Firpo, sin guantes
Es probable que luego de conocer a fondo la vida de Luis Angel Firpo, recién ahora haya encontrado una certera definición de su talento para generar dinero. Lo definió un periodista norteamericano llamado Ring Lardner: ?Firpo, parsimonioso en una escala heroica fue el genio solitario financiero más espectacular y excepcional que el boxeo haya conocido alguna vez.?
En una charla que sostuvo con Gene Tunney, el vencedor de Dempsey, le preguntó si era cierto ?estamos por el año ?30- que su fortuna llegaba a los diez millones de dólares. La contestación del argentino fue: ?De ninguna manera, apenas serán cinco?. En esa década fue considerado el boxeador retirado de mayor fortuna del mundo.
En Estados Unidos se lo tenía por un verdadero tacaño, pues luego de ganar quinientos mil dólares, seguía usando el mismo traje y sombrero de hacía un año. Quienes tuvieron oportunidad de tratarlo de cerca, Roberto Mezzadra y Daniel Perícoli son coincidentes con los comentarios del norte. En cambio hay otros que simplemente aseguran que Firpo era ?austero?, que no le interesaba la ostentación. Su carácter era introvertido, de pocas palabras, debido a un evidente ceceo que trataba de ocultar. Aparentemente, una sola vez se dio el gran gusto en la Costa Azul y en París, donde durante toda su estadía tuvo una mesa reservada en el cabaret El Garrón y donde casi se trenza a golpes con George Carpentier, por un gesto ?que Firpo tomó como una falta de respeto- hacia una dama que lo acompañaba.
Una faceta poco conocida de Firpo es que a pesar de su fama de tener ?cocodrilos en los bolsillos? nunca dejó de ayudar a quien lo necesitara. Vittorio Campolo que se estaba fundiendo con su frigorífico en Quilmes, pudo salvarse gracias a que Firpo le envió su hacienda para faena a pagar cuando pudiera. Otro hecho poco conocido, es el de Jack Dempsey. Cuando vino a la Argentina en 1954 el norteamericano estaba pasando una situación económica comprometida. Luego de un gigantesco asado en su honor, Firpo le entregó un sobre con la condición de que lo abriera al llegar a Estados Unidos. Adentro había veinte mil dólares y una esquela que decía: ?Una pequeña muestra de nuestra amistad, de un viejo amigo a otro?.
Ese olfato de Firpo para los negocios nació con él. Ya a su vuelta de Chile, donde había realizado varias peleas, se dice sin seguridad, que invirtió sus ganancias para traer porotos a la Argentina. Poco tiempo después instaló un criadero de patos. Un notable periodista le preguntó cuál era el negocio con esas aves. Quedó asombrado ante la catarata de números; los que producía cada país, el costo de manutención, los diferentes precios en distintas partes y un sinnúmero de detalles. Firpo nunca hizo números en el aire. Su intuición, la fe y terquedad fueron los aliados de sus triunfos económicos. Cada uno de sus movimientos era el escalón para el siguiente, que por supuesto ya lo tenía en mente.
Cuando debutó en Estados Unidos frente a Sailor Maxted, un fornido pegador al que se conocía como el ?Derribador de Esperanzas?, tomó los ciento treinta dólares de su bolsa y se los entregó a un camarógrafo para que filmara la película que luego vendería en Argentina. Ganó por nocaut. En el boxeo amasó una inmensa fortuna y fue probablemente el primer deportista que creó su ?merchandising? llamado Firposports vendiendo revistas, indumentaria y todo lo atinente a su carrera boxística.
En su periplo estadounidense tomó contacto en Indianápolis con la fábrica de automóviles Stutz. A su regreso al país era el agente oficial. No conforme, a su negocio le agregó dos importantes marcas más de automóviles. Al poco tiempo había copado el mercado, construyendo talleres, concesionarias, salones de venta y exhibiciones y entregó sus coches para que participaran en competiciones de carreras. Hasta el mismo Raúl Riganti fue piloto de uno de sus autos ganando en Morón. Luego tuvieron una discusión que resquebrajó un tanto la amistad. En una oportunidad, cuando Riganti, corriendo para otra marca venció al Stutz llamado ?El Halcón Negro?, el popular ?Polenta? se estacionó frente a su concesionaria y lo llamó a bocinazos. Cuando Firpo salió, le tiró unas pluma de pollo a la vez que le decía: ?Esto es lo que quedó de su Halcón, era una gallinita, nomás?.
Firpo hizo fortuna como boxeador, criador de aves, terrateniente, productor cinematográfico y, además, como todo gran negociante, hizo jugosos negocios en la bolsa de valores.
Hombre de inmensa fortuna, sí. ¿Tacaño o austero?
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