Falleció Osvaldo Gutiérrez, un dirigente radical con trayectoria
Ayer por la tarde, de manera repentina y a los 82 años, murió el doctor Osvaldo Gutiérrez, padre de la actual concejal por el radicalismo Carolina Gutiérrez. La triste noticia conmocionó a los militantes que se reunieron anoche y que solían encontrarlo en la casona de calle Mitre, compartiendo charlas con Hugo Buzzo, Héctor Equiza y Juan Boltiansky, entre otros amigos.
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Había nacido el 4 de enero de 1934. Cursó los estudios secundarios en el colegio San José. Después, estudió Derecho en la Universidad de La Plata, donde también se hizo fanático de Gimnasia y Esgrima. Allí frecuentaba el café El Parlamentario, el espacio indicado para hablar de política -militaba en agrupaciones estudiantiles de tinte socialista- y de fútbol, ya que seguía al Lobo platense.
Cuando se recibió, regresó a Tandil y comenzó a trabajar en el estudio jurídico de los hermanos Pugliese. En ese ámbito discutía de política con sus colegas radicales. Posteriormente, abrió su propia oficina.
Durante los duros tiempos de la última dictadura militar, tuvo un activo desempeño como abogado en defensa de los presos políticos de Tandil y de los derechos humanos. Esa tarea lo encontró trabajando codo a codo con Carlos Alberto Mercader, Juan Carlos Pugliese (padre) y Victorino Pugliese.
En 1983, con el retorno al orden democrático, se afilió a la Unión Cívica Radical y desde entonces mantuvo su rol de militante. El doctor Gutiérrez integró la comisión directiva del partido y fue concejal entre 1983 y 1985. Además, desempeñó el cargo de secretario de Turismo durante la gestión del intendente Américo Reynoso, entre 1985 y 1987.
También trabajó como jefe del Registro Civil de Villa Italia, durante muchos años fue profesor de la Escuela Técnica 1 “Ingeniero Felipe Senillosa” (hoy Técnica 2) y fue presidente de la Liga Tandilense de Fútbol.
En 2013, en ocasión de una entrevista con El Eco de Tandil junto a su amigo, el peronista Enrique Pizzorno, decía: “La violencia la rechazo en cualquier cosa y en la disputa ideológica se puede pensar distinto a través del discurso, pero que no pase de ahí. Cuando llega a la violencia, a la agresión, ya no es pensar distinto. Es otra cosa, es volver a las cavernas. Entre personas civilizadas se puede discrepar, pero suavemente”.
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