En nueve meses, el Municipio detectó 26 camiones con sobrepeso

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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn los primeros nueve meses de este año, la Dirección de Control Urbano Vehicular del Municipio detectó 26 camiones con sobrepeso, 7 en la ciudad y el resto en las rutas provinciales 30 y 74. Los operativos comenzaron a implementarse a partir de un convenio con la Provincia, donde los inspectores municipales salen junto a efectivos de la Policía Vial y personal de la Dirección de Vialidad bonaerense.
En principio, los camiones infraccionados por circular con sobrepeso llevaban piedra y arcilla, y todos cargaban entre 6 y 15 toneladas más de las 45 permitidas por la Ley Provincial de Tránsito. Esta semana fue noticia un transporte que llevaba más de 23 mil kilos de más, perteneciente a la firma de Daniel Bayala, cuyo chofer escapó cuando lo guiaban a descargar el excedente en el predio de la Dirección de Vialidad Municipal.
En cuanto a las acciones de prevención, el director de Control Urbano Vehicular Walter Villarruel sostuvo que los controles son “complicados” porque los vehículos circulan con mucho peso y a una velocidad lanzada bastante importante, razón por la cual muchas veces no se detienen.
Describió que buscan que los controles sean sorpresivos. “Los operativos se coordinan con antelación. Si bien no decimos el lugar adónde vamos, sí está coordinado un horario y el día. Generalmente, durante la semana hacemos de 4 a 5 operativos. Tratamos de ir cambiando los lugares. Por ahí avisamos que vamos a un lado y vamos a otro, porque sabemos que cualquier comentario que pueda surgir, más ahora con las comunicaciones y redes sociales, todo el mundo se entera. Buscamos innovar para que el operativo tenga efecto”, indicó.
A pesar de las buenas intenciones, el director reconoció que “sí notamos que cuando vamos a hacer un operativo, la cantidad de camiones que pasa se reduce un 70 por ciento. Es decir que cualquiera que nos ve, avisa, y empiezan a parar en las banquinas o no salen. Donde nos ve un camión, después es complicado que sigan pasando, salvo que sea un lugar donde no hay señal de celular”.
Lo ideal, las balanzas fijas
En los operativos, que se extienden entre 4 y 5 horas, han logrado pesar hasta treinta camiones. En cada unidad revisan la documentación, los pesan y si comprueban que viajan con sobrecarga, los infraccionan y los conducen al Area de Servicios o a la Dirección de Vialidad a dejar el exceso.
“Tenemos mucha resistencia de camioneros que no quieren pesar, suben mal a la balanza, suben un solo eje, hay que hacerlos pesar de nuevo. Hay muchos inconvenientes, no es algo matemático”, señaló el funcionario y agregó que una de las infracciones más comunes es que circulen sin lonas o la falta de luces.
“Detectamos enseguida cuando un camión está pesado porque tiene varias particularidades, las gomas se ensanchan muchísimo o los que van con copete, que la carga sobresale de la caja. Todas esas cosas nos dan el indicio de que van con sobrepeso. Uno sale a veces en un auto particular, ve muchísimo esos indicadores, pero cuando hay un control van con la lona bien puesta”, explicó.
Si bien reconoció que el sobrepeso que circula por las rutas es muchísimo, analizó que “el problema es cómo detectarlo y cómo hacer para pararlos. Mientras estamos en la ruta es una cosa y cuando no estamos, es otra. Es decir, el control que puede hacer el Municipio de Tandil, si no está coordinado con otros municipios, no surte efecto”.
En este sentido, lamentó que no haya controles en Ayacucho, Juárez o Rauch, pero más aún en Las Flores y San Miguel del Monte, donde existen balanzas fijas y nunca funcionan.
“El control que hace Tandil es un paliativo. Es cierto que mucha de la materia prima que circula por las rutas sale de Tandil, entonces podemos tener una recarga cerca o vemos que salen con sobrepeso de las canteras. Le correspondería a un organismo provincial controlar en las canteras”, manifestó.
Reiteró que los controles municipales en la ruta son “paliativos”, fundamentalmente porque “no podemos estar las 24 horas del día, estamos a diferentes horas y días, pero hay momentos en que no hay nadie controlando. Lo ideal sería que cada municipio tenga balanza fija, y que funcione. Entonces habría control todo el día y a toda hora. Esa sería la medida correspondiente”.
En este sentido, recordó que el Municipio gestionó ante el gobierno de Daniel Scioli balanzas fijas para las rutas 30 y 74, pero les otorgaron las dos para la 74 tras la repavimentación. “Todavía no están. Hemos llamado a Provincia y todavía no hay nada. En realidad, las rutas se siguen deteriorando. La 74 no hace mucho tiempo que está pavimentada y ya tiene muchas huellas y pozos”, lamentó el responsable del tránsito local.
Y explicó que los controles de la comuna son funcionales para “retrasar que se deteriore más rápido porque cuando hacemos un operativo de 5 ó 6 horas, en ese tiempo no pasan camiones con sobrecarga y le alivia al pavimento muchísimo. Eso no quiere decir que cuando nos vamos, pasen todos los que están en las canteras o en un campo esperando que se vaya la balanza”.
Logística para evadir la ley
El Municipio recibe denuncias de vecinos sobre lugares de recarga de piedras y habitualmente procede a desactivarlos a través de la Dirección de Habilitaciones. Sin embargo, enseguida se trasladan a nuevas locaciones.
“Cuando nos enteramos, hacemos controles en autos particulares. El problema es que ellos también tienen su logística para saber cuándo y adónde controlamos”, aseguró Villarruel en relación a estos acopios de materiales clandestinos.
Y agregó que “detectamos autos particulares que sabemos que son de propietarios de camiones que hacen un barrido en la ruta. Entonces van y vienen por la Ruta 30 hasta el límite del partido, y cuando ven la balanza, nos damos cuenta porque no pasa ningún camión. Cuando controlamos, tienen toda su logística y estrategia para detectar los operativos. A veces no armamos la balanza e igual no pasan porque identifican el móvil o a la policía”.
En cuanto a los sistemas de coimas organizados que habitualmente mencionan aquellos que realizan muchos kilómetros por ruta, el funcionario indicó que “son mitos urbanos” y contó que en algún control han parado vecinos que le han dicho que todos los camioneros están avisados. “La verdad es que nosotros en ningún momento hemos tenido algún indicio de esas características”, afirmó.
La piedra, el problema
En los operativos, la mayoría de los casos de sobrecarga responde al transporte de piedra, aunque cada vez encuentran más camiones con arcilla que viajan en falta. Es que si bien pesan a los que llevan cereales y papa, no han arrojado sobrepeso o ha sido mínimo, dentro de la tolerancia permitida que es media tonelada.
“Es muy fácil detectar a los camiones de cereales con sobrepeso -lo aporta la práctica del trabajo-, cuando le ponen las extensiones en las cajas es muy posible. Pero es raro, porque el cereal o la papa tienen mucho volumen y tendrían que llevar una carga muy alta. Son los menos. Nosotros no hemos encontrado y los pesamos igual”, afirmó Villarruel.
“La problemática que está hace mucho tiempo instalada es la de la piedra, y ahora se suma la de la arcilla. El destino generalmente es el Gran Buenos Aires y si llegan, no sólo pasaron por el control de Tandil, lo que da la pauta de que no hay controles en las rutas o son mínimos”, cuestionó Villarruel.
En cuanto a las razones que conducen a circular con sobrepeso, estimó que “cuando una actividad es ejercida de esa manera es porque tiene una rentabilidad. No es lo mismo llevar 45 toneladas que 60, por el deterioro propio del camión que es un capital de trabajo de alto valor. Es una cuestión de quien lo hace porque así como deterioran las rutas, hay muchos accidentes y se han perdido muchas vidas por esta cuestión, hijos, hermanos, parientes, amigos de los que transportan la piedra y rompen las rutas, también se accidentan”.
Desde esa óptica, atribuyó el problema a “una cultura vial que no tenemos en la Argentina” y resaltó que la sobrecarga de los camiones destruye las rutas, lo que incrementa las probabilidades de accidentes. “En la Ruta 30, a no muchos kilómetros de la Ruta 226, tenemos unos huellones impresionantes”, agregó.
Pavimentos muy frágiles
Sin minimizar el factor del sobrepeso, el funcionario reparó que “la calidad de las repavimentaciones de las rutas deja mucho que desear. El flujo de circulación que tienen estas rutas, como la 30 y la 74, que pasan por el centro de la provincia, es impresionante. Creo que no teniendo tanto sobrepeso, igual con el tiempo se van a deteriorar porque la calidad de la repavimentación es terrible. Es una capa muy fina y se termina rompiendo”.
También destacó que los objetivos de su área son concientizar sobre la importancia de cumplir las normas, realizar los controles en la jurisdicción y por último, sancionar. “Lo que más nos importa, por más que muchos digan que es una muletilla o que es recaudatorio, es la concientización de que hay que cumplir la norma”, aseveró, y sostuvo que los operativos con buenos resultados son aquellos en los que supervisan gran cantidad de vehículos y no se detectan faltas porque los conductores respetan la ley.
Para finalizar, manifestó que “el Estado municipal, lo que tiene que hacer en su partido es controlar, y lo hace, lo que pasa es que es un paliativo a la hora de las decisiones de terminar con la problemática. Tendría que haber balanzas fijas en cada ciudad y trabajando las 24 horas del día”.
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios