El rincón de los escritores locales
Hoy recibimos a Carlos Fabián Ruiz un prolífico autor que lleva publicado ocho libros. Carlos cuenta que nunca se presentó a ningún concurso literario… hasta el momento. Fue presidente de la Asociación de Escritores de Tandil. Tiene publicado en facebook 260 obras con 65 mil comentarios a la fecha.
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En la próxima Feria del Libro de Tandil estará presentando “Made in facebook segunda parte”, con la publicación directa de la red social con el aporte de los lectores con los comentarios que llegan del mundo hispano repartidos en America, España, y desde luego Argentina. Tiene en preparación un libro de cuentos breves para niños, iniciativa estimulada por dirigentes educativos con la posibilidad de llevarlo a las aulas, “mi gran sueño”, cuenta y prosigue: “Como anhelo cumplido debo sumar en esta reseña la grabación de un CD con poemas en la voz de Pascual Pina”.
Avenida amarilla
(poema inspirado en la avenida Colón)
Mi avenida esta sobrada de encantos
¡Si te viera Borges todita de amarillo!
Es diciembre viejo, nieva tilo sobre la calzada.
El empedrado resiste a su modo, en los desniveles
navegan los autos y mis pensamientos.
El último escultor que le dio forma al adoquín se fue
despacio. Dejó fragmentada un trozo de la sierra
que lo vio nacer, morir.
Qué sería de mis letras sin estos árboles, sin las casonas
en donde crecen plantitas allá en lo alto.
Las venas de los tilos parten a las pobres convidadas a
su trono, las aceras. Y yo, otro convidado que de tanto andar
habría alcanzado la Alfa Centauro, luna sustituta. En negras noches de luna nueva, la estrella se refleja en el polen esparcido, doy fe.
Es diciembre viejo, luego enero, después tiempo de deshoje, otoño.
Y otra vez el amarillo de las hojas crujientes, amarillo cuando no.
El color que viera Borges en sus días de ciego, en el esplendor
de su prosa, los misterios de El Aleph en mi mesa de luz…
Mi siesta y el caracol (poema)
Un caracol cruzaba la vereda. Con su lentitud
tenía pocas posibilidades de llegar al otro lado.
La gente normal suele caminar de prisa, abajo,
nada les interesa.
Otros no tan normales, los soñadores, ven hacia el
horizonte y yo que tampoco soy normal, veo caracoles.
Lo alcé y lo dejé del otro lado, contento con que viviría seguí
mi camino. A la vuelta de mi derrotero pasé por el mismo lugar y ahora el caracol quería cruzar al otro lado, es decir, al sitio de donde provino. Deduje que si lo ayudaba podría pasar que más tarde quisiera cruzar hacia el otro lado, cosa que ya había ocurrido.
Como yo me tomaría una siesta no estaría para defenderlo de los zapatos. ¿Que le haría a mi jardín un habitante más?
Lo puse al pie del rosal que con desdeño le cedería algunas hojas, no así sus pétalos. Y yo me fui a dormir…
Mi rosa (poema)
Mi rosal dio solo una rosa. Es un reinado efímero pero…
¿Quién no lo es? Acaso alguien puede asegurar:-mañana estaré-
Veo mi rosa cada mañana como si fuese a estar siempre.
Pienso así desde que supe lo contrario, no lloro finales antes que sucedan.
Esa mañana la vi, cómo no verla en mi humilde jardín al que no atiendo porque la gracia consiste en que lo ordene Dios.
Partí luego a mi trabajo como todos los días, eso creí.
A poco de viajar el cielo oscureció, fenomenales vientos me recordaron de muy mal modo lo poco que soy. En esos momentos se oye el miedo es un silencio aterrador. Me guarecí en la estación de trenes, los ingleses la construyeron en 1883, si se mantuvo en pie todos estos años…
Pasó rápido, dicen que la muerte es tan veloz como nacer, el viento se había ido y dejado su corpórea imagen en los destrozos.
Fui testigo de la pena ajena y ellos de la mía ya que no hay peor realidad que la incertidumbre, quería pues, ir rápidamente a mi casa pero los postes caídos hacían imposible el traslado en automóvil de modo que corrí.
Al llegar vi parte del tejado en la vereda aun así fui al jardín y allí estaba intacta, gloriosa y eterna, mi rosa…
Una historia en tres preguntas
Se puede conocer a un varón por sus expresiones verbales, gestuales y escritas, obviamente. Es por eso que agregamos un pequeño cuestionario de tres preguntas para espiar el interior, el alma de Carlos Fabián Ruiz, en este caso.
-¿Por qué escribe?
–Escribo, así de simple. Otros van de pesca, juegan al fútbol, yo escribo. El pescador prepara sus cañas en la semana y ya está pescando mucho antes de estar frente al agua. El jugador de fútbol antes de jugar un partido lo jugó en su cabeza. En mi caso ocupo mi tiempo en contar historias, si bien el hecho en sí se realiza en media hora, una hora, tiempo que me demanda un cuento breve. Sin embargo me tomó unos días elaborarlo. Primero surge de una sensación, luego de una idea que se completa cuando se enciende la computadora y se hace tinta. Lo mágico sucede después porque se publica en la red social y comienza la vida de esa historia enriquecida por los comentarios. Uno puede publicar cien cuentos breves al año y un libro contiene la mitad, de modo que se escogen los más leídos por el público y alguno tal vez no tan leído pero que a uno le ha gustado especialmente y se imprime en papel. Los consumidores son a veces los mismos integrantes de la red social.
-¿Qué libro se llevaría a una isla desierta?
-Llevaría uno no leído porque a los que amo los llevo en la cabeza. Ese libro inédito podría resultar aburrido o tal vez Serra, por que no, uno de esos que viajan en mi mente, de modo que reservo en la esperanza la posibilidad de que algo mejor esté por suceder.
-¿Que personaje de ficción o de la historia quisiera ser si la realidad lo permitiera?
-No me veo con otra vida ni en sueños pero sí sería un testigo cualquiera, un anónimo, un seguidor de Jesús. Muchas veces me hice esa película, de estar frente a la cruz y sentir la impotencia por la brutalidad del hombre, a la vez, sentiría esperanza en la resurrección. Eso se traslada al hoy, somos Cristos en la cruz, frágiles carnes, sólo la fe nos hace caminar y soñar a pesar de todo.
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