Enfoque: Candidatos, encuesta y estrategias
Todos los actores y sus colaboradores coincidieron en que difícilmente un programa televisivo pueda cambiar el rumbo, a no ser que sucediera alguna contingencia fuera de libreto entre los competidores, empero, ninguno de los postulantes parece encarnar ese perfil y la realidad lo corroboró. Si hasta el candidato del Frente de Izquierda pareció acomodarse a la docilidad del resto de los competidores.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailMás allá de la plausible sana convivencia política, ninguno buscó destacarse sobre el resto sino más bien focalizó en su perfil y sus propuestas, sin intenciones de dejar mal parado a su contrincante. Apenas algunos encontronazos entre Magnasco y Bossio subieron en algo la temperatura, lo que no hizo más que evidenciar la estrategia lunghista: polarizar la elección. Y así el concejal y productor lechero escuchaba a los colaboradores y direccionaba todo su arsenal contra el candidato kirchnerista, quien con sus armas respondía y plasmaba sus ideas.
Más o menos claro el escenario electoral, porque incluso hasta antes de iniciar el programa ya se habían encargado de ventilar la última encuesta de la reconocida consultora Survay, que habla que a diez días de la elección Magnasco se posiciona con un 38,1 por ciento, lo sigue Bossio con un 26,5, detrás Ersinguer con un 20,1, Bracciale 9,5 y Olivera con un 5,9. Dichos datos se proyectaron eliminando los blancos, impugnados y los que no respondieron o aún no saben a quién votar.
En consecuencia, se estima que la distribución de concejales sería cuatro bancas para el FAP, tres para el FPV y dos para Frente Renovador, quedando una banca a definir.
En ese tránsito, las fuerzas políticas además de su trabajo en el terreno reconocen estar más atentos a lo que depare las candidaturas nacionales. Esto es: hasta donde llega la suma de votos de Massa e Insaurralde, y hasta donde sus respectivos candidatos locales (léase Ersinger, Bossio) retienen de ese caudal.
Demás está decir que, como ha ocurrido en sucesivas elecciones de la última década, el radicalimo vernáculo ha ganado por su cosecha propia y ha levantado al candidato nacional, contrariamente al resto de los competidores.
Precisamente la necesidad de polarizar del radicalismo deviene en hasta dónde es el techo de Ersinger, quien de retener más del 50 por ciento de los votos massistas va en detrimento de Magnasco, ya que comparten el mismo perfil de votante.
También el bossismo está atento al candidato Pro, siendo que al retener más del 80 por ciento del voto de Insaurralde, especula que Ersinger le reste votos al radicalismo y así se achica la brecha.
En eso andaba la casta política entonces, entre exposiciones y especulaciones frente y detrás de las cámaras. Queda poco para las urnas y la suerte parece estar echada, sólo ellos y las circunstancias sabrán ratificar o rectificar el rumbo.
Sobre el autor
Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios