El ilustrador Alejandro O´Kif estuvo en Tandil y dialogó sobre la pasión que siente por su labor
Por Carolina Cordi
carolinacordi@gmail.com
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEste Diario tuvo el privilegio de participar en la conferencia y de conversar en exclusiva con el ilustrador Alejando O´Kif y también con la colorista Mónica González, quienes dieron muestras no sólo de su inestimable mérito artístico, sino de su gran calidez como personas, lo que se tradujo en una amena conversación con público de todas las edades.
Alejandro nació en 1959 en Rosario. Estudió en la Facultad de Humanidades y Artes de esa ciudad, y mientras tanto, realizó diferentes talleres y clínicas de dibujo, acuarela y grabado.
Comenzó su camino laboral publicando sus ilustraciones en medios de Rosario pero, buscando nuevos, rumbos partió a Buenos Aires, donde tuvo una magnífica recepción de medios gráficos como: Humor, Fierro, El Péndulo, Clarín, revista Billiken, Genios y Jardín de Genios.
Trabaja en su taller con Mónica González, quien colorea la mayor parte de sus ilustraciones.
Con guiones de grandes como Carlos Trillo, Guillermo Saccomanno y Pablo De Santis ha hecho comics que se han editado en el extranjero.
Entre sus trabajos de libros para niños se encuentran: Natacha, Chat Natacha Chat, historias de los señores Moc y Poc, El Pulpo está crudo, Caperucita Roja tal como se lo contaron a Jorge, Un elefante ocupa mucho espacio, No somos irrompibles y Corazonadas, El capitán Croissante y El viaje más largo del mundo.
SU LLEGADA A TANDIL
-¿Cómo te sentiste de poder disertar en Tandil?
Alejandro O´Kif: -Uno tiene otra perspectiva cuando pasan estas cosas, porque sino el trabajo se da entre el tablero, la cartulina y uno.
Después ves el libro en la librería pero no sabés qué le pasa a la gente con él, salvo por tus afectos. Cuando se da una convocatoria y hay gente que se toma el trabajo de venir a ver quién es la persona que dibujó eso que vio en un libro, a mí me vuela cabeza.
-¿Cómo vivís la experiencia de trabajar de algo que amás?
Alejandro O´Kif: -Nosotros trabajamos hace mucho tiempo ilustrando libros. Es maravilloso, es bárbaro, porque a uno le permite la posibilidad de contar una historia paralela a la que hay en el libro. Nosotros trabajamos con textos de diferentes autores o propios.
Uno tiene que acomodar lo que quiere decir al texto que le han dado. Entonces, en principio, no tiene que contradecirlo y pensar en aportar algo más, ése es el desafío: contar una historia paralela para que sea más atractiva. Es como sentirse un director de cine. ¡Y encima te pagan!
-¿Qué consejos les darías a los alumnos que están haciendo sus primeros pasos en el arte?
Alejandro O´Kif: -Cuando era estudiante era muy curioso. Si podía hablar con un dibujante con experiencia, aprovechaba y le preguntaba todo, desde qué cartulina usaba hasta cuántas horas dormía.
Yo aliento a los que están estudiando a que se metan, estudien, saquen el jugo a esa manera de expresión que es la ilustración. Si lo sienten y se comprometen les va a ir bárbaro.
-¿Cómo te sentiste de poder disertar en Tandil?
Alejandro O´Kif: -Uno tiene otra perspectiva cuando pasan estas cosas, porque sino el trabajo se da entre el tablero, la cartulina y uno.
Después ves el libro en la librería pero no sabés qué le pasa a la gente con él, salvo por tus afectos. Cuando se da una convocatoria y hay gente que se toma el trabajo de venir a ver quién es la persona que dibujó eso que vio en un libro, a mí me vuela cabeza.
-¿Cómo vivís la experiencia de trabajar de algo que amás?
Alejandro O´Kif: -Nosotros trabajamos hace mucho tiempo ilustrando libros. Es maravilloso, es bárbaro, porque a uno le permite la posibilidad de contar una historia paralela a la que hay en el libro. Nosotros trabajamos con textos de diferentes autores o propios.
Uno tiene que acomodar lo que quiere decir al texto que le han dado. Entonces, en principio, no tiene que contradecirlo y pensar en aportar algo más, ése es el desafío: contar una historia paralela para que sea más atractiva. Es como sentirse un director de cine. ¡Y encima te pagan!
-¿Qué consejos les darías a los alumnos que están haciendo sus primeros pasos en el arte?
Alejandro O´Kif: -Cuando era estudiante era muy curioso. Si podía hablar con un dibujante con experiencia, aprovechaba y le preguntaba todo, desde qué cartulina usaba hasta cuántas horas dormía.
Yo aliento a los que están estudiando a que se metan, estudien, saquen el jugo a esa manera de expresión que es la ilustración. Si lo sienten y se comprometen les va a ir bárbaro.
VIDA DE DIBUJANTE
-¿Cómo es un día típico en tu vida de ilustrador?
Alejandro O´Kif: -Me levanto muy temprano, tengo la suerte de tener el estudio en casa y poder trabajar allí, tengo perros, un terreno amplio y el ambiente es muy tranquilo y propio. Para mí, éste es como cualquier otro trabajo, aunque la diferencia es que estás haciendo lo que te gusta y por eso te pagan.
-¿Cómo se hace a pasar de un género a otro con tanta naturalidad?
Alejandro O´Kif: -En realidad jamás me plantee dibujar para libros, yo estudié para pintar, pero la cosa me llevó para otro lado y me encantó.
Sea para chicos o grandes, todo depende cómo trates el tema y si sos honesto con vos mismo, podés trabajar con un gran abanico de posibilidades.
-¿Se trabaja en conjunto con el escritor o estás solo con el texto listo?
Alejandro O´Kif: -En general el editor es quien recibe la historia de un autor determinado y piensa que para este texto puede ir una línea de dibujo de tal o cual ilustrador.
Otra forma es armar una cooperativa, como hicimos con los libros del capitán Croissante, que es un personaje mío. Allí yo cuento una serie de historias que quería editar de una cierta manera y para eso las llevé a Sudamericana. Ellos compraban la historia para ponerla en una colección determinada, pero yo no quería eso por el tipo de libro que era. Deseaba que fuera un libro objeto y ellos no lo pudieron hacer, pero les gustó el personaje, así que nos juntamos con unos amigos que escriben y salieron una serie de ideas que pudieron ir dentro de la colección “Caminadores”.
En general, el editor toma el texto de un lado y pone al ilustrador del otro y hace una mezcla.
Hay textos que a uno le gustan más y otros que no le gustan tanto, pero siempre uno trata de encontrar eso, de buscar una cosa más, o una vuelta de tuerca para poder contar una historia, porque no es otra cosa que eso. Hay quien cuenta con la palabra, otro con la imagen del cine y otros, con el dibujo.
Yo siempre digo que es facilísimo dibujar, porque uno aprende hacerlo cuando es chico. Una de las primeras formas de expresión es el garabato.
-¿Cómo es un día típico en tu vida de ilustrador?
Alejandro O´Kif: -Me levanto muy temprano, tengo la suerte de tener el estudio en casa y poder trabajar allí, tengo perros, un terreno amplio y el ambiente es muy tranquilo y propio. Para mí, éste es como cualquier otro trabajo, aunque la diferencia es que estás haciendo lo que te gusta y por eso te pagan.
-¿Cómo se hace a pasar de un género a otro con tanta naturalidad?
Alejandro O´Kif: -En realidad jamás me plantee dibujar para libros, yo estudié para pintar, pero la cosa me llevó para otro lado y me encantó.
Sea para chicos o grandes, todo depende cómo trates el tema y si sos honesto con vos mismo, podés trabajar con un gran abanico de posibilidades.
-¿Se trabaja en conjunto con el escritor o estás solo con el texto listo?
Alejandro O´Kif: -En general el editor es quien recibe la historia de un autor determinado y piensa que para este texto puede ir una línea de dibujo de tal o cual ilustrador.
Otra forma es armar una cooperativa, como hicimos con los libros del capitán Croissante, que es un personaje mío. Allí yo cuento una serie de historias que quería editar de una cierta manera y para eso las llevé a Sudamericana. Ellos compraban la historia para ponerla en una colección determinada, pero yo no quería eso por el tipo de libro que era. Deseaba que fuera un libro objeto y ellos no lo pudieron hacer, pero les gustó el personaje, así que nos juntamos con unos amigos que escriben y salieron una serie de ideas que pudieron ir dentro de la colección “Caminadores”.
En general, el editor toma el texto de un lado y pone al ilustrador del otro y hace una mezcla.
Hay textos que a uno le gustan más y otros que no le gustan tanto, pero siempre uno trata de encontrar eso, de buscar una cosa más, o una vuelta de tuerca para poder contar una historia, porque no es otra cosa que eso. Hay quien cuenta con la palabra, otro con la imagen del cine y otros, con el dibujo.
Yo siempre digo que es facilísimo dibujar, porque uno aprende hacerlo cuando es chico. Una de las primeras formas de expresión es el garabato.
BUENOS CONSEJOS
-¿Terminaste tus estudios? ¿Creés en la formación académica?
Alejandro O`Kif: -No, y yo puedo contar mi decisión. Empecé a estudiar Bellas Artes porque quería pintar. Además hacía talleres afuera porque odiaba la cosa académica y, con el tiempo, me di cuenta de que eso no está bien.
Ahora quiero abrir un taller en Buenos Aires y puedo contar mi experiencia como dibujante, pero si hubiera tenido formación docente, hubiera sido mejor.
En aquel momento, yo tenía tanta desesperación que no quería hacer más que dibujar, pero hay que ‘bancársela’.
Recuerdo que cuando empecé a estudiar tenía un profesor de dibujo que nos hacía preparar modelo vivo. Yo era súper aplicado y él me hizo dibujar veintitrés veces un ojo y yo lo odiaba y me preguntaba ‘para qué’; es el día de hoy que le estoy agradecido.
Cuando empezamos, todos queremos ser Picasso, Kandisnsky, Klee, pero está bueno aprender la forma para luego romperla. Hay que aguantar los dos o tres años de academia, porque cuando lo aprendiste, no te lo olvidás más y te soluciona un montón de problemas.
-El del ilustrador, ¿es un trabajo valorado en Argentina?
Alejandro O´Kif: -Yo creo que para el lector de libros o revistas es un trabajo valorado. Hay mucha gente que se fija. Noto que muchos chicos están atrás del dibujo editorial en un país donde no hay canales posibles. En algunos ámbitos lamentablemente no es bien valorado, es una lucha constante.
-¿Terminaste tus estudios? ¿Creés en la formación académica?
Alejandro O`Kif: -No, y yo puedo contar mi decisión. Empecé a estudiar Bellas Artes porque quería pintar. Además hacía talleres afuera porque odiaba la cosa académica y, con el tiempo, me di cuenta de que eso no está bien.
Ahora quiero abrir un taller en Buenos Aires y puedo contar mi experiencia como dibujante, pero si hubiera tenido formación docente, hubiera sido mejor.
En aquel momento, yo tenía tanta desesperación que no quería hacer más que dibujar, pero hay que ‘bancársela’.
Recuerdo que cuando empecé a estudiar tenía un profesor de dibujo que nos hacía preparar modelo vivo. Yo era súper aplicado y él me hizo dibujar veintitrés veces un ojo y yo lo odiaba y me preguntaba ‘para qué’; es el día de hoy que le estoy agradecido.
Cuando empezamos, todos queremos ser Picasso, Kandisnsky, Klee, pero está bueno aprender la forma para luego romperla. Hay que aguantar los dos o tres años de academia, porque cuando lo aprendiste, no te lo olvidás más y te soluciona un montón de problemas.
-El del ilustrador, ¿es un trabajo valorado en Argentina?
Alejandro O´Kif: -Yo creo que para el lector de libros o revistas es un trabajo valorado. Hay mucha gente que se fija. Noto que muchos chicos están atrás del dibujo editorial en un país donde no hay canales posibles. En algunos ámbitos lamentablemente no es bien valorado, es una lucha constante.
LA POSIBILIDAD DE EDITAR
-¿Y cómo llegaste a las grandes publicaciones?
Alejandro O´Kif: -Mi papá era dibujante publicitario y yo me crié en una casa donde él tenía un estudio. Ahí yo pasaba mucho tiempo, lo veía trabajar y me encantaba. Siempre dibujé y cuando terminé el secundario, me dijeron que tenía que estudiar. Quería ir a Bellas Artes, pero no era garantía de trabajo, así que estudié ciencias económicas. La verdad es que me sirvió muchísimo para darme cuenta que tenía que estudiar Bellas Artes. Me anoté y estudié. A mí me apasionaba la pintura, yo quería ser como Carlos Alonso y no podía. Pero también descubrí que él era dibujante gráfico, así que empecé a ganarme el peso en agencias de publicidad o editoriales de Rosario.
-¿Cómo te fuiste insertando?
Alejandro O´Kif: -Dibujaba en un diario, hacía ilustraciones, humor político y, sin darme cuenta, eso me fue llevando cada vez más a comprometerme.
Sin embargo yo trabajaba en un diario de Rosario, que si bien es una ciudad que incentiva el desarrollo cultural, tiene frenos económicos. Allá había un solo diario grande y después, diarios esporádicos que terminaban cerrando: ahí trabajaba yo. Sabía que mi diario iba a cerrar y, en ese momento, tenía un bebé de tres meses, así que decidí ir a Buenos Aires a activar contactos laborales y ver si conseguía algo.
-¿Y qué pasó?
Alejandro O´Kif: -En ese momento fui a ver a Juan Sasturain que trabajaba en la revista Fierro y le dije si tenía algún contacto en diarios y me dijo ‘vos estás loco, te tenés que quedar a trabajar acá’.
Al segundo día estaba con el dueño de Humor hablando por un trabajo donde me pagaban tres veces más de lo que ganaba en Rosario y me daban un montón de posibilidades. Así nos fuimos a Buenos Aires.
El hecho de estar en la revista Humor fue asumir otros compromisos y otros tipos de obligaciones. Era una revista de llegada masiva y si bien uno puede decir ‘esto lo hago y no me ve nadie’, sabés que tiene mucha llegada, sentís un retorno diferente y eso hizo que me preocupara y encarara el trabajo de otra manera. Eso me llevó a otras posibilidades y trabajos. No sé cómo terminé donde terminé, pero fueron consecuencias.
-Digamos que las oportunidades te encontraron trabajando…
Alejandro O´Kif: -No me propuse absolutamente nada, más que ser fiel a lo que me gustaba.
Me siento bien dibujando. Para mí es más fácil dibujar que contar con la palabra. Si tengo que hacerlo para chicos, adultos o cómics, siempre me siento cómodo y con la conciencia de saber qué quiero decir.
-¿Cuál es la sensación al ver tus ilustraciones cuando se editan?
Alejandro O´Kif: -Siempre es una sorpresa. Con los años, por oficio, vas aprendiendo a trabajar de una manera u otra, sabiendo cómo van a imprimir tu trabajo porque, muchas veces, ponés mucho de vos y cuando lo ves publicado, no te gusta.
Entonces, los años y el oficio hacen que aprendas a buscarle la vuelta y que se vea lo mejor posible todo lo que haz planeado.
-¿Y cómo llegaste a las grandes publicaciones?
Alejandro O´Kif: -Mi papá era dibujante publicitario y yo me crié en una casa donde él tenía un estudio. Ahí yo pasaba mucho tiempo, lo veía trabajar y me encantaba. Siempre dibujé y cuando terminé el secundario, me dijeron que tenía que estudiar. Quería ir a Bellas Artes, pero no era garantía de trabajo, así que estudié ciencias económicas. La verdad es que me sirvió muchísimo para darme cuenta que tenía que estudiar Bellas Artes. Me anoté y estudié. A mí me apasionaba la pintura, yo quería ser como Carlos Alonso y no podía. Pero también descubrí que él era dibujante gráfico, así que empecé a ganarme el peso en agencias de publicidad o editoriales de Rosario.
-¿Cómo te fuiste insertando?
Alejandro O´Kif: -Dibujaba en un diario, hacía ilustraciones, humor político y, sin darme cuenta, eso me fue llevando cada vez más a comprometerme.
Sin embargo yo trabajaba en un diario de Rosario, que si bien es una ciudad que incentiva el desarrollo cultural, tiene frenos económicos. Allá había un solo diario grande y después, diarios esporádicos que terminaban cerrando: ahí trabajaba yo. Sabía que mi diario iba a cerrar y, en ese momento, tenía un bebé de tres meses, así que decidí ir a Buenos Aires a activar contactos laborales y ver si conseguía algo.
-¿Y qué pasó?
Alejandro O´Kif: -En ese momento fui a ver a Juan Sasturain que trabajaba en la revista Fierro y le dije si tenía algún contacto en diarios y me dijo ‘vos estás loco, te tenés que quedar a trabajar acá’.
Al segundo día estaba con el dueño de Humor hablando por un trabajo donde me pagaban tres veces más de lo que ganaba en Rosario y me daban un montón de posibilidades. Así nos fuimos a Buenos Aires.
El hecho de estar en la revista Humor fue asumir otros compromisos y otros tipos de obligaciones. Era una revista de llegada masiva y si bien uno puede decir ‘esto lo hago y no me ve nadie’, sabés que tiene mucha llegada, sentís un retorno diferente y eso hizo que me preocupara y encarara el trabajo de otra manera. Eso me llevó a otras posibilidades y trabajos. No sé cómo terminé donde terminé, pero fueron consecuencias.
-Digamos que las oportunidades te encontraron trabajando…
Alejandro O´Kif: -No me propuse absolutamente nada, más que ser fiel a lo que me gustaba.
Me siento bien dibujando. Para mí es más fácil dibujar que contar con la palabra. Si tengo que hacerlo para chicos, adultos o cómics, siempre me siento cómodo y con la conciencia de saber qué quiero decir.
-¿Cuál es la sensación al ver tus ilustraciones cuando se editan?
Alejandro O´Kif: -Siempre es una sorpresa. Con los años, por oficio, vas aprendiendo a trabajar de una manera u otra, sabiendo cómo van a imprimir tu trabajo porque, muchas veces, ponés mucho de vos y cuando lo ves publicado, no te gusta.
Entonces, los años y el oficio hacen que aprendas a buscarle la vuelta y que se vea lo mejor posible todo lo que haz planeado.
DIVISION DE TAREAS
-Mónica, ¿cómo es compartir la vivencia del trabajo con Alejandro?
Mónica González: -Al principio fue difícil porque el trabajo de ilustración era de Alejandro y para mí era un compromiso terrible; él tenía sus propias ideas y yo podía pensar algo totalmente diferente. Fue complicado ver por dónde encarar el trabajo. Con el tiempo, trabajando, me fui formando. A mí me gusta mucho esta profesión.
-¿Con qué materiales te manejás?
Mónica González: -Empecé con fibras, pasé al pincel y después a la computadora. El trabajo había que entregarlo en digital y aprender rápidamente el oficio.
Alejandro O´Kif: -Lo digital fue una exigencia editorial y dimos un paso agigantado. Cambiar fue todo un aprendizaje y una adaptación.
-¿Cómo se organizan para dibujar por un lado y colorear por el otro?
Alejandro O´Kif: -En Europa es lo más habitual. Está quien dibuja y, por otro lado, el plantel de coloristas.
Aquí no es común, producto de cómo está encarada la profesión. El ilustrador es ‘hombre orquesta’, hace todo, aunque son muchísimos oficios en los que uno se puede especializar.
Por ejemplo, en las producciones de Disney, tienen un plantel de dibujantes a lápiz, otro que los pasa a tinta y otro que los colorea. Están bien separadas las secciones, son totalmente independientes.
-¿Y ustedes trabajan con esa independencia?
Alejandro O´Kif: -En mi caso yo hago el dibujo y lo dejo. Lo que le sugiere a Mónica para mí está bien. Depende de para qué tipo de impresión se haga, los originales serán distintos.
El dibujo empieza en un lugar y termina en el blanco y negro. La gama de color que le surgiere a Mónica siempre depende de ella, corre por cuenta del colorista.
Mónica González: -En Disney, por ejemplo, ya tienen estipulados los colores. Todos los coloristas que participan ya lo saben.
En nuestro caso particular al principio fue un tema porque, al ilustrar, Alejandro lo pensaba en color. Entonces yo me ponía a pintar y era totalmente diferente a lo que él había imaginado. Lo charlábamos pero siempre me dio libertad, salvo en casos en que tuviera que ser de una manera específica. Todo es un aprendizaje. Nos complementamos lo mejor posible.
-¿Con qué se colorea hoy?
Mónica González: -Cuando comencé las historietas se pintaban con fibrones. Era todo un tema. Alejandro me pasaba el original en tinta y, si yo me equivocaba, era todo un tema porque no había computadora y no podías resolver los errores. Era tratar de arreglar algo que surgiera. Luego pasé a las anilinas y después a la computadora.
Un buen día, en el término de un mes, en las editoriales empezaron a pedir todo en digital, algo que era nuevo y yo desconocía. Hice lo que cualquiera hubiera hecho: primero resolverlo en pincel y después quedarme toda la noche y aprender a solucionar los trabajos en la computadora. Así dejé el pincel y empecé a entregar en digital.
Hoy mi trabajo es digital y, algunas veces, colaboro con las acuarelas. A ciertas ilustraciones las digitalizo y así puedo hacer un retoque. Todo depende del papel y de la impresión.
Alejandro O`Kif: -Si trabajás en un diario, por su forma de imprimir, sabés que no podés darte demasiados lujos porque se empasta y no sirve. Con el tiempo te vas dando cuenta que es prueba y error. Tenés que aprender cómo trabajar para cada tipo de impresión para que el trabajo quede lo mejor posible. Cuando tenés mejor papel y mejores fotocromos, podés buscarle una vueltita más.
-Mónica, ¿cómo es compartir la vivencia del trabajo con Alejandro?
Mónica González: -Al principio fue difícil porque el trabajo de ilustración era de Alejandro y para mí era un compromiso terrible; él tenía sus propias ideas y yo podía pensar algo totalmente diferente. Fue complicado ver por dónde encarar el trabajo. Con el tiempo, trabajando, me fui formando. A mí me gusta mucho esta profesión.
-¿Con qué materiales te manejás?
Mónica González: -Empecé con fibras, pasé al pincel y después a la computadora. El trabajo había que entregarlo en digital y aprender rápidamente el oficio.
Alejandro O´Kif: -Lo digital fue una exigencia editorial y dimos un paso agigantado. Cambiar fue todo un aprendizaje y una adaptación.
-¿Cómo se organizan para dibujar por un lado y colorear por el otro?
Alejandro O´Kif: -En Europa es lo más habitual. Está quien dibuja y, por otro lado, el plantel de coloristas.
Aquí no es común, producto de cómo está encarada la profesión. El ilustrador es ‘hombre orquesta’, hace todo, aunque son muchísimos oficios en los que uno se puede especializar.
Por ejemplo, en las producciones de Disney, tienen un plantel de dibujantes a lápiz, otro que los pasa a tinta y otro que los colorea. Están bien separadas las secciones, son totalmente independientes.
-¿Y ustedes trabajan con esa independencia?
Alejandro O´Kif: -En mi caso yo hago el dibujo y lo dejo. Lo que le sugiere a Mónica para mí está bien. Depende de para qué tipo de impresión se haga, los originales serán distintos.
El dibujo empieza en un lugar y termina en el blanco y negro. La gama de color que le surgiere a Mónica siempre depende de ella, corre por cuenta del colorista.
