En el marco de un proyecto, la Reserva Ecológica inauguró un centro para rehabilitar aves rapaces
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Este programa ya recuperó 485 aves, incluidas algunas de las últimas águilas coronadas, la más amenazada de su especie en Sudamérica, y ahora contará con condiciones de espacio óptimas para que estos animales puedan volver a volar, gracias a un convenio entre la Reserva Ecológica y el Zoológico porteño.
“El nuevo espacio -de media hectárea- completará el trabajo de rehabilitación que se inicia en el Zoológico, cada vez que aparece un ave con el ala quebrada, baleada o enferma, que después de curarse debe hacer ejercicios de vuelo”, dijo a Télam Claudio Bertonatti, director del Zoológico.
El Centro de Rescate de Fauna Silvestre, destinado en una primera fase a las aves rapaces, dispone de una mesa de operaciones, jaulas para alojamiento, y un espacio para el entrenamiento de vuelo, informó el naturalista y museólogo.
Cuando un ave llega herida o enferma al zoológico -gracias a la red de organizaciones y áreas de gobiernos provinciales que trabajan en la preservación de especies-, el siguiente paso es curarla, para reintegrarla a su hábitat en condiciones de supervivencia real.
Liberación
“Luego de rehabilitarla se la libera, si su medio es la ciudad, pero si vive en otra zona del país, se le facilita su retorno al hábitat al cual pertenece”, aclaró Bertonatti.
El director del proyecto de aves rapaces, Andrés Capdevielle, dijo a Télam que “poder hacer que un ave vuelva a levantar vuelo para recuperar su rol biológico es nuestro desafío y este centro lo posibilitará con un espacio de más de media hectárea y una infraestructura acorde con esa función”.
A partir del convenio recientemente firmado por el zoológico y la reserva, tanto pequeñas aves como chimangos y caburés (lechucitas que caben en la palma de una mano), como las águilas y los cóndores de la Argentina y de otros países de Sudamérica, podrán ser estimulados y entrenarse para volar.
“Las aves rapaces, como todos los cazadores, necesitan tener un estado físico óptimo para poder cazar. Si después de curarlas sólo las ponemos en una jaula, el día que sean liberadas no estarán preparadas ni para volar ni para cazar”, dijo Capdevielle.
Condiciones
Según el titular del proyecto, las condiciones para una supervivencia real de las aves se consiguen con una serie de entrenamientos que van desde la cetrería, un método muy antiguo de caza, hasta otros más sofisticados que demandan mayor intervención.
“Una jaula angosta y larga, conocida como “túnel”, con una percha en cada extremo, hará que el ave, que busca instintivamente posarse en altura, vuele de una a otra, lo que hará que ejercite los músculos de sus alas”, explicó.
Estos dispositivos son para los chimangos, caranchos, halconcitos colorados, lechuzas, búhos, caburés, aves típicas de la región metropolitana, cuya dieta se basa en la caza de ratones y palomas.
El centro que abrió el viernes permitirá a las águilas convalecientes, luego de recibir fisioterapia (flexiones, extensiones y rayos láser), practicar vuelo atadas a un hilo muy largo- para después ser llevadas a su lugar de origen.
“En todos estos años los ejemplares han venido de Mendoza, La Rioja, Catamarca, San Luis, San Juan, y Tucumán”, precisó el coordinador del proyecto de aves rapaces.
El programa cuenta con la colaboración incluso de muchas personas sensibles que, cuando ven un ave rapaz herida, toman contacto con el Zoológico de Buenos Aires o con la Reserva Ecológica.
“Nuestra misión no es tenerlas en cautiverio, ni quedarnos con ellas, sino ayudar a la conservación de las especies silvestres. A las que ya no pueden ser liberadas, les adjudicamos otras funciones, como las educativas. (Télam)
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