El grupo tandilense Oí, ya cuenta con más de 20 implantes cocleares realizados
La hipoacusia bilateral profunda se vio beneficiada en los últimos años por el avance de la tecnología médica. Los dispositivos de implante coclear se han perfeccionado hasta lograr modelos funcionales y exitosos. Mientras que los audífonos convencionales amplifican el sonido, el implante coclear saltea las partes no funcionales del oído enviando información directamente al nervio auditivo.
Tandil no está exento del avance de la ciencia. Un grupo de profesionales de la ciudad trabaja en el tema, se capacita y perfecciona para lograr en la actualidad realizar distintos implantes, no sólo en Tandil, sino también a pacientes localizados en la zona de influencia.
Lentamente va quedando atrás la derivación a Buenos Aires para tratar la hipoacusia, aunque aún hay mucho para hacer buscando concientizar a todos que hoy en la ciudad no sólo se puede llevar a cabo la intervención quirúrgica, sino también la correspondiente rehabilitación del paciente.
El Instituto Otorrinológico Tandil tiene el equipo de trabajo denominado Oí, conformado por el doctor Santiago Magaro, las fonoaudiólogas Marcela Lancerotto y Carolina Krings. En rehabilitación trabajan Magdalena Tirabasso y Celina Van der Host, esta última también hace los potenciales evocados auditivos, parte del diagnostico, son test electrofisiológicos. Este plantel ya lleva cerca de 20 implantes realizados con total éxito, además de atender a aquellas personas que por distintos cuadros clínicos acuden al Instituto.
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Oí
El Eco de Tandil diálogo con Magaró, quien expresó que “en el Instituto conformamos un grupo de trabajo denominado Oí que se encarga del diagnóstico y todo tipo de tratamiento de la hipoacusia que se puede tratar quirúrgicamente o con audífonos. En caso de una hipoacusia profunda donde el paciente escucha muy poco, es la que se trata con los implantes cocleares”.
Cuando esta metodología llegó al país, se hacía el correspondiente implante pero faltaba personal capacitado en la materia para llevar a cabo la rehabilitación. Magaró dijo al respecto que “la parte más importante de un programa de implante coclear es la rehabilitación. Cuando damos charlas siempre menciono que es un milagro de la ciencia por un lado, pero luego de operar hay que trabajar mucho con el paciente. De todas formas, y quienes fueron intervenidos quirúrgicamente lo saben, nunca dejará de ser hipoacúsico con un implante”, a lo que añadió que “en los chicos antes de los dos años de edad hacemos implantes, en lo posible. La tendencia mundial es hacer bilateral y simultáneo. Se hace uno, se cierra, se pone el otro. Al mes se enciende el implante, esos niños estando bien del cerebro desarrollan capacidades lingüísticas y fonológicas normales. Tenemos un paciente que concurre al Colegio San Ignacio, que está en sala de cinco, y no tiene maestra integradora”.
Funcionamiento
Con relación a cómo es el trabajo que desarrolla el equipo que tiene a su cargo expresó que “está enfocado en el diagnóstico de la hipoacusia que se hace en el recién nacido por la Ley 25.415 que hace mención a “todo niño recién nacido tiene derecho a que se estudie su audición tempranamente. La hipoacusia es obligación detectarla y tratarla tempranamente” antes del mes de vida. Si escucha se va, pero a los casos de alto riesgo se los sigue con estudios. Si dan negativo, se le hace un estudio evocado auditivo donde, si confirmamos que el niño no escucha, ya estamos en condiciones de pedir todo para operarlo. A los seis meses le ponemos dos audífonos bilaterales para estimular la vía auditiva para que el cerebro reciba algo e ir desarrollando la corteza auditiva, que nos favorece para cuando nosotros hacemos el implante”.
Hasta el momento en la actualidad Oí tiene 30 pacientes en tratamiento. En cuanto a los implantes realizados hay cerca de 20 en Tandil, y antes de comenzar a hacerlos en la ciudad el equipo del doctor Magaró viajaba a Buenos Aires donde también realizó varias operaciones.
“Somos parte del grupo otorrinológico del Hospital de Clínica de la UBA, dado que somos nacidos y criados profesionalmente ahí. Muchas cirugías también las hacemos en parte con ellos” dijo el facultativo.
Al ser consultado si atendían a personas con esta discapacidad de otras ciudades expresó que “tenemos muchos, por suerte, que han confiado en nosotros. Entre implantados, en tratamiento y en lista de espera para ser operados hay personas de Azul, Ayacucho, Benito Juárez, Olavarría, un paciente que está viviendo en Bolívar, y Rauch. En la actualidad estamos operando en el Sanatorio Tandil y en la Nueva Clínica Chacabuco. Tengo intenciones de involucrarme con el Hospital Ramón Santamarina”.
Ley
La Ley 25415 menciona en su artículo tercero que “las obras sociales y asociaciones de obras sociales regidas por leyes nacionales y las entidades de medicina prepaga deberán brindar obligatoriamente las prestaciones establecidas en esta ley, las que quedan incorporadas de pleno derecho al Programa Médico Obligatorio dispuesto por Resolución 939/2000 del Ministerio de Salud, incluyendo la provisión de audífonos y prótesis auditivas así como la rehabilitación fonoaudiológica”. Dentro de los ítems descriptos en el artículo 5 hay que destacar que “proveer gratuitamente prótesis y audífonos a los pacientes de escasos recursos y carentes de cobertura médico asistencial”.
En definitiva, el tratamiento es universal buscando cubrir los distintos sectores de la sociedad, implementado desde el Ministerio de Salud de la Nación, sancionando la ley el Senado y la Cámara de Diputados.
Charlas
El plantel profesional de Oí, además de su tarea diaria, también está brindando charlas en distintas ciudades de la zona. La idea es hablar sobre hipoacusia y promocionar que en Tandil hay gente con la suficiente experiencia y el respaldo que dan las personas que fueron intervenidas quirúrgicamente, para buscar una mejor calidad de vida.
“Los interesados en que concurramos a brindar una charla informativa sobre el tema, pueden comunicarse al Instituto, teléfono (0249) 442 – 0202; 444 – 7373 ó 443 – 8771 para coordinar día y lugar. Venimos haciendo distintas charlas en la zona por suerte”. u
Una prótesis que envía estímulos eléctricos al nervio auditivo
Un implante coclear es una prótesis que envía estímulos eléctricos al nervio auditivo. Su propósito es proveer información auditiva a individuos afectados de sordera sensorineural profunda bilateral. Mediante la transducción de los sonidos y las señales del habla en señales eléctricas una prótesis coclear instala o restaura parcialmente la percepción auditiva.
Básicamente consiste de cuatro partes: micrófono, procesador del habla, sistema de transferencia de la señal y arreglo de electrodos. El procesador de sonidos toma la señal acústica a través de un micrófono y la somete a un procesado específico para cada tipo de prótesis. La señal es entonces enviada vía acoplamiento inductivo a un dispositivo colocado en mastoides donde se encuentra la electrónica que recibe la señal eléctrica y la envía a un arreglo de electrodos colocados en la rampa timpánica. En algunos sistemas protésicos se utiliza un electrodo simple que puede ser colocado dentro o fuera de la cóclea.
Los sujetos implantados con una prótesis coclear reciben beneficios que se pueden categorizar dentro de un amplio rango que va desde un apoyo a la lectura labial hasta una comprensión del lenguaje fluido sin apoyo de lectura labial.
Los resultados que se pueden obtener son ampliamente dependientes de factores como: sordera pre o post-lingual, antigüedad de la sordera y edad al momento del implante, nivel de comunicación previo al implante, capacidad de aprendizaje, entorno familiar y social, estado psicológico, modalidad de habilitación o rehabilitación del paciente. Los resultados también son dependientes del tipo de implante utilizado.
“Terminé dedicándome al oído porque realmente me apasionó”, dijo Magaró
Magaró inició su recorrido médico lejos de la profesión que hoy lo tiene como un referente dentro de la otorrinología. Al respecto dijo que “arranqué haciendo cirugía general, pero como no me gustaron mucho algunas cosas le di la razón a todos los que decían que tenía que hacer otorrinolaringología porque todos mis parientes se dedican a esta especialidad. El laringólogo más famoso del país y del continente es mi tío Magaró; un tío abuelo Araoz es otro reconocido otorrinolaringólogo y Andonegui, quien falleció el año pasado, también era de primer nivel. Quise ir contra de la corriente, pero la sangre tiró”.
Luego manifestó que “como durante mi carrera trabajé de ayudante de mi tío, opté por hacer laringe. Te diría que el oído lo miraba de costado y terminé dedicándome al oído porque realmente me apasionó. No puedo describir la sensación que se tiene cuando el paciente llora de emoción al volver a oír. Es una sensación de felicidad inmensa saber que hicimos algo para que una persona vuelva a escuchar, sea un niño o un adulto”.
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