El escándalo Boxrec
La veracidad de los records publicados en boxrec.com está supeditada a la honestidad de cada uno de los editores.
Desde hace algún tiempo, y me estoy refiriendo a épocas en las que todavía Julio Ernesto Vila estaba en T y C Sport, empezaron a dudarse de los resultados que se publicaban de boxeadores brasileños especialmente, y también de Bolivia, Colombia y Venezuela. Pero no precisamente de los editores de esos países, sino que cualquiera que tenga el estatus de editor y una clave puede introducir combates de otros países, sean ciertos o no. Con Brasil, las sospechas fueron palpables, que solamente se permitieron anotar aquellas peleas que pudieran ser comprobadas mediante una filmación.
Martín Sosa Camerón, un destacado historiador de boxeo de la provincia de Córdoba, empezó a notar que las peleas que él anotaba y que con mucho trabajo conseguía, finalmente aparecían como subidas por otro editor. Hurgando en las entrañas del sistema, descubrió que era enorme la cantidad de peleas que le había ?robado?, curiosamente siempre el mismo editor argentino y además me comunicó que lo mismo estaba haciendo conmigo, cosa que pude comprobar.
El sistema para acreditarse peleas ajenas es muy simple. Si uno con su clave abre el sitio y le cambia una coma, o en vez de ?abandono? pone ?retiro? o invierte el orden de los boxeadores el crédito va para el último que hace la corrección y no para el que la apuntó originalmente. Así, el ladrón vernáculo se apoderó de infinidad de nuestras peleas. Elevamos las correspondientes quejas a la central en Londres, manejada por John y Marina Sheppard, pero a pesar de las promesas de terminar con el latrocinio nuestras peleas seguían desapareciendo. A raíz de esa situación, ambos presentamos nuestra renuncia, la que tuvimos que reiterar tres veces hasta que finalmente la aceptaron.
Ese es un tema, casi de índole personal; el grave lo planteó el prestigioso periodista de Brasil, Reinaldo Carrera, al denunciar que una pelea aparecida con los records nunca se había realizado. Los editores jefes le mandaron la ?película? del combate. El indignado editor luego de ver la parodia que tenía ante sus ojos contestó: ¿Esta pelea fue publicada en Boxrec? 1) ¿Dónde están los jueces? 2) ¿No hay una “persona” viendo la pelea? 3) ¿Dónde está este gimnasio? 4) ¿Quién es este árbitro, que nadie sabe? 5) ¿Cómo puede ser que el árbitro levante la mano del ganador de inmediato si se determina por las normas que deberán recoger las tarjetas de los jueces? 6)) ¿Usted ha notado que el ring es irregular? 9) ¿Este es el tipo de imagen o video que usa Boxrec para publicar los resultados de Brasil? ¡Oh, Dios mío!
Al mismo tiempo, detecté dos peleas que aparecieron con sus resultados, ?mágicamente?, sin haber sido anunciadas. Víctor Zampatti, con la licencia cancelada por la FAB, perdió por nocaut en 3 rounds con Matías Gómez, invicto en 18 combates, y Sergio Escobar ganó por nocaut técnico en dos al debutante Mauro Penacha, ambos el 23 de octubre en el gimnasio Just Champions de Longchamps. Me informé en la Federación Argentina de Box y no tenían conocimiento de ellas. Envié mi reclamo a los Sheppard y me enviaron los videos. ¡Una truchada inconcebible, igual a la recibida por Reinaldo Carrera! En un gimnasio con un ring en el suelo de tres sogas, una de ellas contra una pared, sin jurados, sin anunciador, sin público, sin rincones. El informador de esa pelea fue el mismo que nos robaba las nuestras y como puede verse claramente en la foto, para aquellos que lo conocen, el árbitro es Marcelo Di Crocce. ¿Qué hay detrás de todo esto? Un sucio negocio para embaucar promotores o estafar al público con boxeadores que tienen los récords inventados. Y los Sheppard lo saben. Para peor, nuevos ?inventos? se ubican en Santiago del Estero, Tartagal, Cafayate y en el Joggie Boxing Club, habiendo quien asegura que sabe de más de cien de estas publicaciones de peleas que jamás se realizaron.
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