Feria artesanal: cada puesto, una historia
Hace seis años Agustina Rothstein se especializó en el arte del macramé: la técnica de trenzar hilo encerado con diseños decorativos utilizando además semillas y piedras pequeñas. ?Estoy aquí como visitante hace un mes porque aunque soy nacida en Tandil, viajo mucho y esta es la primera vez que decidí instalarme en un puesto fijo ?explicó y prosiguió-. Trabajo todo el tiempo con mis artesanías y no necesito ningún taller. Hay temporadas que son mejores que otras y por eso me muevo constantemente. En este ámbito es todo relativo, uno tiene que dedicarse y trabajar duro para tener un sueldo como cualquier otro. Si se esfuerza, se puede vivir tranquilo?.
?Empecé de casualidad ?recordó-. Queríamos irnos de viaje con dos amigas pero no había plata, y tuvimos la suerte que una de ellas sabía hacer trenzas y así empezamos. En el camino fuimos aprendiendo con gente muy amable, dispuesta a ayudar?.
Además, aseguró que ?en Tandil hay artesanos muy reconocidos que la gente busca por su antigüedad o prestigio. Angus, por ejemplo, es uno de los más solicitados en esta feria por sus trabajos y arreglos de platería?. Y agregó: ?Incluso una chica que empezó acá se puso un local de tallado de madera. Por otro lado, se vende en internet o en locales que uno haya trabajado y sigan pidiendo. Hay miles de maneras de sobrevivir, sólo hay que saber buscar?.
Sin embargo, expuso que como todo trabajo tiene sus lados positivos y negativos. ?Nuestra posición es difícil porque mucha gente sigue pensando que somos unos vagos y no tenemos ganas de trabajar. Tienen prejuicios sin saber, incluso mis padres los tenían pero finalmente han visto mi progreso y se han asombrado, ahora manejan otro concepto ?contó-. La gente no se da cuenta de lo que rinde la artesanía y la libertad que te da. Hacer lo que te gusta donde y cuando querés. Hay muchas personas que se interesan en saber quienes somos, por más que no compren nada. Ese momento en que alguien pasa y se frena sólo con ganas de hablar es único?.
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Patricia Latú de Chantada hace un año y ocho meses que trabaja en esa plaza con porcelana fría y crochet, y cree que su testimonio es diferente al de muchos artesanos. ?Aquí encontré algo que me estaba faltando. Perdí un hijo en un accidente (la tragedia de La Elena) y a los cuatro meses me vine a la feria para poder salir adelante. Emocionalmente me sirvió un montón, no tanto por la necesidad del dinero sino por como me trató el grupo y me contuvo en un momento tan difícil?.
?Estar acompañada ?prosiguió- me sirvió mucho y cada puesto es una historia distinta. La mía empezó hace un año y ocho meses con un fin: seguir luchando?.
Luego, se animó a explicar como funciona el emprendimiento: ?Arrancamos todos los días desde las 9 del sábado con el armado de los puestos hasta las 22. En verano son 12 horas de corrido y vivimos gracias al turismo. Tenemos también los fines de semana largos donde las ventas mejoran e incluso hay quienes al otro día no pueden venir porque ya vendieron todo lo que tenían para ofrecer y deben preparar más. Bijou y macramé siempre son los más pedidos, aunque aquí hay para todos los gustos: cuchillos, cueros, maderas, sahumerios?.
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Más de 142 años escribiendo la historia de TandilEste contenido no está abierto a comentarios