El programa de Cesación Tabáquica mantiene un buen número de asistentes
El Servicio de Neumotisiología continúa dando respuesta a las personas que deciden dejar de fumar. Luciano Peyrano, titular del área aseguró que un 25 por ciento logra abandonar el hábito y desestimó el uso del cigarrillo electrónico como sustituto. Destacó además las mejoras cuantitativas y cualitativas que se implementaron y se proyectan para el Centro de Vías Respiratorias.

El Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (INDEC) difundió esta semana los resultados de la cuarta Encuesta de Factores de Riesgo que desarrolla a nivel país. Uno de los datos que se desprende del informe muestra una notable disminución en el consumo de tabaco.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEl estudio que se llevó a cabo entre septiembre y diciembre de 2018, analizó la respuesta de más de 29.000 individuos mayores de 18 años y arroja información sobre los factores de riesgo de las Enfermedades No Transmisibles.
Entre ellas se destacan el consumo de tabaco, exposición al humo de tabaco ajeno, consumo de alcohol, alimentación inadecuada, actividad física insuficiente, presión arterial elevada, glucemia elevada o diabetes y sobrepeso y obesidad.
En relación al tabaquismo el relevamiento sostiene que desde la primer encuesta hasta la cuarta se manifestó un constante descenso de fumadores adultos. En 2005 fue del 29,7 por ciento; en 2009, 27,1; en 2013, 25,1; y en 2018, 22,2 por ciento.
El informe refleja además que el 10 por ciento de los fumadores actuales y sobre todo el segmento que incluye a los adultos jóvenes, consume tabaco para armar como forma de abaratar el costo del producto o por entender que el insumo tiene un menor nivel de toxicidad.
De los datos se desprende que la gran mayoría de los que deciden tratar la adicción refieren la necesidad de abandonar la dependencia al cigarrillo por una cuestión de salud y no por un problema económico. Y si bien la industria farmacéutica ofrece distintas terapias de reemplazo de nicotina, muchos se han inclinado por un tratamiento bajo estricto seguimiento médico.
En Tandil, el programa de Cesación Tabáquica que lleva adelante hace 13 años el Servicio de Neumotisiología en el Centro de Salud de Vías Respiratorias (exdispensario), continúa recepcionando pacientes que buscan emprender un camino para dejar de fumar.
En la actualidad, unas 50 personas concurren en forma semanal a los encuentros grupales. Allí son abordados por distintos profesionales que desarrollan un trabajo interdisciplinario durante los 6 meses que dura el tratamiento.
Libres de humo
El médico neumonólogo Luciano Peyrano se desempeña desde octubre de 2018 como Jefe del Servicio de Neumotisiología en la dependencia de salud pública. En diálogo con El Eco de Tandil, el profesional brindó su mirada sobre la dinámica del exitoso programa y compartió los nuevos objetivos que persigue el área que conduce.
-¿Cómo se viene desarrollando el programa de Cesación Tabáquica?
-Se viene trabajando bien, siempre hay gente para ser atendida aunque en estos meses bajó un poco el número de pacientes por grupo debido a que se jubiló la profesional que estaba a cargo y era un pilar importante para el programa. Pero en promedio se trabaja con una cantidad de 50 personas que asisten semanalmente. Este curso es muy dinámico porque hay gente que llega convencida, otra no tanto y esto genera permanencia y compromiso, pero también bajas. Se procura hacer un seguimiento con los pacientes que inician el tratamiento como también con aquellos que han logrado el alta pero que por distintas cuestiones reinciden en el hábito.
-¿Cuál es la metodología que se implementa?
-El tratamiento se aborda de manera interdisciplinaria. Primero, consta de una entrevista individual donde el paciente es evaluado por una asistente social que es la Dra. Josefina Cereseto y por un médico. A través de un cuestionario y una serie de preguntas específicas se ve el grado de dependencia al tabaco que tiene la persona. A partir de aquí se establecen un número de pautas para que se maneje una vez encarado el proceso. Al paciente se le otorga un soporte con medicación y un reemplazo nicotínico y esto de a poco, se va dosificando. Lo más utilizado es el spray nasal porque es lo más accesible. Una vez que la persona entra en el grupo de inicio se comienzan a atender las cuestiones derivadas de la abstinencia al hábito. Aquí es donde interviene el apoyo por parte de la psicóloga, la nutricionista y el médico que realiza el seguimiento.
-¿Cada cuánto se evalúa al paciente?
-Los controles se hacen semanalmente y además se participa de una reunión grupal. Hay casos en que los pacientes necesitan estudios o evaluaciones clínicas más precisas y se los convoca individualmente. En líneas generales el tratamiento es muy dinámico y tiene una duración mínima de 6 meses que se puede extender o no pero siempre está sujeto al compromiso del paciente. Esta es una adicción en la que es muy fácil recaer y cuando se dan estas circunstancias, hay que empezar de nuevo y hacer un seguimiento especial. Los profesionales tienen mucha experiencia y captan enseguida el perfil que tiene cada persona y a partir de aquí se decide el alta o no. Transcurrido un tiempo prudencial luego del alta médico, se llama al paciente para ver cómo se encuentra en relación al hábito. El tabaquismo tiene la particularidad de ser fácil de dejar pero es muy difícil no reincidir.
-¿En qué promedio se logra abandonar el hábito?
-En la ciudad los números se suscriben dentro de los parámetro internacionales. El nivel de expectativa depende del tipo de tratamiento. Un paciente que decide dejar de fumar por propia motivación tiene una probabilidad de éxito del 1 por ciento. En los que hay consejo médico, el porcentaje aumenta y cuando el compromiso se da de manera grupal, es aún mayor. En líneas generales de 100 personas que acceden al programa, unas 20 o 25 logran abandonar el hábito. Tenemos pacientes que han tenido 4 o 5 recaídas y vuelven. Aquí se los sigue aceptando porque sabemos lo que es la adicción al tabaco.
-Más allá de este programa ¿cómo viene trabajando en el área?
-Estamos muy bien, con metas que de a poco vamos cumpliendo. Hay que recordar que aquí se trabaja en los tres cordones de atención: primaria, secundaria y terciaria es decir prevención, tratamiento y rehabilitación. Centralmente apuntamos a las enfermedades crónicas de tipo no transmisibles y abordamos vías respiratorias, servicio de cardiología y diabetología que brinda asistencia a las patologías que son más prevalentes en un país como el nuestro. Hoy tenemos un abanico de posibilidades más amplio porque partimos de ser un centro de medicación, luego un vacunatorio y hoy contamos con profesionales en enfermedades crónicas ya sea para atención de adultos como infantojuveniles. De hecho buscamos darle otra impronta al lugar y hemos incorporado especialidades pediátricas como psicología y fonoaudiología. Además hemos adquirido aparatología y también articulamos talleres orientados a la prevención y a la educación en los tratamientos.
-¿Hay buena respuesta a la demanda?
-Sí, algunas enfermedades y sobre todo aquellas que tienen que ver con lo estacional demandan mayores recursos humanos y hay momentos en el año donde nos vemos un poco saturados. Más allá de estas cuestiones puntuales, contamos con un buen equipo médico como para dar respuesta a la solicitud de turnos. Tratamos de mejorar día a día y vamos en camino a digitalizar las historias clínicas para que, a pesar de tener una relación directa con el Hospital, los datos de los pacientes puedan obtenerse de manera unificada y rápidamente. Hay casos que directamente necesitan derivación por ser patologías que requieren estudios más complejos y desde aquí hacemos el contacto ya sea a través del Hospital o del Ministerio.
Nuevos formatos para el hábito
El uso de los cigarrillos electrónicos comenzó a popularizarse como un método eficaz para dejar de fumar. Algunos consumidores incursionaron en el vapeo como una “moda” y el hábito se convirtió en poco tiempo en un arma letal que amenaza la salud.
Con el surgimiento de lo que los especialistas comenzaron a llamar “enfermedades pulmonares desconocidas”, comenzó a ponerse la lupa sobre el cigarrillo electrónico como un consumo que poco tiene de inofensivo, sino más bien todo lo contrario.
Ahora, con 33 muertos confirmados en los EEUU a causa de las consecuencias del vapeo y más de 1.400 casos de problemas pulmonares relacionados al “vaping”, en el país del norte ya hablan de las lesiones pulmonares asociadas con el uso de estos sustitutos.
Hace poco días se encendieron las alarmas en la Argentina, luego que se conociera la noticia de que un hombre de 30 años se encontraba internado con un cuadro de proteinosis alveolar aparentemente asociado al consumo de cigarrillo electrónico.
Si bien en el país está prohibido por la Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica (Anmat), el dispositivo se comercializa libremente.
En relación al uso de este sistema como método para abandonar el consumo de cigarrillos tradicionales, Luciano Peyrano advirtió que estos vaporizadores son fabricados por la misma industria tabacalera.
“Hay un grado de cinismo muy grande porque con la comercialización de estos productos, la industria busca que el fumador siga llevando algo a su boca para largar humo y esta acción, lejos de permitirle abandonar el hábito lo hace cambiar el objeto de dependencia”, señaló el profesional
“Los vapers tienen diferentes grados de productos químicos que muchos son desconocidos y que son altamente nocivos”, dijo al tiempo que aseguró que en Tandil no hay registro de pacientes que hayan recibido atención médica debido al uso de estos dispositivos.
Según explicó, los distintos componentes “se transportan en una molécula lipídica que al inhalarse van hacia al pulmón, se alojan allí y es entonces cuando este órgano comienza a reaccionar ante un elemento extraño”.
A partir de allí el consumidor puede manifestar sintomatologías diversas. “Puede darse una neumonía aguda, sin proceso infeccioso o se va presentando de manera subaguda o crónica hasta que el paciente llega a la consulta”.
“Verdaderamente los dispositivos eléctricos no son buenos, no ayudan a un paciente a dejar de fumar y son tan dañinos como el cigarrillo tradicional”, aseguró el especialista médico.