ELIAS EL HAGE, EL LIBRO DEL BAR IDEAL Y UN SINFIN DE RECUERDOS ?Esa antigua esquina desde la que se contempla el universo?
En una mesa del nuevo restobar de la mítica esquina de Pinto y Rodríguez, un día de semana a eso de las diez de la mañana, un señor atendió su teléfono celular.
-?Estoy en el Ideal, venite?, finalizó su breve conversación con quien se encontraba del otro lado de la línea.
Es que todavía algunos resisten. Y está bien.
Todos saben -sabemos- que ya no ha quedado ni el aroma más recóndito de aquella geografía urbana por la que durante muchas décadas transitaron por igual sabihondos y suicidas.
Pero seguramente por un buen tiempo más, muchos van a seguir resistiendo.
?Nos vemos en el Ideal??
Y andá a cantarle a Gardel.
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Para el acto inaugural de Frawen?s, el nuevo emprendimiento, los invitados teníamos un vale adicional para retirar el libro Memorias del Bar Ideal, que los propietarios le encargaron, meses atrás, al autor lugareño Elías El Hage.
Y el escritor cumplió con creces el objetivo, con un trabajo de indagación y mucha imaginación, que permite rescatar cientos de recuerdos de gente y personajes aldeanos que de otra forma hubiésemos sepultado para siempre sin que queden registros para la posteridad.
Se trata de una obra de cien páginas de jugosas anécdotas con 35 fotografías, la mayoría inéditas del bar, sus personajes y las transformaciones de la esquina más emblemática de Tandil.
La Vidriera conversó con el autor del libro, quien definió al Bar Ideal ?tal como lo supo llamar nuestro querido Dipi Di Paola, como un aleph serrano, porque desde su esquina se podía ver todo el universo?.
ENTRE LAS MUSAS Y LOS MOZOS?
-¿Dónde encontró el material teniendo en cuenta que lo escribió en 90 días?
-Usted sabe, amigo Dipaola, que los escritores y los escribidores tenemos nuestras musas. Ellas nos van llevando, nos van soplando al oído la historia. Así que fueron mis musas, en especial mi madre (que se llama Catalina Musa, y es por ella que soy escribidor), quien me dictó los pasos a seguir. Anduve por las casas de los mozos, como el Negro Rivarola, o Miguelito Gaiada, o Rolo Mayora, que trabajó treinta años en el bar. También en la Mesa de los Amigos, con Yapezzutti y Carlitos Vitullo a la cabeza. Y después recorrí los diarios de la época, testimonios de viejos parroquianos. Así fui reconstruyendo la historia del boliche.
-Que lo funda un tal Nassi en el ?32?
-Claro, y tiene un momentáneo cambio de nombre durante algunos años. Le ponen Bar Emilio. Hasta que Murno y Sommer, en el ?45, le restituyen su nombre original.
PEQUEÑAS GRANDES HISTORIAS?
-¿La historia del enano es verídica?
-Absolutamente. Fue un show entre monstruoso y bizarro que trajo un representante artístico al Ideal en el ?52, donde se exhibió al enano Coquito de 55 centímetros, sin brazos ni piernas. La gente pagaba dos pesos para verlo y el tipo lo único que hacía era insultar a los parroquianos. Al final se les cayó por el inodoro?
-¿Y aquel romance tan particular en pleno Viernes Santo?
-También, una hermoso romance que tiene su desenlace en el bar, cuando Tandil era mucho más pacato? eran los tiempos en que si una mujer se piantaba con otro hombre podía terminar como Juana de Arco.
-El libro documenta fotográficamente la transformación de la esquina desde 1880.
-Sí, hay tres fotos que marcan claramente la etapa pre Bar Ideal. En 1880 era almacén, en 1900 fue sedería y hasta 1932 fue la mueblería de los Hermanos Crimella. Ese material se lo debo, como tantas otras cosas, al Museo del Fuerte de la Independencia y al Archivo Histórico Municipal. Otros amigos que colaboraron fuertemente en el libro son José Luis Betelú, Hugo Buzzo, Eugenio Boyardi y Oscar Musso.
EL GORDO, CAMILO Y LUCHO?
-Nómbreme tres personajes paradigmáticos del Bar Ideal.
-Reyes Dávila, Camilo Borga y Lucho Mestelán. Pero la historia es mucho más intensa que sus personajes. Es el bar de la tandilidad, del fútbol, de la política, de la amistad, de los negocios fallidos. Es el bar del pueblo chico, por eso el Ideal muere en los ?90, cuando llega la globalización y el rango de ciudad intermedia que toma Tandil. ¿Usted, Dipaola, se imagina al Bar Ideal hoy con 7 plasmas y conexión de internet wi fi para los parroquianos?
-No lo imagino. Pero dicen que cuando Caliyuri, en 1977, trajo el primer televisor el bar enmudeció?
-Y sí, los parroquianos pensaron que se trataba de la aparición del Espíritu Santo, sobre todo cuando llegó el televisor color. Era un Philips de 29 pulgadas.
-¿Cómo describiría aquella anécdota de Tita Merello?
-Como usted bien lo señala en su libro del tango provinciano, Tita Merello estuvo en Tandil en 1957, actuando para un aniversario de la ciudad. Después volvió en 1971. Ella escribía una columna de consejos amorosos en la fotonovela Nocturno. Una vecina le había escrito pidiéndole que la aconsejara porque su novio, el Cholo, le pedía la prueba de amor. Tita le contestó que no se la diera, que lo hiciera esperar, que si el tipo la quería iba a aguantarse las ganas. En aquel verano del ?71 Tita estaba de incógnito en Tandil. Fue al Ideal a tomar un café, se sentó al lado de la ventana y justo pasó la vecina de la carta y la reconoció. Se acercó y le dijo que el Cholo no la había esperado, que le había colgado la galleta. ?¿Qué puede decirme usted ahora, Tita??, le preguntó nuestra pobre vecina. Y la Merello, con ese vozarrón malevo que tenía, le contestó: ?Que te jodas, querida. Ya eras bastante grandecita para hacerme una pregunta tan p??.
-¿De dónde sacó esa historia?
-Me la contó la propia mujer, hace como diez años. Eramos vecinos, ella vivía en la calle Centenario. El mal de amores la llevó al alcohol y de ese marasmo fatal la rescató monseñor Actis, quien la llevó a la parroquia a pasarle el plumero a los santos.
-¿Dónde pueden ir a buscar los lectores las Memorias del Bar Ideal?
-A librería Alfa o a librería Luna. No quedan muchos, porque tampoco se imprimieron tantos. Escribí este libro a pedido y en una de ésas hay que reeditarlo para presentarlo en la Feria del Libro. Una segunda edición sería para mí ya un regalo del cielo.
-¿O sea que se sintió bien con este trabajo?
-Puedo asegurarle que fui muy feliz escribiendo las memorias de nuestro querido Ideal.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios