El jardín Arlequín cumple dos décadas aprendiendo de sus alumnos para brindar una educación integral

El jardín maternal y de infantes Arlequín está celebrando 20 años de existencia. María Belén Aguirre no solamente es la propietaria y directora de la institución, sino que es quien gestó el proyecto y gracias al apoyo de su familia pudo ponerlo en marcha. Tenía solo 22 años cuando decidió volcar todos sus esfuerzos y la energía de la edad en hacer realidad ese sueño. A dos décadas de aquellos inicios muestra el mismo entusiasmo y pasión por el Jardín.
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Accedé a las últimas noticias desde tu email“Es una fecha que personalmente me moviliza mucho. Una cosa es proyectarlo y otra es verlo ahora, concretado, grande, con más expansión y más gente acompañando. Más que satisfecha”, enfatizó.
Ella recordó que las puertas se abrieron por primera vez el 16 de junio de 1998, con dos alumnos y dos maestras, pero con el pasar de los meses fueron sumando niños. La satisfacción también se refleja en números, y ellos son clara expresión de crecimiento, ya que hoy la matrícula total del establecimiento es de 170 chicos y otros 22 en el cuerpo docente.
La directora destacó el acompañamiento de sus socias María Gimena Dosio y Alejandra González Cabot, además de enfatizar que se trata de un plantel sólido de docentes, de hecho muchas están presentes desde el inicio, lo que le genera una enorme alegría como fundadora.
Con las mismas cosas
De acuerdo a su descripción, siempre se caracterizaron por dar una educación integral a los alumnos, tomando en cuenta realmente a ese pequeño que ingresa al Jardín por primera vez, pudiendo estimularlo desde el desarrollo personal, los lenguajes expresivos, la literatura y en su formación personal y social en cuanto al trato con el otro. “Somos conscientes de que estamos formando un ciudadano y cuando proyectamos en ellos apuntamos a que sea una persona de bien, como lo hace un padre”.
Aguirre distinguió que esa tarea empieza desde que los reciben en la puerta y la manera en que lo hacen, ya que todo el equipo se caracteriza por dar lo mejor todo el tiempo, además de disfrutar internamente del trabajo. “Ahí creo que está la base de haber llegado hasta acá y el motivo por el que los papás mantienen un vínculo con Arlequín tan de apego”. El respeto y la buena energía son pilares fundamentales para sostener el lugar.
Desde el punto de vista educativo, se enfocan en escuchar, ver y estar atentos a lo que los mismos niños demandan y les marcan como camino. “Observar a los alumnos en sus necesidades es la base, de ellos se desprenden los conocimientos y proyectos a seguir”.
En los de primera infancia, se comienza con un vínculo familiar, ya que entienden que no es fácil para los padres dejar a un bebé en manos de otras personas. A partir de ahí, todos los docentes ponen en marcha el trabajo pedagógico.
Cabe destacar que en estos 20 años ha cambiado mucho la forma de atraer la atención de los chicos, ya que según la directora ahora están con muchos espectros abiertos a la vez y se ven entrecruzados por la tecnología, el ritmo familiar, medios de comunicación y otras cuestiones. Si bien los primeros ingresantes también tenían contacto con estos asuntos, la misma ciudad era diferente, “no estaba tan grande”. De todas maneras, lo que destacó María Belén Aguirre, es que la esencia de los niños no cambió. Ellos se siguen deslumbrando con lo mismo que alucinaba a los del año ’98. “La reacción ante un títere o un cuento no se perdió”.
En cuanto para los docentes, el paso del tiempo sí implica un desafío constante de seguir capacitándose en cuanto a los autores que siguen, a la vez de continuar construyendo el conocimiento junto a los alumnos y jamás dejar de trabajar en encontrar los caminos que mejor resulten para llegar a los nenes. “No descansamos en la idea de que ya nos conocen”.
Los niveles y la adaptación
Los asistentes arrancan desde los 45 a 60 días de vida con el Maternal y pueden seguir hasta sala de cinco, a lo que se sumó hace pocos años atrás la continuidad del nivel Primario con el proyecto de la Escuela Aprenderes. La intención es poder llegar a brindar también educación secundaria con el avance año a año del crecimiento vegetativo que van atravesando.
Fue en 2013 que agregaron la salita de tres y el año siguiente la de cuatro, y así sucesivamente van abriendo cursos con sus propios alumnos. Eso les permitió una continuidad en el seguimiento educativo de los chicos, además de la incorporación de nuevos estudiantes, para lo que debieron mudarse al edificio actual de San Lorenzo 136.
“Me emociona encontrarme con los que ingresaron de pequeños y que ahora están en el tercer grado de Aprenderes, más grandes, con decisiones y opinión propia. Sobre todo me gusta saber que podemos seguir trabajando en formar estos ciudadanos que queremos para nuestra sociedad”, dijo con emoción.
En el afán de mejorarse constantemente, es que estas dos décadas encuentran a las directivas del establecimiento haciendo una revisión exhaustiva del proyecto institucional, desglosando los diferentes componentes, desde los conceptos teóricos hasta los autores a los que adhieren. La idea es resignificar las prácticas, valores y reafirmar el por qué y para qué del trabajo diario.
Asimismo, desde el punto de vista tecnológico están afrontando cambios que resultan necesarios para adaptarse a estos tiempos. “Nos estamos capacitando en el uso de las nuevas tecnologías, de hecho este año hemos incorporado un televisor inteligente (SmartTV), porque los mismos alumnos saben que hoy en día uno puede tener acceso rápido al conocimiento”. En este sentido agregó que ellos, además, son los encargados de decirles que no todo lo que circula por Internet es lo correcto, y sostener la importancia que tiene el libro, buscando siempre el equilibrio entre ambas cosas tomando lo bueno de cada camino.
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios