Eugenio Curatola y sus cómplices serán llevados a juicio oral el año próximo
El empresario Eugenio Curatola, procesado y detenido por haber cometido la mayor estafa extrafinanciera de los últimos años a través de falsas inversiones, parte de su familia y sus socios serán sometidos a juicio oral el año próximo, informaron fuentes judiciales.
El debate se efectuará por orden de la sala I de la Cámara del Crimen, que en los últimos días confirmó la ampliación de los procesamientos de tres de los imputados y orden al juez de la causa, Mariano Scotto, que apure los plazos para cerrar la instrucción del expediente, en el que se investigan unos 300 casos.
En la resolución, los camaristas Jorge Rimondi, Gustavo Bruzzone y Alfredo Barbarosch expresaron que “frente a la cantidad de casos que quedarán pendientes de investigación y máxime cuando uno de los imputados se encuentra detenido (Curatola) pareciera prudente y adecuado ya ir concluyendo la instrucción”.
“El objetivo de pretender agotar la totalidad de las maniobras denunciadas para recién allí proceder a clausurar esta etapa representa un criterio equivocado que atenta contra la rapidez y eficaz marcha del proceso penal”, remarcaron.
Según explicaron fuentes ligadas a la causa, en este primer juicio se juzgará a Curatola, a su esposa, sus dos hermanos, su yerno y todos los representantes que el empresario tenía en el interior del país, con lo que suman 22 imputados.
Todos está acusados de integrar una asociación ilícita que lideraba el empresario, a quien por ahora se le probaron unos 250 casos de estafas reiteradas, pese a que se determinó que firmó 11 mil contratos que fueron secuestrados en el country donde vivía en la localidad bonaerense de Hudson.
Una de las damnificadas por Curatola es la médica anestesista María del Carmen de los Santos Pavicich, quien cuando descubrió que había sido estafada hasta viajó a Panamá para tratar de recuperar su dinero y reunió pruebas que aportó al caso.
La abogada Mariana Guerrero explicó que su clienta “es la primera querellante que se presentó en la causa y busca una condena contra Curatola y sus cómplices”, a los que calificó como una “banda”.
Guerrero dijo que en su última indagatoria, Curatola declaró: “Yo me hago responsable de todo” con “la intención de destruir la asociación ilícita y salvar especialmente a su familia, pero la sala I lo descartó y decidió que todos vayan a juicio por esa figura”.
La letrada destacó que “ante la complejidad de esta causa, que acumula cientos de documentos, fue muy importante la labor del juez, el fiscal Marcelo Solimine y el fiscal general Fabián Cliz, quienes pusieron todos los recursos que tenían para sacar este expediente adelante”.
Guerrero estimó que el juez adoptará las últimas medidas antes de fin de año y en febrero le estará dando vista a las querellas para elevar la causa a juicio, por lo que se mostró confiada en que para abril ya estará sorteado el tribunal oral que intervendrá en el caso.
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Accedé a las últimas noticias desde tu emailEn plena crisis
En 2001, Curatola -ex vendedor de seguros- formó la empresa que lleva su apellido para asesorar a gente interesada en inversiones con brokers del exterior y tuvo una avalancha de clientes.
Algunos aprovecharon esta oferta para retirar dinero del país en plena crisis por el corralito financiero y se abrieron cuatro oficinas en la Capital Federal y al menos veinte en el interior.
Al comienzo, los clientes recibían ganancias fabulosas (del 100 por ciento) a través del broker estadounidense FXCM, pero a fines de 2003 éste dejó de operar con Curatola y apareció en escena otro, llamado Forexvan, de las Islas Vírgenes.
Desde entonces, Curatola comenzó a pedir a los clientes que depositaran su dinero en el Commercial Bank de Bermudas y si bien al principio seguían cobrando dividendos, en febrero de 2004 ya no pudieron retirar ni un centavo más.
En la causa se determinó que el empresario era titular de la empresa Vaderbilt (con sede en Panamá), desde donde se habrían realizado las maniobras.
También se reunieron elementos que confirmaron que Forexvan pertenecía a Curatola y que para que los clientes no sospecharan abrió “oficinas virtuales” en distintas ciudades del mundo, entre ellas Londres, Tokio, Sidney, Shangai y Luxemburgo.
Entonces, si algún inversor llamaba a esas supuestas sucursales, un empleado decía pertenecer a Forexvan y nadie dudaba de la existencia del fondo de inversión.
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