi persona, porque me he quejado varias veces al señor Crovo por el tema de los privados. Y de un privado en especial, que de tantas veces que me fui a quejar yo, y varios colegas, la semana pasada lo clausuró, que supuestamente no podía”, señaló.
El propietario explicó que agentes municipales lo visitaron en tres oportunidades. Desde Bromatología le indicaron que todo estaba en condiciones, pero en la primera recorrida de Inspección General le objetaron el color bordó de las paredes internas, “que no dicen nada en la ordenanza”.
En otra inspección le comunicaron que debía solucionar la instalación externa de los cables de las cámaras de seguridad, la leyenda “Tequila” –nombre de fantasía- en la pared de la fachada, quitar unos juegos de luces de colores del interior del local y retirar el escenario del salón.
Kriscovich mostró voluntad de pintar más claro y acatar las medidas, pero teme que lo obliguen a seguir reformando de acuerdo con el capricho de los inspectores.
“Yo no voy a cambiar más nada, me baso en la reglamentación”, sostuvo y se quejó porque “ya son excusas lo que están poniendo”.
Por último, advirtió que “no me voy a quedar con las manos cruzadas. Es mucha plata la que tengo invertida y la que firmé yo en la Municipalidad, y que pagué las primeras cuotas”.
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