El padre Pepe pidió que el Estado “no mire para otro lado” en el tema drogadicción y narcotráfico
El padre Pedro “Pepe” Di Paola, conocido habitualmente como el “cura villero”, se encuentra en Tandil acampando en las instalaciones de la Escuela Granja, con un grupo de chicos que viven en barrios de gran complejidad del partido de San Martín, en el Gran Buenos Aires.
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En diálogo con El Eco de Tandil, consideró fundamental que el Estado “no mire para otro lado” en lo que respecta a drogadicción y narcotráfico y que le debería otorgar protección a aquellos que se comprometen en la causa.
El padre “Pepe” aseguró que para él Tandil es un lugar “familiar” ya que hace campamentos hace mucho tiempo.
“Es un lugar privilegiado para hacer campamentos con chicos y tengo una amistad muy grande con Raúl Troncoso, que siempre nos facilitó todo a las parroquias más humildes para poder venir a hacer campamentos. Hubo vacaciones donde hice tres o cuatro campamentos seguidos en la ciudad, se iba un grupo y venía otro”, recordó.
Respecto al grupo de aproximadamente 120 adolescentes que vino a Tandil, indicó que “queríamos que tuvieran una experiencia de subir la sierra, caminar, de un contacto con la naturaleza, vivir en carpa. Son chicos que viven en barrios muy complicados, tener una experiencia de vida así es muy bueno para ellos. Es lindo escuchar por ejemplo a los chicos decir ‘qué bueno que acá no se escuchan tiros’”.
Prevención y
recuperación
En cuanto a la ardua tarea que llevan adelante en distintos barrios del partido de San Martín, en el Gran Buenos Aires, explicó que trabajan sobre dos ejes.
Por un lado, el trabajo preventivo, que implica “cómo llegar antes que la delincuencia, que el arma, que la droga, que la violencia y todo lo que genera marginalidad a la vida del chico”.
“Entonces tenemos nueve capillas y tratamos que en todas ellas haya deporte, arte, catequesis, apoyo escolar, se trabaja mucho el liderazgo positivo, que hace que un chico no elija estar en una esquina, si no en una capilla, buscando organizar su vida con metas”, manifestó.
El otro eje es el de la recuperación. “Ahí hay todo un camino que vamos haciendo con los hogares de Cristo, es difícil sacar a los chicos de la droga, por eso es importante el trabajo preventivo, si uno hace mucho trabajo preventivo se puede lograr mucho”, remarcó.
En ese contexto, consideró que en un barrio deben existir las tres “c”: el club, la capilla y el colegio.
“Si esas tres instituciones son fuertes y responden con seriedad evidentemente el chico va a tener la posibilidad de crecer sanamente. La otra es la posibilidad de tener la recuperación, que significa que ya llegaste tarde pero tenés la posibilidad de hacerlo. Tenemos muchos chicos que se han recuperado gracias al trabajo que hacemos”, enfatizó.
No mirar para
otro lado
El sacerdote afirmó que la drogadicción “ha crecido mucho en los últimos años, inclusive las estadísticas son dadas por organismo oficiales, esto ha crecido, si hay consumo significa que creció el narcotráfico. Es una realidad que tenemos que asumir en la Argentina para trabajar como corresponde”.
Consultado acerca de la denuncia que realizó el padre Fernando Lede Mendoza en Tandil sobre el narcotráfico, opinó que “lo importante es que el que trabaja en territorio pueda organizar la propuesta de recuperación y de prevención porque la denuncia tiene también sus bemoles. A mí me paso que me tuve que ir de la parroquia donde estuve porque empezaron a molestar y a amenazar a la gente que me rodeaba. Es difícil estar en esa situación”.
En ese sentido, consideró que “creo que es muy importante poder quedarse en el territorio, entonces hay que pensar bien quién es el que tiene que estar en territorio y quien tiene que denunciar para poder hacer algo equilibrado que ayude”.
Recordó la denuncia que llevó adelante en el año 2009 a través de un documento que se llamó “La droga en las villas, despenalizada de hecho” donde denunciaba el ingreso del paco en las villas y el daño que estaba haciendo.
“Yo me quede a pesar de las amenazas un año y medio pero después empezaron a molestar a mis colaboradores, entonces decidí irme, porque no quería exponer a la gente que me rodeaba”, rememoró.
Entonces, evaluó que “es muy importante una sociedad civil que se implique, y también un Estado que proteja a la gente que está trabajando en estas realidades y que no mire para otro lado sino que colabore y que no sea distraído”.
De hecho, consideró que “por no tener una mirada fija, seria por parte del Estado, se ha ingresado en esta problemática en forma tan contundente. Si la fuerza de seguridad, la política pusieran este tema en un lugar privilegiado, sin dudas, no estaríamos como estamos ahora”.
“Lo que caracteriza nuestro trabajo es la prevención y recuperación, entonces el que trabaja en territorio tiene que dedicarse a eso, evidentemente la voz profética de la denuncia tendrá ver en qué contexto se da”, manifestó. u
Estado ausente
En tanto, explicó que actualmente están desde la Comisión de Adicciones promoviendo que las parroquias generen propuestas de recuperación en sus barrios.
“Es importante que la sociedad civil se organice, todos tenemos que ser agentes de prevención y potencialmente ayudar en la recuperación y por otro lado tiene que haber un Estado serio que esté presente inteligentemente, que no mire para otro lado, que las fuerzas de seguridad funcionen como corresponde”, resaltó.
Aunque aclaró que “no hay que echarle toda la culpa al Estado porque es como sacarse el problema de encima”.
“Es un deber de la sociedad civil porque el Estado hace 40 años que hace muy poco y nada, por eso estamos como estamos. Entonces es importante organizarse”, indicó.
Ley de Emergencia
Por otro lado, explicó que desde la Comisión de Adicciones del Episcopado solicitaron que se declare la Ley de Emergencia Nacional en Adicciones.
“Además del decreto que sacó el Presidente queremos que todos los bloques lo saquen como ley, para que todas las provincias, los municipios puedan realmente ponerse a trabajar, y también invitamos a la sociedad civil a que ponga esto en el primer lugar porque son muchas las madres desesperadas por sus hijos, son muchos los chicos que sufren porque son esclavos de la droga, muchas familias que encuentran un lugar para recuperar a sus chicos, entonces no sé qué se está esperando”, sostuvo.
Y recalcó que se trata de un tema “más importante porque está en juego la vida de los chicos y cuando hay una emergencia nacional podemos tratarlo como una epidemia y se ponen los recursos necesarios, para que éste no sea un tema más si no el tema de la Argentina”.
Y marcó la contradicción de que “festejamos los 200 años de la Independencia y estamos dependientes de una sustancia. Si luchamos por la independencia hoy en día es justamente para que el país no sea esclavo de la droga”
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