Mónica González: -En Disney, por ejemplo, ya tienen estipulados los colores. Todos los coloristas que participan ya lo saben.
En nuestro caso particular al principio fue un tema porque, al ilustrar, Alejandro lo pensaba en color. Entonces yo me ponía a pintar y era totalmente diferente a lo que él había imaginado. Lo charlábamos pero siempre me dio libertad, salvo en casos en que tuviera que ser de una manera específica. Todo es un aprendizaje. Nos complementamos lo mejor posible.
-¿Con qué se colorea hoy?
Mónica González: -Cuando comencé las historietas se pintaban con fibrones. Era todo un tema. Alejandro me pasaba el original en tinta y, si yo me equivocaba, era todo un tema porque no había computadora y no podías resolver los errores. Era tratar de arreglar algo que surgiera. Luego pasé a las anilinas y después a la computadora.
Un buen día, en el término de un mes, en las editoriales empezaron a pedir todo en digital, algo que era nuevo y yo desconocía. Hice lo que cualquiera hubiera hecho: primero resolverlo en pincel y después quedarme toda la noche y aprender a solucionar los trabajos en la computadora. Así dejé el pincel y empecé a entregar en digital.
Hoy mi trabajo es digital y, algunas veces, colaboro con las acuarelas. A ciertas ilustraciones las digitalizo y así puedo hacer un retoque. Todo depende del papel y de la impresión.
Alejandro O`Kif: -Si trabajás en un diario, por su forma de imprimir, sabés que no podés darte demasiados lujos porque se empasta y no sirve. Con el tiempo te vas dando cuenta que es prueba y error. Tenés que aprender cómo trabajar para cada tipo de impresión para que el trabajo quede lo mejor posible. Cuando tenés mejor papel y mejores fotocromos, podés buscarle una vueltita más.
OTRAS PRODUCCIONES
-El Capitán Croissante, un personaje que vos creaste, también se acompaña con tus textos. ¿Cómo fue la experiencia de indagar en la escritura?
Alejandro O´Kif: -Escribir me cuesta muchísimo, dibujar me resulta natural, fácil, es mi manera de contar. Pero yo quería hacer un libro sobre el mar e imaginé un personaje que es éste y lo puse en determinadas situaciones sin ser pretensioso. Es básicamente un libro gráfico. Por ese lado me acomodo mejor.
-¿Cómo es la experiencia de trabajar con manuales escolares?
Alejandro O´Kif: -Eso es un trabajo que a la mayoría de los ilustradores les gusta poco porque siempre que vos trabajás, lo hacés con pautas o datos que te dan, sea novela, libro de cuentos, una nota o manual. Pero cuando se trata de manuales, la pauta es más ajustada y no podés dar tanta rienda suelta a la imaginación y te sentís un poquito atado.
-¿Cómo viviste tu experiencia con la historieta?
Alejandro O´Kif: -Yo trabajé mucho tiempo con Carlos Trillo que, además de ser un socio en las historietas, fue un amigo personal. Compartíamos cosas y, en general, él me contaba determinada idea como para llevarla a guión y yo le decía cómo veía los personajes. Luego, el armaba el guión ¡y nunca me dejaba de sorprender! Jamás estuve a la altura de sus guiones. Pero era todo hecho con mucha charla.
Con algunos autores podés trabajar así y otros no. Yo estuve trabajando con historietas de Dalmiro Sáenz, pero nunca estuvimos juntos. Tenía unos guiones maravillosos, pero era otra forma de trabajo, porque hay autores que te entregan su texto para que vos ilustres.
Uno trabaja con pautas y, a veces, la más terrible es la de los tiempos. Uno tiene una fecha para entregar los trabajos y hay períodos que podés manejar y otros no. A veces los autores te daban los textos con poco tiempo y tenías que estar corriendo.
-¿Qué pasa en Argentina con las publicaciones de historietas?
Alejandro O´Kif: -Acá en el país son pocos los ilustradores o dibujantes de historietas que pueden vivir de ello. En general publican afuera, porque no hay canales para eso.
Hace más de un año estuve en la Universidad de La Plata dando una charla y me llamó la atención la cantidad de chicos jóvenes fascinados con el cómic. Ellos me preguntaron de todo. Y yo los veía y me daba cuenta que tenían un empuje y pasión por eso que era increíble y me preguntaba ‘¿Dónde va a parar eso?’ Quizá a un fanzine que queda en el barrio.
Aquí no hay revistas de historietas como en otra época y los diarios ya casi no tienen espacio. O te conformás con un fanzine o tenés que ver de publicar afuera, que no es fácil tampoco.
Yo aliento a que no dejen el trabajo ni la formación y a que no pierdan el entusiasmo porque, aunque es muy difícil, algo va a salir.
Acá hubo una época dorada donde vivir de la historieta y hoy en día no existe. Pero si uno tiene pasión y le gusta, hay que buscarle la vuelta porque por algún lado va a salir.
-El Capitán Croissante, un personaje que vos creaste, también se acompaña con tus textos. ¿Cómo fue la experiencia de indagar en la escritura?
Alejandro O´Kif: -Escribir me cuesta muchísimo, dibujar me resulta natural, fácil, es mi manera de contar. Pero yo quería hacer un libro sobre el mar e imaginé un personaje que es éste y lo puse en determinadas situaciones sin ser pretensioso. Es básicamente un libro gráfico. Por ese lado me acomodo mejor.
-¿Cómo es la experiencia de trabajar con manuales escolares?
Alejandro O´Kif: -Eso es un trabajo que a la mayoría de los ilustradores les gusta poco porque siempre que vos trabajás, lo hacés con pautas o datos que te dan, sea novela, libro de cuentos, una nota o manual. Pero cuando se trata de manuales, la pauta es más ajustada y no podés dar tanta rienda suelta a la imaginación y te sentís un poquito atado.
-¿Cómo viviste tu experiencia con la historieta?
Alejandro O´Kif: -Yo trabajé mucho tiempo con Carlos Trillo que, además de ser un socio en las historietas, fue un amigo personal. Compartíamos cosas y, en general, él me contaba determinada idea como para llevarla a guión y yo le decía cómo veía los personajes. Luego, el armaba el guión ¡y nunca me dejaba de sorprender! Jamás estuve a la altura de sus guiones. Pero era todo hecho con mucha charla.
Con algunos autores podés trabajar así y otros no. Yo estuve trabajando con historietas de Dalmiro Sáenz, pero nunca estuvimos juntos. Tenía unos guiones maravillosos, pero era otra forma de trabajo, porque hay autores que te entregan su texto para que vos ilustres.
Uno trabaja con pautas y, a veces, la más terrible es la de los tiempos. Uno tiene una fecha para entregar los trabajos y hay períodos que podés manejar y otros no. A veces los autores te daban los textos con poco tiempo y tenías que estar corriendo.
-¿Qué pasa en Argentina con las publicaciones de historietas?
Alejandro O´Kif: -Acá en el país son pocos los ilustradores o dibujantes de historietas que pueden vivir de ello. En general publican afuera, porque no hay canales para eso.
Hace más de un año estuve en la Universidad de La Plata dando una charla y me llamó la atención la cantidad de chicos jóvenes fascinados con el cómic. Ellos me preguntaron de todo. Y yo los veía y me daba cuenta que tenían un empuje y pasión por eso que era increíble y me preguntaba ‘¿Dónde va a parar eso?’ Quizá a un fanzine que queda en el barrio.
Aquí no hay revistas de historietas como en otra época y los diarios ya casi no tienen espacio. O te conformás con un fanzine o tenés que ver de publicar afuera, que no es fácil tampoco.
Yo aliento a que no dejen el trabajo ni la formación y a que no pierdan el entusiasmo porque, aunque es muy difícil, algo va a salir.
Acá hubo una época dorada donde vivir de la historieta y hoy en día no existe. Pero si uno tiene pasión y le gusta, hay que buscarle la vuelta porque por algún lado va a salir.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios