Entre malones y pactos de paz nace la idea de fundar Tandil
A partir de 1820, Martín Rodríguez inició su gobierno con la idea de asegurar la paz con los caciques en este lado de la frontera. Pero algunos equívocos hicieron que la zona se convirtiera en un polvorín. Así surgió la iniciativa de establecer un fuerte entre las sierras.

Desde el comienzo de los tiempos, ya sea por los primeros humanos que llegaron a esta zona y utilizaron las sierras como canteras para la fabricación de sus herramientas talladas en piedra; o por los pueblos indígenas que se establecieron después al hallar un hábitat propicio en el cual prosperar, las serranías y los valles tandilenses siempre estuvieron en la mira de todos.
Recibí las noticias en tu email
Accedé a las últimas noticias desde tu emailPor cierto, los españoles no fueron la excepción, y así lo reflejan los distintos testimonios dejados por viajeros exploradores que cumplían un rol determinado –desde militares hasta religiosos–, que en sus informes resaltaban las bondades de estas tierras situadas más allá del río Salado, y que estaban ocupadas por aborígenes, especialmente mapuches, pampas y tehuelches septentrionales.
El interés continuó luego de la Declaración de la Independencia, y se fortaleció cuatro años después, cuando el 26 de septiembre de 1820 la Junta de Representantes de la provincia de Buenos Aires nombró gobernador a Martín Rodríguez, quien acompañado por su ministro de gobierno Bernardino Rivadavia, contaba con el apoyo de los estancieros y de los sectores sociales medio-alto y alto de la ciudad.